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Travesuras complejas: el vendaval «indie» de Niña Polaca

Con un doblete en La Riviera en el horizonte y un álbum recién publicado, «Que adoren tus huesos», la banda consolida su identidad y madura su sonido
Arriba, Surma y Claudia, y abajo, desde la izquierda, Beto, Kobbe y Rubén, miembros de Niña Polaca
Arriba, Surma y Claudia, y abajo, desde la izquierda, Beto, Kobbe y Rubén, miembros de Niña PolacaEdu Pomares

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Son traviesos y canallas, tiernos y sensatos. Reman a compás sin sucumbir al viento en contra, cabalgan al trote, tranquilos, sin pausa, dramatizan los días malos y saborean lo rojizo del sol al atardecer. Tienen los pies en el suelo, salvo cuando saltan, porque Niña Polaca en concierto es eso: botar, brotar, sudar, abrazar, beber cerveza y cantar a pleno pulmón. No son raros, son diferentes. Un grupo que elabora, que ignora modas, que vive desde la introspección y que reza a la autenticidad. Que cultiva una pasión a través de verdades como puños y en confianza. Un sueño, ¿no? Son Surma (voz), Beto (bajista), Kobbe (batería), Rubén (guitarra) y Claudia (teclado y coros). Una suerte de poligamia que hace música para divertirse. Porque, ante todo, son colegas. «El universo de Niña Polaca es una paranoia», bromea el cantante, «nos lo pasamos muy bien, somos una pandilla y no noto que hayamos cambiado desde que el proyecto funciona». Es, apunta Rubén, «como irte de viaje con amigos todos los fines de semana y, además, subirte a un escenario a cantar». Cinco jóvenes ambiciosos, con sus cinco personalidades, que no atienden a pretensiones y que sueñan con tener anécdotas que contar a sus nietos el día de mañana. Y tanto que las están teniendo.
Irrumpieron con «De la línea diez al sol» (2020), brillaron con «Asumiré la muerte de Mufasa» (2021), y hoy lanzan su tercer álbum, «Que adoren tus huesos». Han cogido cuerpo, han madurado su sonido y han lanzado unas canciones que funcionan como 14 vendavales de ritmo e intenciones. «El tercer disco es el que te dice si te vas a morir de hambre o si vas a poder vivir de esto», apunta Surma, a lo que el guitarrista añade que es el proyecto «con el que confirmas cómo quieres sonar y qué quieres hacer y decir con tu música, qué referencias coger». El resultado, dice Claudia, «no es un disco raro, sino elaborado, y se nota. No hemos inventado nada, pero es complejo. Ahora no se ven canciones así, tan largas y con tantas partes». Una perspectiva creativa que, dice la artista, «hay que subrayarla, porque la escena del indie rock es todo el rato lo mismo. Se repite la fórmula, las letras hablan de lo mismo, se va a por el coreo fácil... La música de Niña Polaca no es así, porque nuestra única salvación es intentar ser auténticos, ponerle trabajo a las cosas e intentar ir más allá». Tienen las ideas claras: Surma respalda a su compañera y celebra que con «Que adoren tus huesos» «no estoy escuchando lo que oigo todo el rato, y eso me pone contento».
Niña Polaca promocionando "Que adoren tus huesos", su tercer álbum
Niña Polaca publican "Que adoren tus huesos", su tercer álbumEdu Pomares
Están orgullosos, se les nota. Forman parte de algo grande, y lo saben. Aunque sí se quejan, ¿por qué no? Uno de los grandes atractivos de este grupo son sus letras: incisivas, cotidianas, directas. A diferencia de los dos primeros discos, en el tercero «no ha habido tanta protesta. Ahora nos va bien, nos hacemos mayores, y menos combativos», apunta Surma, compositor junto a Kobbe y Beto, «aunque sí tengo alguna maqueta –han dejado 7 canciones fuera del álbum– en la que cargo contra la inflación y otras cosas que me cabrean». ¿Como qué? «No entiendo que la gente no esté quemando las calles. La sociedad se centra en debates inocuos cuando hay problemas más importantes. Estás viviendo con siete personas en un piso y pagando un dineral. ¿cómo puedes quedarte ahí?». Son conscientes, aún así, de que como generación «vivimos cómodos. Hemos tenido oportunidades que mis abuelos no tuvieron. No estamos tan mal», dice Rubén. Son inconformistas, pero agradecidos. Tienen sus trabajos aparte y, mientras, cultivan su pasión musical, con un doblete en La Riviera en el horizonte: el 24 de noviembre y el 21 de enero. Un sueño, ¿no?