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Los museistas canarios piden de vuelta a la momia guanche si van a arrumbarla en un almacén
La instrucción dada por el Ministerio de Cultura de retirar los restos humanos de los museos estatales conduce a la pregunta de si es ético exhibir los mismos
Cuando uno entra en la sala Verneau del Museo Canario, es difícil que no se sienta abrumado: parece que le miran desde el pasado cientos de ojos vacíos y que el crujir del suelo de madera, decimonónico, va a molestar a los que allí reposan. Le rodean cráneos y momias de personas de una cultura que desapareció hace sólo 500 años, sin dejar una sola pieza escrita.
¿Es ético exhibir restos humanos en un museo, aunque sea de Prehistoria o Arqueología? ¿O de Antropología, incluso? ¿En qué se diferencian esos restos de las reliquias de un santo expuestas en una catedral? ¿Es más respetuoso para la cultura a la que representan esos vestigios humanos retirarlos de la vista del ciudadano común?
Son preguntas que suscita lainstrucción dada por el Ministerio de Cultura a los 16 museos nacionales de que retiren de sus exposiciones, con carácter general, momias, cráneos y restos humanos de todo tipo, para "salvaguardar la dignidad de esas personas". No vincula al resto de centros culturales del país si no son de titularidad estatal, pero impacta de forma directa, por ejemplo, sobre el Museo Arqueológico Nacional, el Antropológico o Altamira.
Como la decisión ha tenido una primera consecuencia práctica de hondo calado en Canarias, retirar a un almacén del Museo Arqueológico Nacional la momia guanche mejor conservada del mundo, la del barranco tinerfeño de Erques, la Agencia EFE ha preguntado al respecto a los dos grandes custodios del legado arqueológico prehispánico de las islas: el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria y el Museo de la Naturaleza y Arqueología de Santa Cruz de Tenerife.
Sobre la cuestión planea otro factor: la reclamación del Cabildo de Tenerife de que regrese a la isla esa momia, descubierta en 1763 en el barranco que le da nombre junto a cientos de 'xaxos' guanches más, en una cueva cuya ubicación exacta hoy sigue siendo un misterio, la 'Cueva de las Mil Momias'. Es una cuenta pendiente antigua, pero que el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife han reactivado con fuerzas renovadas en vista del destino que le espera en Madrid.
Porque, para la presidenta tinerfeña, Rosa Dávila, "es inadmisible", "una ofensa para todos los canarios", que un símbolo de la cultura canaria aborigen de ese valor quede relegado a un almacén.
El director del MUNA, el centro del Cabildo de Tenerife cuya colección encabezaría la momia de Erques de ser devuelta a Canarias, no llega a emplear esos calificativos, pero lo tiene claro: "No se pueden esconder esos restos, le guste o no al Ministerio", dice Conrado Rodríguez. Más contundente aún es el presidente del Museo Canario, Diego López, una institución privada con 147 años de historia, heredera de los pioneros de la arqueología canaria.
"Es como si nos dijesen: No te lo devuelvo porque lo voy a guardar. No quiero ser provocativo, pero me parece ofensivo, insultante incluso. Creo que todos los posibles argumentos que pudiera tener hasta ahora el Estado para conservar la momia se pierden con esa decisión", asegura el presidente de Museo Canario.
López precisa que a su museo no le va nada en la batalla de si la momia de Erques debe regresar a Tenerife o no, pero se siente concernido como canario y como apasionado por el legado aborigen.
Como museo privado, tampoco le afecta la instrucción dada por el Ministerio de Cultura de no exhibir restos humanos. Al menos no por ahora, ya que no es una normativa, solo una recomendación interna.
El presidente del Museo Canario atiende a EFE en la sala Verneau, un museo dentro del Museo, que muestra cómo eran originalmente sus colecciones en el siglo XIX y, de paso, destaca algunas de sus piezas más valiosas. Entre ellas, 900 cráneos y media docena de momias.
Diego López las contempla con pausa y zanja cualquier duda: "El Museo Canario va a mantener sus salas tal como están, especialmente esta sala de Antropología".
Tanto él como el director del MUNA de Tenerife subrayan que no se falta el respeto a las personas a las que pertenecen esos restos, todo lo contrario. Conrado Rodríguez habla incluso de coherencia: "Si quieres aprender de esa cultura ¿cómo vas a ocultar a las personas que la hicieron posible, los instrumentos que utilizaban, las vasijas, las cuentas de collar? ¿Cómo explicas su adaptación al medio, a la enfermedad, su nutrición... sin exponerlos?".
A su juicio, esos restos dan identidad a los museos canarios. "Y nos guste o no, la momia es el elemento principal", explica el director del MUNA, donde se exponen entre 300 y 400 restos guanches, entre momias, cráneos y huesos, y sólo en el almacén hay depositados elementos esqueléticos de casi 2.000 aborígenes.
Diego López incide en lo mismo: sin los restos humanos que atesora el Museo Canario de yacimientos prehispánicos de todas las islas, buena parte del conocimiento de cómo era la vida de aquellas sociedades no existiría. Los antiguos canarios no dejaron documentos escritos, remarca, lo primero escrito sobre ellos procede de testimonios indirectos. Es la visión de los conquistadores europeos.
Sin embargo, mucho de lo que se sabe de su dieta, de sus oficios y formas de vida o, incluso, de la violencia que existió en sus comunidades (pueblos encerrados en islas con recursos escasos), se ha averiguado a través de las momias y los cráneos de los museos.
"Los exponemos con el máximo respeto, las mejores condiciones higiénicas y la presentación más completa, con todos los medios que existen hoy. No me parece muy comprensible que no se exhiban al público determinados restos de personas, pero que se almacenen y sigan siendo accesibles a técnicos, investigadores, visitantes de cierta entidad social o los las personas que decidan los responsables de los organismos en cada momento", remacha López.