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Josep Pons se encierra doce horas con cinco orquestas

Josep Pons, sentado en el patio de butacas del Auditorio Nacional, coge fuerzas para enfrentarse a una maratón de altura. Foto: Gonzalo Pérez
Josep Pons, sentado en el patio de butacas del Auditorio Nacional, coge fuerzas para enfrentarse a una maratón de altura. Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Mañana dirigirá en el Auditorio Nacional una maratón con el título de «¡Qué vienen los rusos!», doce horas de música interpretadas por cinco grandes formaciones

La frase con que resume Josep Pons, director musical del Liceo, el programa que le ha tocado dirigir mañana en el Auditorio Nacional es bárbara: «No hay grasa, es todo carne». Definirlo de una manera más gráfica es imposible. El Día de la Música lo celebrará en el Auditorio Nacional dirigiendo a cinco grandes formaciones, a saber: la Orquesta Nacional de España, de la que fue director hace unos años, la Sinfónica de Madrid, la de la Comunidad de Madrid, la Sinfónica de RTVE y la Joven Orquesta Nacional de España. Menudos cinco mihuras. Pons, que de nervios deja traslucir lo justo, está entusiasmado y deseando recibir a los rusos. Menudo plantel formado por Chaikovski («Obertura-fantasía» de «Romeo y Julieta» y la suite del ballet «El cascanueces» y la de «El lago de los cisnes»), Prokófiev (selección de «Romeo y Julieta»), Shostakóvich (Suite de jazz, selección de suites 1 y 2), Rimski-Korsákov («Sherezade»), Stravinski («El pájaro de fuego», ballet suite, «Petrushka» y «La consagración de la primavera»), Borodin («Danzas polovtsianas» de «El Príncipe Igor» y un fin de fiesta, «Música para los reales fuegos artificiales», de Haendel, «con música enlatada pero fuegos de verdad», según el programa de mano.

Moral, un tipo listo

«Tiene contenido y aquí están los tres más grandes ballets, de Stravinski, Prokofiev y Rimski-Korsákov, lo que nos da una medida de la riqueza de la música de este país», señala el director, que resalta la transformación que vive Rusia con un siglo XIX apagado musicalmente hablando hasta la irrupción de Glinka. Lo cierto es que Pons domina, sabe y da gusto escucharle cuando habla, por ejemplo, de la música italianizante de estos creadores, «una influencia que también vivió España», señala. Un siglo que en nada deja entrever a toda una potencia musical. Es Glinka, explica, quien abre camino y hace posible que aparezcan nombres como el de Chaikovski. Y los ballets.

El repertorio lo ha hecho ya, es decir, que lo conoce perfectamente, lo mismo que a las orquestas a las que dirige. Con algunas ha trabajado estrechamente y a la ONE le ha tomado el pulso como director durante diez años. Cuando Antonio Moral, ex director del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), le propuso enfrentarse al reto cogió el toro por los cuernos: «Moral es muy listo y, a parte de idear estas locuras, sabe elegir muy bien lo que le conviene a cada cual. Es un grandísimo empresario que entiende perfectamente si lo que te propone va a funcionar o no, es de esas personas que lo sabe ver: lo hablamos y después vimos el repertorio y cómo íbamos a asociar cada obra», explica. Y señala que cada orquesta, lo mismo que cada pieza, requiere una preparación distinta. Esta ha sido una semana viviendo literalmente en el Auditorio, donde ha ensayado mañana y tarde. «Cada una tiene su sonido, sus características particulares. He trabajado con todas y las conozco, aunque durante los años que dirigí la ONE me impuse la filosofía de no mezclar para que se me asociara directamente con la Nacional», asegura.

La sesión maratoniana de mañana es el broche a siete días de esfuerzo constante: «Tengo la suerte de haber dirigido la ''Tetralogía'' y ''Tristán e Isolda'', que para este nivel significa una preparación. Es como emprender un viaje de cinco horas, o ''El crepúsculo de los dioses'', que son dos horas de una tacada». Lo más duro de la jornada, que arranca a las 11 de la mañana con la Sinfónica de Madrid y se cierra con la Joven Orquesta Nacional de España, es el inmenso esfuerzo físico «que nos lleva a perder agua. Pienso que deberían inventar algo para que pudiéramos llevar una mochilita a la espalda con un depósito de agua y poder beber cada vez que lo necesitáramos. Eso es lo que más voy a echar en falta», comenta. Otro punto clave para afrontar la jornada es haber dormido bien, estar descansado el sábado y haberlo estado la semana anterior. Eso, y la planificación previa, de la que se encargan en el CNDM. Y como broche, cohetes: «¿Es en serio?», pregunta. «Algún día querrán montar al director de orquesta en uno para que vaya directo a la Luna».

Precios populares y 13 horas de música

Tras el éxito de las pasadas cuatro ediciones en los años 2011, 2013, 2015 y 2017, con más de 86.000 espectadores repartidos en 54 horas de música y 93 conciertos, esta edición se celebrará mañana (de 11h. a 24h.) y será la quinta de estas convocatorias. Las localidades tienen un precio que oscila entre los 5 y los 15 euros para el público general y de 4 a 12 para menores de 30 años. El jazz del Salón de Tapices y las actividades al aire libre tendrán acceso

gratuito.