Entrevista

Dennis Lehane: «El racismo es el pecado original de la cultura americana»

Vuelve con «Golpe de gracia», una historia con los traumas de EE.UU.

El escritor norteamericano Dennis Lehane.
El escritor norteamericano Dennis Lehane.Toni AlbirAgencia EFE

Dennis Lehane viene con una novela que condensa todos los estigmas de Estados Unidos: racismo, pobreza, drogas, inmigración y los ecos de una guerra perdida. La ha llamado, muy venturosamente, «Golpe de gracia», y es una obra con una viva conciencia de los tiempos en los que vivimos, aunque discurra en 1974. Dennis Lehane, «Shutter Island», «Mystic River», «Gone Baby Gone», ha dado con un policiaco, ambientado en la segregación racial de aquel Boston de los setenta, que incluye una oportuna lectura social. Al frente de la trama hay una heroína impar, no hecha de excelencias, sino de imperfecciones; una mujer que frisa los cuarenta y que, durante la búsqueda a su hija desaparecida, se encontrará con lo que menos esperaba: las realidades con las que convive.

El racismo. La vieja lacra social de Estados Unidos.

El racismo es el pecado original de la cultura norteamericana. Seguimos padeciendo sus consecuencias a diario. Es un problema mundial, no solo en Estados Unidos. Cada vez que hay una mayor reducción de recursos o una acumulación de ellos en un grupo pequeño. La forma que existen los que tienen esos recursos es que, aquellos que no los tienen, luchen entre sí. Una de las formas de provocar eso es señalar las diferencias culturales y de color de piel.

Hay una intencionalidad política tras el racismo actual.

No se puede pasar desapercibido eso. Mira la historia del siglo XX. La gente que ha muerto en el siglo XX por supuestas diferencias en lo humano: judíos, afroamericanos, lo que sucedió en bosnia. Es la objetivación. Convertir al otro en un chivo expiatorio, como sucede en las guerras civiles: hermano contra hermano. Esto le va bien a la gente que está en el poder.

Trump parece dar alas a eso.

Él lo vio claro. El racismo no ha desaparecido en Estado Unidos. Solo había quedado cubierto con un lenguaje cuidadoso. Trump le quitó la tapa y le dio libertad para que se volviera a odiar. Y en mi libro, he insistido en eso. Por eso el lenguaje crudo que se emplea, porque la gente en esos años todavía no lo tapaba. No se hablaba en código. Lo decía tal cual... Pero creo que hay una gran cantidad de gente, en todo el mundo, que cuando se enfrenta con problemas complejos lo que hace es culpar a los demás. Remarca distinciones religiosas, de piel....

¿Dónde nace el racismo?

Se puede enseñar en el colegio a no serlo, pero luego cada uno vuelve a su casa. El racismo, en gran parte, empieza cuando estamos reunidos en la cena, con las lecciones y mensajes que envían los padres. Esos que siempre vuelven a los negros inferiores a los blancos. Mi padre era antirracista. Era un mantra: no importa si una persona era negra o morada. Esto vino de mi padre, al igual que mi ética profesional, mi sentido de la compasión y mi tozudez.

Mary Pat, la protagonista de su tiene, tiene prejuicios raciales. No los oculta. Los expresa con claridad ¿No le han dicho nada de la corrección política?

Esperaba que sucediera, pero no. Depende de si la gente entiende el contexto. Si estás escribiendo una novela histórica en un marco de tiempo concreto y puedo señalar que todo eso existe, me corresponde incluirlo en el libro. Detesto esa parte de la corrección política. Gran parte de es tener sensibilidad, pero reescribir autores ara que la gente no se sienta ofendida, para que sea más adecuado socialmente... Pues no, que se jodan. No lo puedo decir más claro.

Las palabras son importantes, entonces.

Esta en cultura actual. Estemos en el lado político en el que estemos, todo el mundo parece tener el derecho a estar ofendidos, tanto si eres de derechas o de izquierdas. Esto no se puede decir, esto sí. Es una locura. Yo intento mantenerme al margen. Cuando escribo un libro, tengo una responsabilidad moral como escritor. Y a eso me atengo.

¿La vida es suerte como dice su protagonista?

