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Música

Manolo García: "El ser humano es un mono que vive en una ficción extraña"

Antes de volver a reunir triunfalmente El Último de la Fila con Quimi Portet, Manolo García publica nuevo trabajo en solitario: "Drapaires poligoneros"

El músico Manolo García
El músico Manolo GarcíaLa Razón

Sus canciones suenan a mar Mediterráneo, a cuando los veranos cuando no eran un lujo sino algo sencillo como una costumbre, cuando el tiempo se detenía y el atardecer no llegaba jamás. Manolo García ha hecho historia de nuestra música con Los Burros, El Último de la Fila (que se reúnen triunfalmente el próximo año) y en solitario, con un puñado de canciones inolvidables a las que ahora suma un nuevo trabajo: "Drapaires poligoneros", antesala de una gira por teatros que arranca en Cáceres (2 de noviembre) y que termina en Sevilla en enero.

“Drapaires, poligoneros”. Es una palabra preciosa, ¿en qué sentido somos traperos?

Porque no paramos de acumular basura, cosas que no nos sirven para nada, no nos dan vida, nos ponen frente a un espejismo. Son parches raros, nos enturbian la vista de lo real, de lo que necesitamos en realidad que, a mi modo de ver, es tranquilidad y paz. Lo que hacen estas transacciones comerciales de bajo calado, de todo tipo de objetos, pues es un disparate que te aleja de la realidad de la vida.

Vivimos un consumismo desaforado.

Al final, la vida, ¿qué es? comer, dormir y relacionarse de una manera, a ser posible, con un poco de candor, un poco ingenuamente, pero de una manera pacífica, tranquila, una vez cubiertas las necesidades. El problema está en la lucha por esa acumulación de cacharreo, ese polígono ya planetario. En eso se ha convertido el mundo, ¿no? Todas las ciudades están rodeadas por polígonos donde se almacena, se lleva, se trae cacharreo para el consumo, consumo, consumo, consumo. Y el tema de la comida, pues también está ahí y es muy cuestionable. Qué se nos da, qué comemos las masas humanas. De ahí viene el trapero y el poligonero del disco.

Para que luego todo acabe otra vez en la basura, que se destruya y vuelva el ciclo otra vez de producir y producir.

Sí, pero en ese camino, digamos, en ese trayecto, no hay un encuentro de luz, de pacificación, de tranquilidad. A veces pienso si los que realmente se forran muchísimo, hubiera una medida o una cantidad que, una vez conseguida entran en el Nirvana, son felices y están ya felices y plenos. Entendería que la gente se mate para forrarse, pero es que es al revés. Cuanto más arriba yo creo que están más angustiados. El reloj les manda, los calendarios, el tiempo, reuniones, cosas, trapicheos... Siempre he pensado que el ser humano, primero, obra de una manera absurda. Es un mono que le ha dado la espalda a la naturaleza y vive en una ficción extraña, en una carrera meteórica terrible.

Hacia ninguna parte.

A ninguna parte, claro. Pero eso ya lo sabemos, así que, si vas hacia ninguna parte, ve pacíficamente. Los relojes lo que hacen es jodernos el tiempo. Sin relojes hay tiempo. En cambio, con relojes no hay tiempo. Yo me agarro a lo que puedo para intentar pacificar mi vida. En mi caso, los discos, las canciones, tocar la guitarra. Empiezo a tocar y siento que me estoy pacificando, me estoy tranquilizando.

Sin embargo, parece que estamos en guerra con la naturaleza, en guerra con otros seres humanos y en guerra con nosotros mismos.

