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Malú: «Por respeto, nunca he cantado flamenco ni me he llamado De Lucía»

La artista publica «A todo sí», un disco de versiones con invitados con los que celebra 25 años de carrera
Malú.
Malú.GONZALO PEREZ MATAPHOTOGRAPHERS

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Tenía 16 años recién cumplidos cuando publicó «Aprendiz». Esa canción vendió un millón de singles y logró un éxito colosal que lanzó la carrera de Malú –María Sánchez Benítez de nacimiento–, hija y sobrina de Pepe y Paco de Lucía, una de las más grandes sagas de flamencos de España. Después llegaron 25 años de frenética carrera musical con 12 discos de estudio y un regalo que se hace a sí misma: la publicación de «A todo sí», un trabajo de versiones de sus temas junto a voces como las de Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Manuel Carrasco y Niña Pastori. En febrero arranca una gira de 18 fechas que la llevará por Barcelona (día 13), Sevilla (24) y Madrid (22 de marzo), entre otras localidades.
Hay una versión que destaca por encima del resto: «Aprendiz», con Alejandro Sanz.
Tenía que ser él. Yo no le di opción, porque suponía cerrar el círculo. Alejandro es un hermano para mí. Nos conocemos desde antes de cantar hacia afuera. Y esa canción es suya y con dicho tema empezó todo.
¿Cómo fue aquella tormenta de éxito?
Pues, eso, una tormenta. Con un trueno que te asusta, un rayo que te deslumbra, una lluvia que te cala... De todo. Pero con 16 años es difícil entender lo que te está pasando. Venía de una familia de mucho arte, con gente muy, muy grande, con mucho éxito. Y lo mío era secundario, te colocaba en un lugar en el que nunca ibas a estar al nivel de ellos, aunque empezó una locura de escenarios, de miedos, de exigencia, de subidas y de bajadas, de no entender nada... Hago un balance muy bueno de 25 años de mucho trabajo y aprendizaje. No cambiaría nada.
Malú.
Malú.GONZALO PEREZ MATAPHOTOGRAPHERS
¿Ha tenido miedo y complejos?
Claro. Es que cuando estás tantos años en la música aparecen. La música va cambiando. Yo comencé publicando en cintas de casete. Vives en un lugar en el que hay constantes cambios y siempre asusta y acompleja un poco. El no estar donde debes para funcionar. Pero siempre tuve claro, y me ha costado algo de pelea, que no puedo perder mi identidad y ser otra persona. Si yo no me lo creo, no se lo creerá nadie.
La presión externa existe.
Es terrorífica. Somos artistas y todo lo que quieras, pero la industria se mueve por números. Somos productos. Y si algo funciona, hay que imitarlo. Creo que guardar mi esencia y haber tratado de reinventarme, creciendo y evolucionando, me ha ayudado a quedarme.
Hay que tener fuerza mental.
Y respeto a la música y al escenario. Forma parte de eso. Por respeto, yo nunca me llamé De Lucía. Por respeto, nunca intenté hacer flamenco. Por respeto, no me meto a jugar en ligas que no van conmigo. No voy a surfear una ola si veo que me puedo ahogar. Por respeto a mí misma.
Malú.
Malú.GONZALO PEREZ MATAPHOTOGRAPHERS
¿Ha sentido que se le pedía más por su apellido?
Por supuesto. Me hace gracia, porque decían que mi arranque era muy fácil por ser la hija y la sobrina. Y sí, lo tuve, ya que me escuchó un gran productor y me quiso grabar. Sí. Pero luego yo salí con 16 años y tenía todos los ingredientes para que nadie me respetara como artista. Tienes la lupa encima. Y también existe parte del arraigo machista.
¿Y hasta qué punto hay machismo en la industria de la música?
Hay muchísimo. Es uno de los entornos con un machismo más arraigado. No hay un director que sea mujer, ni A&R (figura de las discográficas que se relaciona con los músicos), son todos hombres. Pero sucede también a la hora de juzgar a una artista. El machismo está en la falta de credibilidad. Hay que ganarse el respeto todo el rato. Y las críticas a las mujeres no tienen ni punto de comparación. Se duda que compongan, que estén capacitadas, de sus méritos...
¿Alguna vez pensó usted en abandonar?
Bastantes veces. Me hice una lesión preparando la gira de «Oxígeno». Se me rompieron los ligamentos del tobillo y traté de tirar para adelante, e hice 11 conciertos pero lo pasé fatal, me dolía mucho y me tuve que operar. Me di cuenta de lo que necesitaba. Tenía que estar conmigo misma, perder de vista el personaje, llevaba demasiado tiempo con él: me he pasado la vida disociando. Decidir si estás ahí porque amas lo que haces o porque simplemente estás. Se sube Malú pero la que se baja no es ella. Yo soy totalmente opuesta. Me olvidé de ella, pero llegó el momento en que necesitaba que Malú me empoderase de nuevo. Y ahora vivo en armonía.
Se reconcilió con Malú.
Abandoné el corsé de la perfección, del control. Lo abandoné y ya no supe volver a eso. A veces la vida te pega golpes fuertes porque los necesitas, porque tenían que pasar. Lo necesitaba.
Malú.
Malú.GONZALO PEREZ MATAPHOTOGRAPHERS