Cultura

Teatro

La resistencia numantina de Nao d’Amores

Ana Zamora vuelve a liderar un proyecto de la compañía segoviana en el Teatro de la Comedia, y esta vez se atreve con un primerísima espada: Cervantes

Nao d’Amores representará esta pieza con ocho intérpretes, que jugarán con la música y el verso
Nao d’Amores representará esta pieza con ocho intérpretes, que jugarán con la música y el versoNao d'Amores

Conocidos son los encierros de Nao d’Amores en su nave de Revenga, Segovia. Allí crea Ana Zamora y todo el equipo. «Unos doce o quince fijos, y otros diez que van y vienen», apunta, «al borde del agotamiento», la cabeza más visible de la compañía. Esta vez tocó recluirse el 20 de septiembre, «trabajar como perros», y salir a la vida real hace bien poco, para el estreno de la semana pasada en el teatro Juan Bravo de Segovia. Sin embargo, Zamora explica que no es un encierro como tal, nada que ver con el de la primavera de 2020, sino un «encierro creativo». Importante puntualización porque no quiere ni oír hablar de tiempos pasados. Y es que la pandemia ha marcado un antes y un después en las vidas de todos.

Zamora se topó con aquella realidad estando en Roma, sola, a muchos kilómetros de distancia de su casa. Y eso no se olvida, aunque, desde que se levantaron las restricciones, no han parado. El éxito de «Nise, la tragedia de Inés de Castro» –que rozó la gloria en los Premios Max de Bilbao– todavía les tiene recorriendo España, y lo que les queda, pero entremedias se cuela un proyecto muy especial para la propia compañía: un Cervantes, «Numancia». Aquella resistencia épica.

Ellos, tan acostumbrados a dar voz a los nombres más desconocidos para el gran público del teatro previo al Siglo de Oro español, se lanzan «por necesidad», asegura Zamora, con un primerísima espada. Cuando recibió la llamada de Lluís Homar, director de la Compañía Nacional (CNTC), para montar en el Teatro de la Comedia una pieza «en defensa del patrimonio», recuerda, no lo pensó demasiado: «Había que enfrentarse a un autor como Cervantes en este momento, que cumplimos veinte años, y sabiendo que “Numancia” nunca había sido programada por la propia Compañía Nacional. Así que lo consideramos una responsabilidad, y si alguien lo tenía que montar éramos nosotros porque tengo la idea de que es un autor que nos pertenece por ubicación cronológica en esa obsesión por demostrar que hay un teatro previo al Siglo de Oro con una calidad enorme».

Un Cervantes como figura esencial para proponer un cambio profundo que «nos llevará hacia una concepción moderna de la trama teatral y a la creación de personajes», presenta la CNTC en su web. Para Zamora, el error a la hora de abordar al Manco de Lepanto ha sido «hacerlo al revés. Nos hemos empeñado en leerlo desde el Barroco y decir que escribe peor que Calderón. Escribe en otra época. Tenemos la concepción de un Cervantes con cara de malhumorado en un retrato de academia, que todos triunfaron menos él... Y no. Por eso la obsesión de llevarlo al Renacimiento y mostrarle melancólico, pero con el optimismo que nos permite soñar que hay otros puntos de esperanza, que es una visión muy renacentista. Un poeta soldado de carácter garcilasiano. Lo imaginamos con más luz».

Ese fue el punto de partida de aquel «encierro creativo» con el que han levantado esta «Numancia» de cámara para ocho intérpretes, «sin ejércitos ni nada», define la directora. Por cuestiones del guion (de la psicosis del Covid y de un teatro a la italiana como el de la Comedia), Nao d’Amores pierde esa aura intimista que pudimos ver en otras piezas, como la citada «Nise». Las gradas de madera, que ya se han convertido en firma de la casa, dejarán paso «a la frontalidad, que obliga y marca mucho», dice Zamora de un escenario como el de la CNTC. Aun así, «el espectáculo tiene el sello cien por cien de la compañía: la música en directo, la seriedad con el verso, la variedad de recursos escénicos desde la síntesis...». Todo ese lenguaje es el que da unidad a una función que se engloba en el mismo ciclo de su anterior trabajo, pero que «no tiene nada que ver por la manera de abordarlo y, además, me da esperanzas sobre lo que todavía nos queda por indagar en los géneros».

Lo suyo es una investigación en profundidad por los múltiples escritos que abordan la obra de Cervantes, «que me gusta más, incluso, que ensayar», confiesa una Zamora que ha acudido a Luis Rosales como poseedor de la verdad casi absoluta sobre el escritor: «Siempre es mejor hacerlo con la mirada de un poeta, aborda constantemente la pérdida de la libertad, pero una libertad que tiene que ver con lo personal y dentro de la ética y lo moral, y que solo se puede alcanzar en comunidad». Así, la «Numancia» que se verá en la Comedia ahonda en ese concepto desde su definición: «No hay libertad sin proyecto de vida», defiende la directora.

  • Dónde: Teatro de la Comedia. Madrid. Cuándo: hasta el 30 de diciembre. Cuánto: de 6 a 25 euros.

¿UNA OBRA «SÚPER FACHA» DE CERVANTES?

No esconde Ana Zamora las licencias tomadas con Cervantes. «Desde el primer momento. De no ser así, no lo montaría», zanja. «Necesito ver qué tiene de nosotros y cómo nos puede guiar en estos tiempos de miseria terminológica». Asegura la directora que se ha comprometido para hablar «con distancia y sin maniqueísmo», pero también para abstraerse de los que dicen que «es un texto súper facha»: «Es terrible. Ha pasado de ser representada en la Zarzuela bajo las bombas del 36 a ser un texto de fachas...». Ella lo tiene claro, había que significarse, y lo ha hecho «agarrada a la vieja filología, que siempre me ha inspirado, y de la mano de Luis Rosales».