Literatura

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¿Por qué nada ni nadie puede ser original?

Enrique Vila-Matas publica «Mac y su contratiempo», una reflexión sobre la repetición, la copia y la posibilidad o no de la novedad

El novelista, ayer, durante la presentación de su libro en Madrid
El novelista, ayer, durante la presentación de su libro en Madridlarazon

Enrique Vila-Matas publica «Mac y su contratiempo», una reflexión sobre la repetición, la copia y la posibilidad o no de la novedad

Mac, que siempre ha acariciado la idea de convertirse en escritor, decide emprender la reescritura de «Walter y su contratiempo», la primera y frustrada obra de su envidiado vecino, un reconocido y famoso novelista. Con este punto de partida, Enrique Vila-Matas teje su último libro (Seix Barral), una trama novelística que se disfraza con los ropajes del «cuento, diario, ensayo», como él mismo explicó, y que, en el fondo, es una reflexión, una vuelta de tuerca, sobre conceptos sumamente literarios como la copia, la repetición o la originalidad. «En la literatura nunca hay progreso ni cambios. Nunca ha existido la originalidad. Todo es una transmisión y una repetición de ideas ajenas. Desde el principio existe un relato original, que ninguno conocemos. La evolución a partir de ahí es lo que entendemos por historia de la literatura».

–¿La originalidad es imposible?

–No está claro ni que el planeta sea original. Es una locura que algo sea original. Y si existe algo original está en el origen de los tiempos. Todo lo demás es repetición. Son las mismas historias contadas de diferentes formas. Hasta los niños repiten los gestos de los padres. Todo es una cadena de repeticiones. Yo parto del libro «Diferencia y repetición», de Gilles Deleuze. Para él, ésta es un paso hacia adelante; el recuerdo, la nostalgia, en cambio, va hacia atrás. Esto me ha permitido comprender una frase de Nabokov que citaba porque me gustaba mucho, pero que no entendía bien y que dice: «Recuperar el pasado es un movimiento que equivale a la muerte». El avance, por tanto es repetición.

- Ir a los extremos

Vila-Matas, al que le gusta acorralar la literatura, llevarla hasta los extremos para intentar averiguar sus confines, ha convertido este título en un divertido juego de espejos si se tiene en cuenta una importante clave: la supuesta novela que Mac reescribe es un guiño a uno de los primeros libros de Vila-Matas: «Una casa para siempre». «Sí, la he tenido como punto de partida, es cierto. Hay, como en “Walter y su contratiempo”, diez cuentos. Pero les he cambiado el nombre a casi todos ellos y su contenido es distinto aquí. No he copiado casi nada de esta obra mía, sólo el esqueleto. Lo he inventado de nuevo. Simplemente lo he usado como una anécdota». Pero en Vila-Matas no existe un guiño que no suponga un eco, que no sea llamada a algo.

–Entonces, según usted, ¿en qué consiste la literatura?

–En lo que llamo el «defecto de fábrica». Su imposibilidad para aferrar la realidad. En ella no podemos lograr ni ser auténticos como en la vida. El Quijote lo intenta, pero no lo consigue y tiene que recurrir a la ficción. Yo trabajo en todas las posibilidades de, digamos, ir al otro lado del espejo. Es en lo que consiste la literatura. No entiendo las novelas basadas en hechos reales, porque los hechos reales no pueden salir en una novela. Ahí sale lo que tú piensas. Nabokov solía decir que «la ficción es ficción». El autor es un gran embustero. La naturaleza crea trampantojos para engañarnos y el escritor una historia verosímil. Eso es algo que yo siempre he resuelto a través de una voz que suene verosímil.

–Redacta un diario y, a la vez, escribe libros. ¿Dónde se reconoce más?

–Los dos son complementarios en mi caso. Uno pertenece a la realidad sórdida, que no tiene interés alguno, que forma parte de la vida, que, por lo general, suele ser gris y sin nada realmente apasionante. La literatura es lo que convierte la vida en algo que tenga interés. Lo que imaginanos es lo que no nos permite sobrevivir. Sin la imaginación todo sería, como suelen decir los castellanos, a palo seco.

Vila-Matas ha construido un complejo y sofisticado artefacto literario, hecho de múltiples voces y personajes, ambientado en el barrio barcelonés donde habitaba el inventor de «El Coyote», y que él ficcionaliza para este nuevo universo con la pretensión de repensar la idea de «repetición». Paradójicamente, justo cuando aborda este tema, lo que le ha salido es la novela más distinta de las últimas que ha publicado, «la que menos se repite», asegura con un humor sutil. El mismo al que recurre cuando se le pregunta por Donald Trump, el presidente de EE UU, un personaje al que él responde con un cita de Walter Benjamin: «América es un circo, una gran payasada». Después, el autor de «Bartleby y compañía», que muestra su satisfacción cuando se distinguen determinados libros con el nombre de «vilamatianos», añade con cierta sorna: «Es curioso que ya Kafka intuyera el alma de este país».

Un humor involuntario

«El humor siempre es involuntario en mí. Sin él no puede haber inteligencia», reconoce Enrique Vila-Matas. Y a él ha recurrido para parodiar en «Mac y su contratiempo» varios géneros literarios y algunas modas actuales, como el interés por desempolvar los manuscritos incompletos y las obras póstumas de los autores, unos rescates que, en tantas ocasiones, han atraído la atención de los medios y los lectores.

«Mac y su contratiempo»

Enrique Vila-Matas

Seix barral

304 páginas,

19,50 euros