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Literatura

Sergio Vila-Sanjuán descubre en la FIL los secretos del barrio gótico de Barcelona

El escritor presenta en Guadalajara su última novela, ganadora del Premio Fernando Lara, un thriller ambientado en el corazón de la ciudad condal

Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Presentación de la obra “El misterio en el barrio Gótico” de Sergio Vila-Sanjuán. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 29 11 2025
Sergio Vila-Sanjuán durante su presentación en la FILAlberto R. RoldánFotógrafos

La infancia, la juventud, los edenes perdidos, siempre han sido material literario para amasar memorias, autobiografías, novelas. Sergio Vila-Sanjuán indaga en los misterios de Barcelona conserva entre sus recuerdos aquellos paseos que de pequeño daba con su padre por el corazón de Barcelona. Unos recorridos traufados por anécdotas que despertaban en su conciencia admiración y curiosidad, las primeras condiciones de los hombres avocados a la literatura. «Yo de niño iba por esas calles del barrio gótico. Todavía era una ciudad industrial, de profesionales, sin presencia de turismo. Muchos años más tarde, hace aproximadamente 15, me nombraron miembro de las Buenas Letras de Barcelona y me volví a familiarizar con la zona. Me di cuenta de que era una Disneylandia, pero hecha con cierta categoría. El puente del obispo fue levantado en 1928, y que yo sepa en esa época ya no quedaban obispos medievales. La hermosa fuente de Sant Felip Neri era contemporánea de los Beatles. ¿Qué es lo que sucedió? Que cuando Barcelona se rehace con los Juegos Olímpicos, el barrio gótico se convierte en el estandarte de la ciudad y del turismo y la gente deambula por estas zonas sin saber lo que hay detrás».

Pero, ¿qué es lo que hay detrás? Sergio Vila-Sanjuán lo revela en «Misterio en el barrio gótico», una novela que hilvana con sumo acierto una trama ficcional y que revela que los monumentos de esas emblemáticas calles de la ciudad condal son una reconstrucción de manufactura y cuño muy reciente. Una obra, que aúna historia y misterio, y que recibió el premio-fernando-lara de Novela: «Esto ha tenido un enorme simbolismo para mí. Yo a Fernando Lara lo conocía. Era un editor joven, prometedor, y falleció en un accidente de automóvil cuando el potencial no lo había desarrollado. Por eso me hizo ilusión ganar un premio que llevaba el nombre de alguien que ya conocía y que en su primera edición ganó Terenci Moix, al que también empecé a leer a los trece años y que me sorprendió».

Vila-Sanjuán hizo un alto en su intervención para revelar que en su adolescencia libresca, fascinado por Moix, decidió mandarle una carta, pero no obtuvo respuesta. «Cuando empecé a moverme en el mundo literario, le dije que le mandé esa carta y me reconoció que se acordaba de ella y de mí, pero que no contestaba nunca al correr, aunque me confesó que le subían mucho la autoestima».

Una restauración polémica

El escritor y periodista regresó a su libro y reveló que «es una síntesis de cómo he visto el barrio gótico. Es uno de los más extensos del Viejo Continente. Europa se forma en la Edad Media. Lo que ocurre es que estas zonas medievales han quedado deterioradas con el tiempo. Viollet-le-Duc es un arquitecto que se dedicó a restaurar esas ruinas. Lo llevó a cabo en Carcasona, aunque lo que hace ahí no es estrictamente gótico, sino el gótico que a él le gustaba, que es más estilizado. Luego hace lo mismo en Notre Dame. De hecho, sus gárgolas de la catedral son del siglo XIX». El escritor explica que con el barrio gótico, catedral de Barcelona y los palacios del entorno «se habían deteriorado o entrado en ruinas. No gustaban porque la catedral era casi una casa de polígono. Los empresarios barceloneses son los que hacen la catedral de Barcelona, con sus ojivas, pináculos... Ahora parece medieval, pero no es medieval, es una fantasía», asegura con una sonrisa irónica.

El novelista enmarca este fenómeno, consciente de que el entendimiento siempre es consecuencia de una explicación. «La mayoría de esos vestigios medievales quedaron destruidos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Al acabar, los ayuntamientos se plantearon la coyuntura de conservarlos o entregar esos espacios a la nueva arquitectura racionalista. En todas estas ciudades se rehará esa arquitectura medieval, porque a los habitantes de Fránkfurt o de Múnich les trae el recuerdo de su pasado al presente. Les recuerda el pasado medieval».

«Vivimos en una sociedad adanista, marcada por todo lo nuevo, pero la realidad es que estamos condicionados por el pasado»

Sergio Vila-Sanjuán

Su novela está estructurada con una historia de ficción y con esta historia que muchos desconocían, alumbrando una realidad que muchos han pasado por alto. Comienza cuando un reportero, cerca ya del momento de su jubilación, recibe unas cartas que le impelen a desentrañar los misterios que encierra el barrio gótico. Una premisa que servirá para que el lector se hunda en lo imprevisto al ritmo de un policial. «Vivimos en una sociedad adanista, marcada por todo lo nuevo, pero la realidad es que estamos condicionados por el pasado, por la cadena genética que transmite una información cultural y biológica, porque cuando tenemos tres años ya sabemos mucho y en el organismo también hay un peso cultural. A las ciudades les sucede eso. Si en una esquina hay una marca, es porque ahí pasó algo, y si un palacio tiene estancias selladas, también es por algo. Esta visión es lo que intento transmitir».

El periodista y narrador no omite ni evade su opinión y reconoce que está a favor «de estas reconstrucciones. Me gusta el barrio gótico, porque me inspira y veo cosas que me tocan. Es una parte de la historia de la ciudad. Algunos puristas están en contra porque afirman que esto es una falsedad y estamos engañando a la gente, pero el barrio gótico me parece que es una maravilla. Eso sí, me gustaría que no estuviera saturado de turistas y tiendas de recuerdos. Pero como iniciativa fue una gran iniciativa». Sergio Vila-Sanjuán habla de las personas que se comprometieron con este proyecto de restaurar este centro urbano trayendo piedras, levantando muros, rehaciendo palacios, pero, sobre todo, surfeando a través de las distintas administraciones que se sucedieron durante las obras. «Estos personajes tuvieron que lograr la confianza de los distintos ayuntamientos que se sucedieron hasta que esto acaba en 1965».