Yo diría que para alguien que nació con el genero y color adecuado en el país más rico de la tierra, donde hay una gran disparidad entre los que tienen y no tienen, yo tengo suerte. He ganado en la lotería genética. Si hubiera nacido pobre, con el color que no toca, en cualquier lugar del mundo, tendría una gran desventaja nada más empezar. Creo que gran parte de la vida es suerte. Una cosa que detesto en las personas, son aquellas que se consideran elegidas, que fueron elegidas para lo que sea, que no tenemos que preocuparnos por los sirios muertos en el agua, porque dios nos ama a nosotros, los americanos. Es una visión repugnante. Esa gente solo ha tenido suerte.

Vietnam. Aparece en esta novela de trasfondo. ¿Qué ha sido para Estados Unidos?

Va a ser sustituido por Afganistán y por Iraq. La gran mayoría de las personas que acudieron a Vietnam, y que acabaron heridos o muertos, eran pobres. Fueron los que lucharon ahí. Aunque hubo un servicio militar, este fue en beneficioso para los más ricos. Podías obtener un permiso médico más fácilmente. Pero si eras pobre, ibas a la guerra.

¿Qué es lo más complejo para usted al escribir una novela?

Lo más difícil es planear la escena. Un poco mostrar lo que hay ahí, pero sobre todo me dedico mucho a los personajes y el lenguaje. Me obsesionan. Te ayuda a implicarte. Todo consiste en reflexionar sobre la condición humana. Por eso escribimos. Por eso hacemos esto.

Una madre contra la mafia

Por Lluís FERNÁNDEZ

Vuelve Dennis Lehane al barrio de Southie, de Boston, el de su conocida novela «Mystic River», que Clint Eastwood adaptó al cine con tanto éxito durante los años 70, una época marcada por las drogas duras, la mafia irlandesa, el jipismo y los enfrentamientos raciales. Su nuevo libro, «Golpe de gracia», comienza con los preparativos de la gran manifestaciones de los irlandeses en contra de la orden de mezclar en los institutos blancos a gente de color y viceversa, a fin de erradicar la segregación en la escuela pública de Boston.

El interés de «Golpe de gracia» se centra en el personaje de Mary Pat, una madre recia y peleona, que busca a su hija desaparecida, relacionada con el asesinato de un joven negro en el Southie. Su búsqueda da contra el muro de silencio de la comunidad irlandesa, dominada por la mafia local, intocable por su alianza con la policía y la protección del FBI.

Coraje y valor

El fondo de la novela refleja el conflicto racial que impregna todo el relato, de corte costumbrista, sobre la mentalidad racista de los irlandeses de Boston, que acaba por diluirse en una trama de búsqueda y desenmascaramiento de la estructura mafiosa local. Mary Pat, la madre vengativa, con la ayuda de un policía honrado, refuerza la idea ingenua de que para vencer a la mafia hay que utilizar sus mismas armas: violar la ley.

La novela fluye cuando Dennis Lehane se decide a abandonar la descripción cotidiana del barrio y sus gentes, y, por fin, se centra en relatar la acción vengativa de esta madre corajuda contra la mafia y no aburre con la descripción del submundo del crimen, sacadas de libros de denuncia como «Black Mass», sobre la mafia irlandesa que tanto ejercicio de dominio llevó a cabo durante la década de los años 70. Dennis Lehane quizá dedica demasiadas páginas a glosar su infancia en Dorchester, en el Southie bostoniano, repleto de gánsteres, drogas y odio racial.

En el tramo final, la novela despega cuando toca uno de los temas preferidos que hay en la intriga actual: la venganza del individuo contra un poderoso enemigo, que no siempre tiene que estar condenada al fracaso. Es en esos momentos cuando el personaje de la madre adquiere cierta consistencia literaria, frente al resto de los demás personajes estereotipados. Algunos baches pueden perdonarse porque el autor de «Mystic River» es un brillante escritor que conoce al dedillo cómo son las calles de los los suburbios de Boston. Por dotar a la intriga de un plus de veracidad y a los diálogos de chispeante ingenio. La pena es que aquí repite el mismo tema y estructura que tuvo en su debut literario, «Un trago antes de la guerra», y reincide en la moralina antirracista.

▲ Lo mejor

Las numerosas frases ingeniosas que van jalonando el texto de la novela

▼ Lo peor

Sin duda alguna, la desmesura del neo-costumbrismo ajeno a la trama