Sección patrocinada por sección patrocinada
Historia

Historia

Margaret MacMillan: “Hoy existen buenos políticos pero no existe un líder”

Coincidiendo con el aniversario del Tratado de Versalles, la historiadora evoca sus dificultades y los retos de la Europa actual

Margaret MacMillan / Foto: Cipriano Pastrano
Margaret MacMillan / Foto: Cipriano Pastranolarazon

Coincidiendo con el aniversario del Tratado de Versalles, la historiadora evoca sus dificultades y los retos de la Europa actual.

Sentada en la cabecera de una mesa amplia, que muy bien podría servir de negociaciones para un acuerdo económico o rubricar un pacto internacional, la historiadora Margaret MacMillan le observa a uno antes de responder cada pregunta como si parte del pensamiento partiera de su mirada, que es de un intenso azul claro y que desprenden una silenciosa ironía. La autora de «1914» (Turner) ha venido para impartir una conferencia en la Fundación Areces sobre el Tratado de Versalles, del que se cumple ahora su aniversario. «No estoy segura de cuál es la lección que podemos extraer del acuerdo, pero creo que los finales de todas las guerras son difíciles. El problema del Tratado de Versalles es que fue demasiado duro para los alemanes y demasiado blando para los aliados. Todos quedaron descontentos. La cuestión de la derrota es que los alemanes perdieron la guerra y nunca se lo creyeron. Nunca lo vieron así y, al mismo tiempo, seguía siendo una nación fuerte. Desgraciadamente, cayó en las garras de un dictador. Se podría haber evitado una nueva guerra si Alemania hubiera sido una democracia nueva con líderes».

–No llegó a serlo.

–No tuvo tiempo. Solo diez años. Había gente del antiguo régimen que no la apoyaban, pero con el tiempo todos habrían desaparecido y probablemente los más jóvenes hubieran encontrado las ventajas de la democracia. Hay que recordar que después de 1945 se convirtió en una democracia.

–Existía una deficiencia de demócratas.

–-Se estaban moviendo hacia la democracia antes de la Primera Guerra Mundial. Tenían libertad de Prensa, parlamento elegido, y habrían evolucionado hacia ella. Tras la Gran Guerra se estableció la República de Weimar y tenían pilares para una democracia auténtica... Hitler llegó al poder, pero nunca ganó unas elecciones. Le ayudó la derecha, que consideraba que podían usarlo: conducirlo al poder y luego librarse de él cuando no lo necesitaran. Fue un error de cálculo. Fue él quien se libró de ellos.

–Un aviso para hoy...

–-Hay gente en el partido republicano de EE.UU. que consideran que pueden usar a Trump y mira lo que él esta haciendo con su coalición. Cuando lo eligieron algunos consideraban que lo podrán manejar, pero el partido no lo ha podido controlar. Hoy es el partido de Trump.

–Y vuelve el nacionalismo.

–El Tratado de Versalles, y los otros que se hicieron después en París, pusieron la nación como base del Estado, aunque eso fue una tragedia para Europa central, porque era imposible crear un Estado que contuviera en una sola nación a húngaros, eslovacos, serbios, alemanes, rumanos, checoslovacos y otros... fue una fórmula para que se produjera después un desastre.

–¿Cómo afectan las crisis económicas, como la de 1928, a las democracias?

–Rompen los vínculos que mantienen las sociedades y éstas. Si, de repente, tu pensión se devalúa y pierdes fe en tus instituciones y si los niños no pueden ir al colegio, puedes perder la confianza en el futuro y los líderes. En Europa, después de la Primera Guerra Mundial, mucha gente perdió su estatus económico. Ciudadanos que poseían una vida cómoda y sus trabajos, ya no tenían nada. Es lo que pasa en nuestras sociedades. Ahora estamos perdiendo la fe en los políticos y por eso votamos a individuos que nos prometen la luna, que no pueden cumplir las promesa que hacen y que al final hacen un mayor daño a la sociedad.

–La gente dice que no hay políticos como los de antes.

–Tenemos políticos que no han trabajado en nada antes de entrar en política. Es preocupante. Y quieres gente que ayude a la nación, con una experiencia de vida. Pero también culpo a a la sociedad actual, que espera que ellos sean mucho mejor que nosotros. Creo que hay buenos políticos, pero no existe un líder. Es bueno a veces tener un líder. En una situación democrática, no te importa que lo haya o que sea un mediocre, porque tienes las instituciones, aunque de vez en cuando sí es importante que exista.

–¿Qué opina de la Rusia actual?

–Es un Estado autoritario. No ha vuelto Stalin y los rusos tienen a día de hoy más libertad, pero arrastran enormes problemas demográficos, tendrían graves problemas económicos si no contaran con reservas de petróleo y un grupo de cleptócratas están dirigiendo actualmente el país. Su riqueza ha emigrado a otras naciones, como Gran Bretaña, y está muy debilitada. Putin, en estos momentos, no tiene demasiado amigos, sí clientes, como Serbia y aliados no muy fiables, como China, que va a lo suyo. Lo que sí puede hacer Putin es causar numerosos problemas en sus fronteras, desestabilizar a Ucrania, intervenir en guerras civiles como la de Siria y utlizar las redes sociales para desestabilizar la política democrática. Ha declarado a Estados Undios y las democracias occidentales enemigos.