Música

Joan Manuel Serrat recibe la Medalla de Honor de la SGAE: «Las canciones son mi vida»

El músico ha sido homenajeado con la máxima distinción de la Sociedad, en un acto celebrado entre familiares, amigos y compañeros de profesión

Asegura Antonio Onetti, presidente de la SGAE, que ya hace tiempo que Joan Manuel Serrat es un clásico. Y no sería lógico llevarle la contraria. Explica que «clásica es, sencillamente, aquella obra que continúa transmitiendo su mensaje con tanta o más fuerza como lo hizo el día de su publicación. Al margen de cánones y de aprobaciones oficiales, un clásico es aquel que nos cambia irremediablemente. Eso nos ha pasado con la inmensa mayoría de sus canciones». Serrat es todo eso, y más. Es una carrera de ambición, destreza, sentimiento, exactitud y maestría. Es una música que nos acompañará siempre, y por tanto es digno de toda admiración y distinción, así como de recibir la Medalla de Honor de la Sociedad General de Autores y Editores. Agradecido, Serrat acoge la medalla asegurando que «las canciones son mi vida, me siento feliz de que hayan acompañado a la gente y que las hayan hecho suyas, hasta el punto de descubrírmelas. Forman para todas una memoria, a veces singular y otra colectivas. Este oficio lo aprendí de otros que lo hicieron antes que yo, y me sentiré muy orgulloso si le puede servir para los que vengan. La vida tiene un discurrir, y estoy muy contento de haber llegado hasta aquí, pudiendo subir las escaleras, y de verme cada día donde estoy».

En un acto celebrado en la sede de la SGAE, Onetti concedía en nombre de la Junta Directiva al de «Mediterráneo» esta máxima distinción, siendo Eduardo Mendoza, escritor y premio Cervantes, el encargado de leer la laudatio, en la que repasó la vida y obra del músico. «Se hace camino al andar, pero hay que andar. Y eso es lo que Joan Manuel ha hecho», apuntaba el autor, a la vez que hacía un repaso de su trayectoria, con sus luces y, como todo, sus sombras. «Al reflexionar sobre su obra, me he quedado impresionado por su cantidad y diversidad. Algo que no da sensación de dispersión, sino de coherencia, de concreción. Serrat nació y creció en un barrio de Barcelona, en un momento de la historia particularmente siniestro. Los que nacimos en esa época estamos vacunados para toda la vida en contra de cualquier tipo de impostura. Él adquirió un compromiso que ha mantenido toda su vida, y siempre ha sido un honrado hombre de izquierdas, cuando serlo era una manera de estar en la vida y una actitud general del mundo», resumía Mendoza. Un compromiso que, de hecho, le llevó a dejar España, por un régimen que le consideraba peligroso. Buscaban -añadía-, «acabar con él, pero les salió el tiro por la culata, porque muchas veces la censura es una forma de publicidad. Cuando volvió su popularidad se multiplicó por cien».

Un retiro unipersonal

El autor de «Sin noticias de Gurb» mencionó el movimiento de la «Nova Cançó», del que formó parte Serrat, y que definió «como una serie de compositores, músicos y cantantes catalanes que, aparte de cantar, querían reivindicar la lengua catalana como un vehículo de cultura popular». Continuó la laudatio por los años 60, cuando en España y en el mundo soplaban vientos de grandes cambios, políticos, sociales o culturales. Y ahí es cuando Serrat comenzó a cantar en público. «Sintonizó inmediatamente con él. Era un hombre comprometido con la libertad y en contra de la opresión, por lo que nunca le faltó trabajo. Su estilo hace pensar que se está inventando la letra y el sonido mientras se le escucha. Todo entra con absoluta naturalidad. Cuenta nuestra vida y la suya. Todo está expuesto con gran sencillez», apuntaba el Premio Cervantes. Las canciones de Serrat, por tanto, no solo definen al músico, sino que nos acompañan y puntualizan a todos nosotros. Y aunque se haya retirado de los escenarios, se trata, asegura Mendoza, «de un retiro unipersonal, porque sus canciones van a seguir sonando eternamente».

Joan Manuel Serrat recibe la Medalla de Honor de la SGAE
Joan Manuel Serrat recibe la Medalla de Honor de la SGAEAlberto OrtegaEuropa Press

El acto se celebró entre familiares, amigos y compañeros de profesión. Asistieron Ana Belén, Víctor Manuel, Teo Cardalda, Montxo Armendáriz, Estrella Morente, Carmen Linares o Juan Cruz, así como Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, ofreció un homenaje a las canciones de Serrat con el piano. «Gracias a todos los compañeros que he tenido la suerte de encontrar en mi camino. Los que están en esta sala y los que no, y los que se han ido. De todos ellos me acuerdo. Funcionan como un todo en lo que es la recapitulación de los acontecimientos de mi vida. Y también agradecer a esos anónimos desconocidos que me han permitido hacer este oficio», explicaba Serrat.

UN SERRAT INABARCABLE

El legado de Serrat a la música es inabarcable. Al igual que él ha bebido de personajes anteriores que ha admirado, sus versos y sonidos sirven hoy de inspiración y aprendizaje tanto para músicos como para oyentes. Su "Mediterráneo" es uno de los grandes himnos de nuestra música, un tema tan reconocido como, incluso, versionado por quienes siguen o, al menos, aplauden sus pasos. Por ejemplo, María José Llergo cuenta con una canción Amazon Music Original en la que versiona "Mediterráneo", y que para nada deja indiferente. Deleitó con su interpretación el pasado noviembre, en el marco de la semana de los Latin Grammy que se celebró en Sevilla: allí, la joven artista rindió homenaje a Serrat con un espectáculo emocionante, en un lugar tan hipnotizante como la plaza de Las Setas al atardecer, así como cantó otros de sus éxitos, como "Superpoder" y "Juramento".