Sí, y lo de nosotros mismos es peliagudo, porque ahí lo teníamos más fácil. Hay suficientes filósofos, suficientes enseñanzas de todas las religiones, todas las culturas, hinduistas, judaísmo, budismo, lo que tú quieras. Hay suficiente información. Hay libros de autoayuda se venden como churros que seguro que le echan morro y copian a Séneca o Polibio, yo que sé, pero tienen gran éxito. Pero bueno, estas enseñanzas no cunden, parece que siempre tropezamos en la misma piedra, ¿no? Y ya, bueno, las brutalidades últimas, los genocidios o invadir otro territorio por un país, machacarlo a bombas ahí... a sufrimiento. Se enriquecen a costa de machacar a otros. Tantos siglos de civilización cristiana y Mahoma, Alá, Jesucristo, Buda. Tantos siglos de todo esto que es muy respetable y muy bien, pero todas hablan de bondad, de no matar, de no odiar, de ayudar al vecino, de dar limosnas, de ayudar al desvalido, de visitar al enfermo. Pero el mecanismo sigue siendo el troglodítico, a garrotazos.

En “no estás solo, tienes tu voz" hablas del poder sanador de crear. Mejor eso que insultar en redes.

Bueno, ahí me tocas una tecla que tengo un poco estropeada. Yo no comulgo con todo esto, yo erradicaría, erradicaría de raíz toda esta cuestión. Para mí es algo bastante brutal hacer un espectáculo de sufrimiento humano. Desde la cosa más tonta, como el cantante que se cae del escenario y se hace viral, ja ja, qué risa, a yo qué sé, atropellos, abusos, tipos pegándole a niños, matando animales y la gente lo mira. Es algo malsano, es morbo y es muy malo. Mucha gente se nutre de ese tipo de estímulo en el día a día. Y para mí es más peligroso con los niños. Igual que está prohibida la venta de alcohol y tabaco a menores, con el móvil, nada. "No, es para saber dónde está", dicen algunos. ¿Queréis dejar en paz de chorradas? Toda la historia del mundo, la cosa ha funcionado y no hemos tenido que ser esclavos de los aparatos. Hay un atontamiento general. Somos las masas y estamos un poco tontos todos.

Canta: “En el camino del saber está la redención”.

Es de lo que estamos hablando. El saber nos redime. Bueno, yo soy lector. Tengo una pequeña biblioteca de desde los 15 años empecé. Empiezas comprando libros de segunda mano en un mercadillo, librerías de viejo tal. Y a lo largo de los años la lectura a mí me ha dado muchas satisfacciones, mucho conocimiento. No te convierte en un intelectual, no. Para mí es cultura popular, pero me ha dado mucha alegría. Yo quiero ser una persona tranquila que vive en paz consigo misma y que a través de las páginas de Pío Baroja, de Shakespeare, de Cervantes o de Bolaño creo que soy un poquito mejor persona. Lo noto yo, que estoy más en paz conmigo mismo, que oigo más mi voz, que me defiendo mejor de voces estruendosas, voces peligrosas, voces que pretenden confundirme, que pretenden alistarme en banderas con las que yo no tengo nada que ver. Me defienden, me hacen más fuerte. En mi intento de ser un ser singular, que no único y que puede hacer formar parte de células, de grupos humanos bien avenidos, tranquilos. Es una pretensión ingenua si quieres, pero lucho por eso. Tengo algunos amigos pintores y escritores y también tengo amigos pastores y otros que trabajan en el campo con un azadón y que tienen dos huertos, que tienen unas oliveras. Y me paso la mañana con ellos hablando si voy al pueblo. Quiero decir, que no solo busco el mundo de la cultura, de unas élites. No, no para nada. Busco la vida. La vida real, natural, sin artificio, sin mayor pretensión.

¿Es usted lo contrario a una rockstar?

Lo contrario. Es que no concibo, oye, que las rockstar me divierten y son necesarias. Es decir, que haya personas con una capacidad para el ropaje, la vestimenta, el discurso, para chulear... Oye, da alegría, y es diversidad. Yo veo gente muy ocupada en su aspecto, en sus peinados, las ropas. Y me gusta, no pienso: "hala, ¿qué hace?". No, no, todo el respeto, son necesarios. Hay luz, alegría, un poco de disparate. Hay gente en España que lo hace muy bien y que gozan de mis simpatías. Absolutamente. Que a lo mejor su música pues no te acaba de, bueno, pues no la entiendo. Pero oye, el personaje, la persona, todo el respeto, con su colorido, con su alegría.

