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El diálogo de Sergio Blanco con su madre fallecida

El dramaturgo uruguayo, icono de la autoficción en todo el mundo, lleva a las tablas su propio duelo por la pérdida de su madre
Sergio Blanco estará cuatro noches en la Sala Grande del Teatro María Guerrero, donde combinará el lenguaje del teatro con el del cine
Sergio Blanco estará cuatro noches en la Sala Grande del Teatro María Guerrero, donde combinará el lenguaje del teatro con el del cineCDN
La Razón

Madrid Creada:

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Cuando la muerte impone su ley, no queda otra posibilidad que recurrir a la ficción para reencontrarnos con un ser querido. Y no es un mal consuelo: en realidad, tan imperfectos como somos, no disponemos de otro recurso tan eficaz para transformar, bien acendrado, un acto de amor en una obra de arte.
Probablemente una idea parecida a esta rondase la cabeza de Sergio Blanco cuando se embarcó en la escritura de 'Tierra', la obra que llega ahora al Centro Dramático Nacional –iniciando aquí su gira europea– después de estrenarse en Montevideo en noviembre del pasado año. «En su tratado sobre 'La Trinidad', San Agustín dice que las letras fueron inventadas para que podamos conversar con los muertos», recuerda el exitoso dramaturgo y director uruguayo. Y ese ha sido, precisamente, su propósito en este nuevo trabajo: homenajear a su madre, fallecida en 2022 en una unidad de cuidados intensivos, con una obra de teatro en la que ella fuese el eje de la acción dramática. «Más allá de presentar un nuevo proyecto artístico o profesional, había en este trabajo una voluntad ética, puesto que entraban en juego valores muy personales –explica el autor–. Lo que yo quería simplemente era entablar un diálogo con mi madre».
Como escribió San Agustín, las letras fueron inventadas para conversar con nuestros fallecidos
Y ese diálogo se estructura en 'Tierra' a través de cuatro personajes que de una manera u otra están tocados por el dolor y la muerte: Clara, una mujer encarnada por Soledad Frugone que busca los restos de su padre, desaparecido durante la dictadura militar; Celia, una madre que ha perdido a su hijo en un accidente de moto, y en cuya piel se mete Andrea Davidovics; Lucas, el adolescente que ha matado a su hermano gemelo con un hacha en un ataque de ira, y que está interpretado por Tomás Piñeiro; y un dramaturgo, a quien da vida Sebastián Serantes, que no es sino el alter ego del propio Blanco. El nexo de los cuatro protagonistas es la figura de Liliana Ayestarán, madre recientemente fallecida del dramaturgo y antigua profesora de instituto de los otros tres personajes. El argumento gira en torno a los encuentros que ese «ficcionalizado» autor teatral tiene con los tres exalumnos de su madre con intención de recabar información para escribir una obra sobre ella.
Fiel al género de la autoficción que lleva cultivando desde hace años, y en el que está considerado todo un referente mundial, Blanco toma elementos de la realidad, sin apenas modificaciones, y los combina con otros ajenos a ella para someterlos a una especie de tensión conceptual y dramática que pueda resultar de algún modo reveladora. En cualquier caso, cree el autor que «en el equipo artístico de cualquier obra de teatro siempre estamos indagando en nosotros mismos, porque trabajamos con nuestras propias emociones y nuestros propios cuerpos; da igual que sea Chéjov, que sea Lope de Vega o que sea autoficción». Lo que no puede resentirse nunca es la verosimilitud: «El duelo es algo que a todos los seres humanos nos conecta y nos hermana, por encima de la cultura o la sociedad a la que pertenecemos. Y en esta obra hay cuatro seres unidos por ese dolor; un dolor que es muy real, por tanto. Es verdad que, en lo que concierne a los tres exalumnos, las distintas muertes relacionadas con esos personajes son muy violentas, y puede incluso que la muerte del hermano gemelo a hachazos parezca exagerada o amarillista; pero los crímenes atroces de este tipo suceden mucho más de lo que queremos creer. A mí me parece fascinante indagar en ellos porque pensamos, erróneamente, que nos son ajenos. Todos, absolutamente todos, podemos vernos involucrados en hechos que minutos antes nos hubieran parecido inverosímiles. Y el teatro siempre se ha interesado por esta idea y la ha explorado, desde 'Edipo rey' a 'Ricardo III'».
"Tuve una relación con mi madre muy literaria, además de personal", asegura el autor de 'Tierra'
En cuanto a lo que sí está tomado directamente de esa realidad más próxima al autor, no solo ocupa un lugar destacado él mismo como personaje, sino también lo que tiene que ver con la biografía de su madre, incluida su vinculación con la enseñanza. «Yo tuve una relación con mi madre muy literaria, además de personal. Ella era poeta y profesora de literatura, especializada en el mundo griego. Y yo estudié Filología Clásica. Gran parte de mi formación literaria viene de ella».
  • Dónde: Teatro María Guerrero (Sala Grande), Madrid. Cuándo: hasta el domingo. Cuánto: de 6 a 25 euros.

'EL TIEMPO DEL HIJO' Y DE DAVID MONTERO

►Tras Madrid, Blanco comenzará gira por España, donde pisará plazas como Gerona (Temporada Alta) y Cádiz (FIT). Y será en la ciudad andaluza donde comparta festival con una pieza de David Montero en la que el artista también aborda la despedida de su madre en «El tiempo del hijo»: una obra sanadora que que asegura que surge de «la necesidad y el dolor».