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La RAE contra la ignorancia de las máquinas: "Que hablen como en la Academia"

La institución que lidera Muñoz Machado ya trabaja en la nueva fase del proyecto LEIA con el que se trata de domar la lengua española en el marco de la inteligencia artificial
Una infraestructura VDI ayudaría a cerrar la brecha digital en empresas, impulsando su rendimiento y dando flexibilidad a los empleados.
Una infraestructura VDI ayudaría a cerrar la brecha digital en empresas, impulsando su rendimiento y dando flexibilidad a los empleados. PexelsPexels

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"No hay quien la pare", rumia el director de la Real Academia en referencia a la tecnología. "Ha sucedido en todas las épocas", continúa, y en 2024 no va a ser menos. "Está pasando por delante de la puerta" y no están dispuestos a mirar para otro lado. "Tenemos que subirnos". Con la inteligencia artificial "vienen nuevos hablantes que no controlamos, que se inventan dialectos propios, y si no logramos controlar la situación estaríamos haciendo un malísimo servicio al mayor valor cultural que tenemos, que es nuestro idioma".

Así de sencillo explica Santiago Muñoz Machado el porqué de la nueva etapa del proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial), donde, a través de la IA, se trabaja en una herramienta "que defienda, proteja y fomente el buen uso del español en el universo digital", señala Asunción Gómez Pérez académica y experta en la materia de la casa de una empresa que se anunció en 2019 y que tiene previsto su finalización a mediados de 2025. Será entonces cuando, de manera gratuita, los usuarios podrán consultar en la web de la institución, por ejemplo, si un texto jurídico está bien redactado de un solo clic.

Una de las herramientas prioritarias para la RAE en esta fase II es el observatorio de neologismos, términos y variaciones del español que consistirá en una aplicación que detectea partir de prensa, blogs, redes sociales...– palabras y expresiones panhispánicas en uso que no se hayan registrado en el Diccionario de la lengua española (DLE). "Las entradas que tenemos en información serán mucho más rápidas y mucho más insistentes", comentaba el director antes de asegurar que en la plataforma se podrán ver todas estas palabras o expresiones. "Tendremos mayor capacidad de ver la evolución del idioma".

Otro de los puntos fuertes del proceso es el verificador lingüístico con el que los usuarios podrán comprobar, tras introducir el texto correspondiente, si es o no correcto desde un punto de vista ortográfico, gramatical y léxico; al mismo tiempo que la aplicación ofrecerá sugerencias de cambio y explicaciones sobre las faltas cometidas.

Y como cierre de la segunda fase, la RAE pondrá en funcionamiento una herramienta más que solucione las dudas lingüísticas de los hispanohablantes mediante un buscador y un sistema que seleccionará la respuesta de entre las almacenadas en la plataforma. Como ha explicado Gómez-Pérez, "en caso de que el sistema no pueda dar respuesta concluyente, el usuario recibirá la explicación de manera personalizada de los miembros de la RAE".

Pero este paso de la RAE no es exclusivamente para los usuarios, que también, sino que las fuerzas –"estamos a tope de lo que podemos hacer; todos los equipos de la Academia están al servicio de la causa", aseguran– se dirigen igualmente a las máquinas. "Que no hablen de una manera indebida". "Hay gente que piensa que nos estamos metiendo en un terreno que no forma parte de la actividad ordinaria de la Academia. Y tienen razón. Esto no forma parte de nuestra actividad tradicional", pero esto es la tecnología y no se le puede decir que no, asegura el director de un proyecto regado con 5 millones de euros por parte de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (Sedia), dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

En la carrera por el manejo de la inteligencia artificial, la Docta Casa lucha por que esta "utilice la lengua como dice la norma de la RAE", sostiene Muñoz Machado. Si hay personas analfabetas, para el jurista, "también hay máquinas que lo son si no emplean bien el lenguaje". Y se apoya en un trabajo que realizó la institución junto a telefónica para aportar datos: "Hay sistemas de corrección que habían reducido un 20% el léxico utilizado por la Academia". Y eso hizo levantar las orejas a orillas de la iglesia de San Jerónimo el Real. "Eso nos ha preocupado", confirma. Así, con la calidad expresiva del lenguaje de las aplicaciones de asistentes de voz "sustancialmente mejorable", la Academia se ha marcado el objetivo de "verificar" el proceso, que "no fabricar esto", advierten.