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El destape de Alfonso XIII

Club Caníbal toma los escarceos del monarca con la industria pornográfica a principios del siglo XX para levantar en el Teatro María Guerrero un espectáculo de variedades «muy loco», dicen
Luz Soria

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No es ningún secreto la obsesión de Alfonso XIII con el porno. Al rey le gustaba ese mundillo y aprovechó su posición para lanzarse al mundo del emprendimiento como el primer gran productor de cine para adultos en España. Casi como el precursor de Hugh Hefner («Playboy»), aunque a él la obsesión con el sexo ya le venía en los genes, pues tampoco han pasado desapercibidos para la Historia su padre, Alfonso XII, igual de libertino, y su abuela, Isabel II, adicta a los placeres carnales. Pero no nos vamos a escandalizar, no debemos, en pleno siglo XXI por ello. Bien que hacían siempre que sus deseos no perjudicasen a terceras personas. E igual que ahora hacen bien los chavales de Club Caníbal cogiendo la anécdota de «Alfonso el Africano» (también título de la obra) para levantar en la sala Princesa del Teatro María Guerrero la mismísima sala de proyección de palacio. «Todo eso es carnaza para comediantes como nosotros», confiesa Chiqui Carabante, director del montaje firmado a ocho manos por él, Vito Sanz, Font García y Juan Vinuesa.
«Cuando nos fuimos metiendo en la historia vimos que el principio del siglo XX tenía que ver con el del XXI y nos invitó a conectar la realidad de su tiempo con él y con nosotros», confiesa un Carabante que ha desmontado por completo la sala del teatro para convertirla en una estancia digna de la realeza. Por allí estarán Alfonso XIII (encarnado por Font García), junto a su corte, al ritmo que le marquen los cuplés y chotis que toque Pablo Peña en directo. Un espectáculo de variedades «muy loco», presentan, de hace cien años que será el patio de recreo para que García, Sanz y Juanfra Juárez saquen a los «niños, o adultos gamberros», que llevan dentro. Para ello, irán con el uniforme marca de la casa, que recientemente se ha visto en el Matadero con su «Trilogía ibérica»: «Traje con pantacas cortos».
De esa guisa vestirá el monarca, que en esta ocasión se las tendrá que ver con la crítica social, el humor y las interpretaciones al extremo de estos caníbales. «No tenemos filtro para las chorradas», ríe el director de un montaje que presentará a Alfonso XIII como «un indolente porque, según como lo hemos entendido, que no somos historiadores ni politólogos, pasaban muchas cosas a su alrededor y a él no le afectaban o tomaba partido en contra de la ciudadanía. La realidad le explotó en la cara». Y añade Sanz: «Pero no solo era una cuestión del rey, sino de toda la clase política. A nivel institucional no se supo responder a lo que pasaba a nivel social. Esto no es más que una mirada sobre España porque, como españoles, nos interesa y nos gusta este país con sus cosas positivas y negativas. Por eso, cuando vemos a Berlanga nos hace tanta gracia, porque nos sentimos identificados con lo que cuenta».