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Museo del Prado

¿Por qué los líderes políticos deberían ir al Museo del Prado?

La pinacoteca ha estado olvidada en los programas electorales

"El fusilamiento de Torrijos", de Antonio Gisbert
"El fusilamiento de Torrijos", de Antonio Gisbertlarazon

La pinacoteca ha estado olvidada en los programas electorales

El programa cultural de todos los partidos que se presentaron a las pasadas elecciones fue bastante inane. Apenas unas líneas para pasar el trago. Todavía estamos esperando una Ley de Mecenazgo, prometida por todos las siglas (también por el PSOE), que no acaba de llegar y que sería imprescindible para que el capital privado invierta en cultura. Se notó en los debates electorales. No era un tema que vendiera un voto. En las redes sociales algunos se apresuraron a felicitar a la pinacoteca, pero no hemos visto a ningún líder visitar el Museo del Prado, ganador del Premio Princesa de Asturias de Humanidades en su bicentenario. Allí se encuentran joyas que les harían pensar. Algunos se verían reconocidos en "La rendición de Breda"y otros en "El caballero de la mano en el pecho"o en las diferentes maneras de representar a "Narciso".

A cambio, lo que el Gobierno promete es entrar a fondo en el lenguaje inclusivo cuando tenga en sus manos el informe de la RAE (aunque Carmen Calvo se ha apresurado a decir que lo hará diga lo que diga la Docta casa) y pensar qué hace con la conmemoración del V centenario de la llegada de Hernán Cortés a México. La ampliación del Prado, trazada por Norman Foster, está pendiente de la aprobación de los Presupuestos generales del Estado. Este momento del bicentenario hubiera sido excelente para tenerlo acabado. Pendiente tiene también el Ejecutivo entrante la firma tantas veces aplazada para la renovación de la colección Thyssen o la creación de un Centro Nacional de Difusión de la Danza. Sobre el papel todo pinta bien.

La realidad es agua diferente. El Prado merecía en su segundo siglo de vida como emblema nacional, un paseo político para recordar lo que somos y de dónde venimos. El año pasado lo visitaron más de tres millones y medio de personas. El mismo número que dio la victoria al PP en 2016, por poner un ejemplo.