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Rosalía: «M» de Motomami (y de Madrid)

La artista catalana llega hoy a Madrid para ofrecer un doblete de su gira Motomami World Tour, pues mañana repite espectáculo en el Wizink Center
Jorge GilEuropa Press

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Bandida, coqueta, emperatriz, guapa, jineta, motomami –que no «motomari»–, patrona, «qué reinona», titánica, yantas, zapateao. Todas son palabras que incluye Rosalía en «Abcdefg», su alfabeto personal que forma parte del álbum «Motomami» y que hoy tiene la «M», ante todo, de Madrid. La artista llega a la capital para ofrecer un doblete –también actúa mañana– en el Wizink Center, en un espectáculo enmarcado en su Motomami World Tour, que se extiende durante todo 2022 hasta finalizar el 18 de diciembre en París. Tal y como ha demostrado en los virales shows que ya ha ofrecido –desde que arrancó en Almería el 6 de julio no ha dejado de ser trending topic–, los conceptos mencionados de su abecedario, al que le rezan sus más fieles seguidores, también se han trasladado al escenario.
Además de un enérgico grupo de bailarines que la acompañan en cada paso, sobre las tablas los espectadores serán testigo esta noche de una mujer sin límites. Y es que, si hay algo destacable en los conciertos «post pandémicos» que han celebrado diferentes artistas, es que el directo ya no se centra tan solo en la presentación de un nuevo trabajo, sino en ofrecer el mayor espectáculo. El que compra una entrada sabe que el cada vez más alto precio va a incluir todos los detalles de la tecnología bien aprovechados, así como que es bastante posible que salga del recinto con momentos grabados en sus retinas que creerán como irrepetibles. Y, en este sentido, la de «Saoko» no podía ser menos.
El Wizink, pues, acogerá a una Rosalía rodeada de cuatro grandes pantallas, poderosa, titánica y coqueta, que en cuanto se desprende de su casco promete una imparable sucesión de ritmos que van de la balada a piano al zapateo flamenco, sin dejar atrás el lado urbano y electrónico que han caracterizado su último proyecto. Un vaivén de energías que demuestran las sensaciones que la artista experimentó durante su creación –coincidió con los meses de pandemia– y que son prueba de cómo Rosalía, además de con su música, está comprometida con su público y con la libertad. Esta última, en términos creativos –y más allá de extenderse hasta el punto de cortarse la melena en directo–, se basa en la transparencia de la propia Rosalía, en la ausencia de límites impuestos por un género musical y en la capacidad de alimentar un fenómeno que se impulsó con «Malamente» y «El mal querer» y que, pese a las críticas de los que nunca están satisfechos, recorrerá tanto España como ciudades al otro lado del Atlántico.
Tras actuar en Palma el 1 de agosto y acabar allí su recorrido por nuestro país, la cantante catalana viajará hacia Latinoamérica, para en septiembre dirigirse a Estados Unidos y Canadá, donde dará sus últimos shows antes de volver a Europa. Todo ello, sin dejar suelto ningún cabo del que definió como el proyecto más importante de su vida y que, de manera bastante posible, también esté orquestado con miras a la próxima gala de los Grammy Latinos. Las nominaciones salen el 20 de septiembre y se entregan el 25 de noviembre y, como parece tener bastantes papeletas, quién sabe si Rosalía deberá añadir la «E» de «éxito» a su abecedario.

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