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Javier Manrique

De El día de la bestia a Camera Café: la vida de Javier Manrique, el versátil actor que brilló desde la discreción

Con más de tres décadas dedicadas a la interpretación, Manrique fue una figura respetada por su versatilidad, compromiso y presencia en series emblemáticas de la ficción española

De El día de la bestia a Camera Café: la vida de Javier Manrique, el versátil actor que brilló desde la discreción
Con más de tres décadas dedicadas a la interpretación, Manrique fue una figura respetada por su versatilidad, compromiso y presencia en series emblemáticas de la ficción españolaMi gran noche (Universal Spain)

Javier Manrique nació en Lima, Perú, el 27 de noviembre de 1968, aunque desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en España, donde se convirtió en un rostro habitual de la televisión, el cine y el teatro. Desde joven mostró una inclinación natural hacia las artes escénicas, lo que lo llevó a formarse en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) de Madrid, una institución que ha dado forma a algunos de los grandes nombres de la interpretación en el país.

Su carrera comenzó en los años ochenta en el circuito teatral independiente, donde se ganó el respeto de la crítica por su dominio del texto y su sensibilidad interpretativa. Obras como La Fundación de Buero Vallejo y El Jardín de los Cerezos de Chéjov marcaron sus primeros pasos sobre las tablas, y su fidelidad al teatro nunca desapareció, incluso cuando la televisión le ofrecía mayor visibilidad.

En la pequeña pantalla, Javier Manrique se convirtió en un rostro familiar para millones de espectadores. Participó en algunas de las series más emblemáticas de la ficción española, como El Comisario, donde interpretó al inspector Gutiérrez, un personaje secundario pero clave en la evolución de la trama. En Hospital Central, dio vida al doctor Salgado, un médico veterano que aportaba humanidad y experiencia al equipo. También apareció en Cuéntame cómo pasó, Amar en tiempos revueltos y en la popular comedia Camera Café, donde interpretó a Lorenzo, el ordenanza del edificio. Aunque su papel era episódico, su personaje aportaba un toque absurdo y entrañable que conectó con el público, consolidando su presencia en el imaginario televisivo español.

En el cine, Manrique participó en películas como La caja 507 de Enrique Urbizu y Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa. También formó parte del reparto de The Machinist, la producción internacional rodada en España junto a Christian Bale, donde asumió un papel breve pero intenso. Aunque sus intervenciones en la gran pantalla eran discretas, su presencia era siempre sólida, creíble y necesaria.

Fuera de los focos, Javier Manrique era un hombre comprometido con el acceso a la cultura. Impartió talleres de interpretación en barrios periféricos de Madrid y colaboró con asociaciones que promovían el teatro como herramienta de inclusión social. Su visión del arte como vehículo de transformación lo llevó a apoyar a jóvenes actores y a defender el valor del oficio con humildad y rigor.

Compañeros de profesión lo recuerdan como generoso, riguroso y profundamente humano. La actriz María Galiana, con quien compartió escenario en varias ocasiones, lo definió como “un compañero que nunca buscaba protagonismo, pero siempre elevaba la escena”. Javier Manrique fallece dejando tras de sí una carrera sólida, construida con constancia, talento y respeto por el oficio. Su legado vive en cada personaje que interpretó, en cada espectador que lo vio y en cada joven actor que lo tuvo como referente. El teatro y la televisión española pierden a uno de sus pilares silenciosos, pero imprescindibles.