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Fuga de Varennes: el plan de huida que casi salvó a Luis XVI de la guillotina

Junto a María Antonieta y sus hijos, el monarca estuvo en plena revolución a tan solo 50 kilómetros de escapar de Francia y cambiar el rumbo de la historia
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Desde que se produjera el asalto al Palacio de Versalles el 6 de octubre de 1789, las recomendaciones de huir del país hacia la familia real francesa fueron numerosas. Luis XVI decidió trasladarse con María Antonieta y sus hijos al palacio de las Tullerías, en el centro de París, donde residieron un tiempo bajo vigilancia de la Guardia Nacional. Cuando en abril de 1791 los reyes tuvieron un amago de salir de su nuevo hogar hacia su residencia campestre de Saint-Cloud, se vieron envueltos de una multitud que impidieron dicho movimiento con insultos y presiones. Una situación que acrecentó el número de personas que les aconsejaron que dejaran el país, y por la cual se puso en marcha el plan conocido como “Fuga de Varennes”.
Se trataba de un proyecto ideado por el aristócrata sueco Hans Alex de Fersen, en el que la familia real francesa se disfrazaría con el fin de escapar, viajando de noche de incógnito hasta la ciudad fronteriza más próxima. La meta era, por tanto, Montmédy, a unos 287 kilómetros al este de París, frontera actual con Bélgica. Con esto, y tras unas 20 horas de viaje, Luis XVI estaba decidido a realizar una proclama en contra de la Revolución Francesa y sus tensiones que, entonces, estaban instauradas en el país vecino. Todo ocurrió en la noche del 20 al 21 de junio de 1791, cuando, a las dos de la madrugada, Luis XVI, María Antonieta y sus hijos se reunieron para embarcarse en este plan de huida. La discreción, no obstante, no estaba servida, pues utilizaron para el viaje un lujoso vehículo, donde entraban incluso baúles repletos de ropa, vino y todo tipo de necesidades.
La desaparición de los reyes fue descubierta a las ocho de la mañana de aquel 21 de junio. El rey había dejado por escrito una declaración en la que denunciaba los abusos sufridos por parte de los revolucionarios y explicaba las razones de su huida. Una vez lo descubrieron, se ordenó el arresto de todo aquel que intentase abandonar Francia. Pese algunas dificultades propias del camino, los reyes consiguieron avanzar gran parte del trayecto, aunque no pudieron completarlo. La familia real fue reconocida por un ciudadano que vio parecido el rostro de Luis XVI con el de unas monedas, y fueron detenidos y arrestados en Varennes-en-Argonne, por lo que regresaron a París, donde llegaron el 25 de junio.
De no haber sido por esta huida fallida, el rey Luis XVI se habría salvado de lo que le deparaba el destino meses después: el 10 de agosto de 1972, tras proclamarse la República y ser encerrados los monarcas en el Temple, el rey sería juzgado por traición, condenado a muerte y ejecutado en la guillotina el 21 de enero de 1793. Tiempo después, María Antonieta sería también ajusticiada, el 16 de octubre de 1793. Estuvieron a tan solo 50 kilómetros de haber cambiado el rumbo de la historia de Francia.