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El doble filo de la Inteligencia Artificial en la batalla política

Varios vídeos generados con esta nueva tecnología han irrumpido en el panorama político: ¿estamos ante un avance vanguardista o un peligro para la credibilidad de los partidos?

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Ha sido la primera gran batalla pop de la era de la Inteligencia Artificial. El Partido Popular publicó el vídeo «La isla de las corrupciones», donde Ábalos, Koldo y Aldama –entre otros iconos socialistas– aparecen como concursantes del programa «La isla de las tentaciones», pero asociados a los distintos casos judiciales en los que están involucrados. El gobierno de la República Dominicana protestó el vídeo y el partido lo retiró. También desde el PP se compartió el pasado 8-M el vídeo «La manifestación que no vas a ver hoy», que satiriza la hipocresía de la izquierda con el feminismo, dando protagonismo a Monedero y Errejón, sobre los que planean denuncias de agresiones sexuales. Ábalos, además, aparecía junto a Pedro Sánchez, exhibiendo un catálogo de mujeres.

Como era de esperar, el campo de la izquierda no tardó en responder con un vídeo donde se recordaba el viaje en barco de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado o las muertes en residencias de la Comunidad de Madrid en la época del coronavirus. ¿Estamos ante una revitalización pop de la batalla política o ante una imprudente bajada al barro? El tertuliano Ramón Espinar, exalto cargo de Podemos, explicaba en un programa de Cuatro que esta tendencia a «echar mierda» unos encima de otros solamente favorece a la antipolítica y a quienes defienden el «todos los partidos son iguales», así que podríamos estar ante un autosabotaje inconsciente. Por supuesto, los vídeos políticos con IA también han causado polémica fuera de nuestras fronteras. Uno de los más comentados imagina de manera grotesca cómo sería Gaza si Trump hubiera cumplido su bravata de convertirlo en una zona turística con resorts. El presidente de EE UU aparece junto a Nethanyahu tomando el sol en bañador, mientras Elon Musk disfruta de una lluvia de billetes. Otro vídeo de alta calidad, que muchos internautas tomaron por real, muestra a celebridades estadounidenses –desde Steven Spielberg a Scarlett Johansson, pasando por Mark Zuckerberg– luciendo camisetas de «F**k You Kanye» («Jódete, Kanye») después de que el rapero afroamericano Kanye West airease a los cuatro vientos sus simpatías por el nazismo en un bombardeo de tuits (más tarde se retractó). Estamos solo en el aperitivo, ya que la inteligencia artificial se encuentra en las fases iniciales de su desarrollo.

Jorge San Miguel, asesor político y miembro de la Fundación Reformismo 21, comparte su visión del asunto: «Creo que nos estamos centrando en la IA como generadora de imágenes, tanto los últimos vídeos en España como el célebre de Trump en Gaza. Me parece el aspecto menos interesante: aunque reduce mucho los costes, no es tan distinto de lanzar un vídeo con imagen real. Con la tecnología hay muchas inercias y falta reflexionar. Recordemos el ejemplo de Twitter y sus ‘‘políticas del zasca’’. Mi sensación es que se consume demasiada energía y recursos en acciones con escaso retorno, o incluso con retorno negativo», advierte. «La generación de imágenes con IA tiene un punto cutrillo, como de comunicación boomer, que no digo que no tenga su público, pero es lo menos estimulante», añade.

Ahorro de costes

Más allá de las imágenes, San Miguel encuentra utilidad a la IA en tareas como «el análisis de datos, la segmentación y la microsegmentación». Esta nueva tecnología facilita la distribución de mensajes a nichos de votantes de distintos tamaños, «ahorrando horas e incluso días a un asesor», además de permitirles trabajar con datos fiables en vez de con «la intuición de la que tanto tirábamos antes, que nos llevaba a errores». Aparte de la comunicación y la mercadotecnia, la IA tiene muchas posibilidades en el ámbito del diseño y la aplicación de las políticas públicas», destaca. Resumiendo: la parte más útil de la Inteligencia Artificial no está en la creación de imágenes impactantes que puedan volverse virales, sino en la cantidad de trabajo que ahorra y en cómo aumenta las certezas a la hora de controlar la eficacia de una acción política aplicada a un lugar concreto. De esto apenas se habla en los medios.

Abelardo Bethencourt, cofundador de la agencia de comunicación Ernest y con una larga experiencia en campañas electorales, coincide en que es un error centrarse en las herramientas. «Preguntar por los vídeos realizados con IA, en general, es como preguntar qué se opina sobre el uso de lonas exteriores, las banderolas o las cuñas de radio. En política, lo importante no es el medio sino lo que la audiencia piensa o siente al ver el contenido. La pregunta es si un contenido consigue generar simpatía hacia el propio o antagonismo hacia el adversario. Si nos referimos a los últimos vídeos, mi opinión es que han tenido un gran impacto, pero principalmente entre un electorado ya convencido. Estas piezas refuerzan las ideas entre los propios seguidores, con poca capacidad de ‘‘cruzar’’ la frontera ideológica e influir en votantes indecisos o contrarios. Dado que el electorado de derechas ya está muy movilizado, esta comunicación no parece aportar un gran cambio en el panorama».

Manipulación masiva

En el lado negativo, la alta definición de las imágenes es el aspecto más problemático, al menos en el campo de la deontología. «Plantea un peligro evidente. El realismo que se logra con estas herramientas puede llevar a confusiones y provocar que alguien, en algún momento, crea que algo que no ocurrió realmente sí llegó a suceder. Esto nos adentra en el debate sobre la manipulación y la posverdad, que es un reto que como sociedad debemos afrontar», advierte. ¿Podría poner un ejemplo? «Recuerdo cuando el jefe de prensa del PSOE publicó una imagen generada con IA sobre las manifestaciones frente a la sede de su partido, jugando con la ambigüedad de su veracidad. Ese tipo de acciones pueden resultar peligrosas y debemos mantenernos vigilantes para evitar que se conviertan en una herramienta de manipulación masiva», explica Bethencourt.

Se refiere a un imagen creada con IA que mostraba a manifestantes contra la amnistía en la calle Ferraz en actitudes claramente agresivas, pegados a las vallas policiales (en realidad, no hubo violencia frente a la sede del PSOE). La falsa foto fue difundida en noviembre de 2023 por el director de comunicación del PSOE, Ion Antolín, el mismo día que estaba anunciada una concentración frente al cuartel general de su partido. La respuesta de los internautas fue rápida y masiva, con cientos de comentarios de reproche y una «nota de comunidad» de Twitter poniendo contexto. Criminalizar a los ciudadanos que protestan contra tus políticas no parece una estrategia muy eficaz para hacer frente al descontento, de hecho, solo consiguió excitar más los ánimos de la orilla contraria, además de desacreditar la estrategia gubernamental de denunciar los bulos en la esfera pública. El mejor efecto que puede tener la Inteligencia Artificial es animar a los ciudadanos a estar más alerta sobre los contenidos que consumimos y enseñarnos a no dar por hecho que todo lo que compartan las élites políticas y económicas es necesariamente real.