¿Se conoce?

No. No, no. Al contrario, a veces hay rincones que tenía despistados y digo, ¿este rincón de dónde ha salido? ¿Y esto qué es? Ayer estuve en la tele y me preguntaron cuántos años tengo. Ninguno, dije. Me salió así de sopetón. Ninguno. No quiero tener años. Es una convención humana. La vida es energía. Yo no tengo obligación a tener edad. Debería no tener obligación a tener el calendario. O sea, no quiero tener... Siempre he tenido ese intento, he llevado conmigo ese intento de "Oye mira, yo voy haciendo lo que puedo" y tengo curiosidad, he tenido suerte de ser una persona curiosa que no, no se dice en catalán "chafardera" y la curiosidad no tiene tiempo. Picasso, Dalí, pintores que a mí me gustan han pintado mientras por salud han podido. Es que Dylan tiene 83, o no sé cuántos tiene, pero le vi hace 2 años en Barcelona y me encantó. Los que estábamos en aquel concierto dijimos: "Wow, qué bien, qué bien está aquí". Con este señor que no tiene edad, Dylan, no tiene edad, tú no tienes edad, nadie tiene edad, esto no nos lo han impuesto.

Hay que vivir, es urgente.

Vivir mientras estemos vivos, eso es muy importante, porque no todo el mundo vive mientras está vivo. No, malviven. Angustias, estrés, problemas nos caen encima. Yo quiero vivir. Leer un libro, jugar una partida con mis amigos tomando algo, charlar, salir, pasear por el campo, irte a un pueblo y... ¿Ves aquella montaña? Vamos a subirla.

¿Y la vanidad, el ego, ha tenido alguna vez?

No, tengo muchísimos defectos, pero tengo dos virtudes. Soy paciente y tengo el ego bastante a raya. No me he creído nadie, no tengo ínfulas. Yo pienso que me ha tocado este papel en la gran obra de teatro, aquí la extraña obra de teatro. Yo lo llevo para adelante pero no me he creído nadie especial. Las canciones me las regalan. Alguna energía, alguna fuerza. Para mí sería meritorio cavar cinco metros de zanja con un pico y una pala y ver lo que has hecho. Ahora, cuando tú estás ahí tomándote un café con leche, ahí cortado y te llega: "¿Dónde estabas entonces?". Hostia, ya la tienes. Pero me la han regalado. Entonces, el ego... No, no...

Pero el ego le va a hacer falta para salir a un estadio de fútbol con El Último de la Fila...

Con el ego se hacen cosas muy, muy importantes y está muy bien, pero yo creo que hay que mantener un poquito a raya y que no moleste a los demás. Lo más importante es que tu ego lo puedes tener, bueno, yo lo tengo para subir al escenario, sí, pero sin que moleste. Si el ego lo utilizas para para apoyar, para dar, para compartir, pues está bien... Ahora, si lo utilizas para agredir, empujar, desplazar a otros... Así que en la gira lo sacaré pero bien entendido, ya digo, y en su medida.

La última vez que hablé con usted y con Quimi Portet por aquel disco que hicieron juntos, me negaron varias veces que fueran a...

No, la frase era... Es improbable... Es una frase que me ocurra a mí un día, ¿no? Y lo dijeron entrevista porque haya quedado. "Es improbable, pero no imposible". Es improbable, va por delante.

Podrían haber hecho 20 estadios más, seguramente.

Hay que tener mesura en todo. Hay que tener... ¿Sabes? La avaricia mató al gato o algo así mismo?

Rompió el saco.

Rompió el saco, sí, algo así, ya me acuerdo. Entonces, está bien, no hace falta más. La gente que realmente quiera cantar esas canciones con nosotros va a venir, ya lo puede hacer. Es una cantidad de conciertos y de espacios suficiente. Más ya sería lo que yo llamo rebañar el plato y no es ético.