Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

Carlos Sobera: “El sexo se ha convertido en un aquí te pillo aquí te mato, sin sensibilidad ni nada”

El presentador llega al Festival de Mérida con una de romanos, “Miles Gloriosus”, un ser prepotente e insaciable sexualmente al que Plauto intentó salvar de la quema
Festival de Mérida

Creada:

Última actualización:

Miles Gloriosus es prepotente, bravo, soberbio, altanero y agresivo. También es insaciable sexualmente. Son las dudosas maneras del nuevo “amigo” de Carlos Sobera, un tipo al que tendrá que interpretar sobre las ruinas de Mérida y figura que, según la presenta, poco tiene de buena. Sin embargo, Plauto fue un caprichoso de los finales felices, así que dejó resquicios para la bondad. “Le gustaba enseñar y corregir divirtiendo, fue muy moralista. Como dice, la soberbia y el halago pueden convertir a un hombre sabio en un perfecto imbécil, pero, al final, hay una catarsis y el autor no renuncia a la conversión”. Es la historia de romanos con la que el presentador llega a Extremadura, al Festival de Mérida, y con la que lleva dos meses, cuenta, “a tope”. Eso sí, después del gozo interpretativo, la vista también la tiene puesta en ese último aplauso del Teatro Romano, pues, con ello, empiezan sus vacaciones.
−Primero, le recuerdo una frase de Esty Quesada, paisana suya, en la que decía que Baracaldo era “el lugar donde mueren los sueños”. Como baracaldés, ¿qué tiene que decir?
−Hubo una época en la que los sueños murieron, pero ya hace tiempo que nos convertimos en el cielo de los soñadores. Recuerdo que en los 80 hubo una portada de “Interviú” muy dura en la que nos ponía como uno de los tres pueblos más feos de España. Fue un bofetón importante. A pesar de ello, nunca dije que fuera de Neguri, fui fiel a Baracaldo.
−¿Está preparado para el calor que le espera en Mérida?
−No creo que sea peor que el de Madrid. ¿Uno o dos grados más? Sin problema.
−¿Qué son dos grados para un vasco?
−Nada. Un tío de Baracaldo lo aguanta todo.
−Un tío de Baracaldo no se acogota ni con las ruinas de Mérida...
−Aunque nunca he actuado allí, sí presenté los Premios Ceres durante cinco años. Digamos que me resulta familiar. Cada vez que voy me siento como en casa.
−...Pero con 3.000 mirones.
−Además que sí, porque vamos muy bien con la venta de entradas.
−Eso es que el señor Sobera tiene tirón.
−Es una conjunción de astros romanos porque, más que el señor Sobera, es la compañía, formada por grandes profesionales: Ángel Pardo, Elisa Matilla, Elena Ballesteros... Y Pep Antón (Gómez), que la gente le conocerá de “La comedia de las maravillas” o “El Eunuco”.
−¿Qué nos van a presentar?
−Siempre digo que los clásicos son los autores más modernos que existen, casi coetáneos. Brillantes en su forma de escribir y, sobre todo, de abordar naturaleza humana. Dan con la esencia de los problemas que nos preocupan 2.500 años después. Miles Gloriosus es una maravilla de Plauto en la que critica con mucha audacia y sorna a los personajes poderosos y fanfarrones que habitaban en aquella época, para él, modelos de absoluta desaprobación. Lo bueno es que tienen mucho que ver con el hoy: vemos gente que ejerce el poder de manera arbitraria y otros que en sus relaciones amorosas se comporta de forma mezquina con el otro.
−¿La agresividad sexual de entonces es la de ahora?
−Sí, por eso la educación es el instrumento básico para paralizar esos instintos excesivos y primarios. Inevitablemente, el mundo se ha transformado muy rápido en los últimos 25 años. La tecnología ha trasformado, o trastornado, dependiendo quien hablemos, algunos comportamientos. Ahora, los niños tienen acceso muy temprano a muchas cosas y eso es muy difícil de controlar por educadores y padres. La forma de acercarse a realidades muy importantes, como el sexo, es muy distinta a la que tuvimos nosotros. Íbamos despacio y nos permitía tener más ganas de conocer y disponer de tiempo para rectificar. Ahora no, no lo hay ni para enmendar errores. Los padres estamos sobrepasados. Y el sexo debería ser la forma más natural de disfrutar de la vida y de la relación con la persona que amas, y se ha convertido en un aquí te pillo aquí te mato, sin sensibilidad ni nada.
−¿Es complicado ir despacio en los tiempos de la inmediatez?
−Vamos demasiado rápido. Tenemos que aprender, pero seguro que nuestros hijos les enseñarán mejor a los suyos porque ellos serán conocedores de esta realidad tecnológica al 100%.
First Dates, ¿allí son más de amor o de sexo?
−Ahí tenemos de todo, como en la viña del Señor. Pero el amor reconforta, es una excusa perfecta para ser feliz.
−¿Usted con quién se queda?
−Con las personas honestas. El problema son los que llegan con pretensiones torcidas, pero el 98% son honestos. Saben que van a un escaparate a exponerse. La vida real te da lecciones constantes. Cuando uno finge es una persona infeliz y por mentir se asume un precio que, antes o después, se paga.
−¿Hemos institucionalizado la mentira?
−Por supuesto. De hecho, se ha colado donde sería más importante que no se instalara, en las instituciones. Es una pena. Vivimos más de la apariencia que de la realidad, del querer ser que del ser... Y eso provoca desconfianza en todo. No creo que merezca la pena vivir así. Vamos a buscar pareja y mentimos sobre el peso, la estatura y el color de los ojos. Se miente para impresionar, se miente para conseguir votos... Pero empieza a haber sensación de hartazgo. Llegará un momento en el que explote, habrá efecto péndulo y tendremos más honestidad.
  • Dónde: Teatro Romano de Mérida. Cuándo: del 3 al 7 de agosto. Cuánto: desde 13 euros.