Historia

El empalamiento: así es el método de tortura casi tan antiguo como la propia historia

Aunque Vlad el Empalador llevo el sadismo del empalamiento a su máximo esplendor, no fue él quien lo planteó por primera vez

El empalamiento es un método de ejecución que consiste en clavar -literalmente- a un humano a una estaca o una lanza
El empalamiento es un método de ejecución que consiste en clavar -literalmente- a un humano a una estaca o una lanzacommons.wikimedia

El debate hoy se centra en la moralidad o inmoralidad de la pena capital, así como en su utilidad a la hora de disuadir al resto de la sociedad de acometer los crímenes más atroces y crueles. Sin embargo, no hace tanto tiempo… la pena de muerte ni siquiera estaba en cuestión. La discusión se centraba en cómo debía llevarse a cabo la ejecución, no en si esta debía realizarse o no.

En este debate existían dos posiciones enfrentadas. Por un lado, estaban aquellos que defendían que la muerte debía ser rápida e indolora, y además preservar la dignidad del condenado. Y por otro lado estaban aquellos que creían que la ejecución no solo debía castigar al condenado, sino también servir como ejemplo para otros mediante su tormento. Por lo que no sólo debía acabarse con la vida del condenado, sino infringirle el mayor daño y crueldad posible.

Captura de pantalla de la película "El huerto del francés", del año 1978, donde se ilustra la ejecución por garrote vil
Captura de pantalla de la película "El huerto del francés", del año 1978, donde se ilustra la ejecución por garrote vilLa Razón

Esta idea es la que sustenta el uso de métodos de ejecución como la crucifixión, la muerte por ebullición o el desollamiento, por ejemplo, que no sólo sirven para ajusticiar al condenado, sino también para torturarlo y humillarlo. Cuando una persona es condenada a morir con cualquiera de estos métodos, su sufrimiento no termina en un instante, como podría ocurrir con otros métodos más “humanos” como el fusilamiento, el garrote vil o la inyección letal. Es un martirio lento e indescriptiblemente intenso. Hoy vamos a hablar de uno de los métodos de ejecución y tortura más terribles de la historia: el empalamiento.

Desde Drácula hasta Hamurabi

El novelista irlandés Bram Stoker fue el primero en imaginar a ese espeluznante hombre inmortal que bebe sangre y se convierte en murciélago. Su primera aparición fue en el libro “Drácula”, publicado el 26 de mayo del año 1897. Stoker basó su novela en el príncipe Vlad III de Valaquia, originario de Rumanía, a quién apodaban Vlad El Empalador… por razones obvias.

El personaje histórico no era un vampiro. Pero sí fue tan cruel, despiadado y prolífico con quienes se enfrentaron a él como lo habría sido un vampiro. Las estimaciones sobre el número de víctimas de Vlad el Empalador son inexactas y conjeturales, pero algunos expertos han llegado a calcular hasta las 100.000 almas empaladas.

El empalamiento es un método de ejecución que consiste en clavar -literalmente- a un humano a una estaca o una lanza. En ocasiones el empalamiento se hacía atravesando el torso, aunque en otras se introducía a través del ano o la vagina. En cualquiera de los casos, la muerte esta asegurada… y el precio por desobedecer siempre quedaba claro. Sobre todo, porque los muertos solían colocarse a las puertas de las ciudades, infundiendo el miedo y el terror de cualquiera que osase mirar.

El Código de Hammurabi establecía el empalamiento como castigo para las mujeres que asesinasen a sus mujeres
El Código de Hammurabi establecía el empalamiento como castigo para las mujeres que asesinasen a sus mujerescommons.wikimedia

Ahora bien, aunque el príncipe rumano llevo el sadismo del empalamiento a su máximo esplendor, no fue él quien lo planteó por primera vez. Para encontrar los primeros casos de ejecuciones realizadas por empalamiento debemos remontarnos hasta los tiempos de los asirios, quienes lo utilizaban como arma de guerra, para desmoralizar y aterrorizar a sus enemigos.

No obstante, la primera vez este método de ejecución estuvo reglamentado fue en los tiempos de Hammurabi, en torno al siglo VIII aC.. Tal y como refleja en el código babilónico, el empalamiento estaría reservado -únicamente- para las mujeres que fuesen condenadas por matar a su esposo. Este método se ha utilizado frecuentemente a lo largo de la historia. De hecho, la última vez que se usó fue durante el genocidio armenio por el gobierno otomano, entre 1915 y 1923.