
Feria de Abril
Javier Ambel, cornada de 30 centímetros muslo derecho
El banderillero de Alejandro Talavante ha sido trasladado inmediatamente a la enfermería de la plaza

Javier Ambel pareaba al tercero de la tarde, toro de Alejandro Talavante cuando ha resultado herido en el muslo derecho. Ha sido tan evidente la cornada que inmediatamente se lo han llevado a la enfermería de la plaza de toros de Sevilla. Después Talavante ha pasado con mucha discreción con un toro que iba y venía con ese punto mirón. Lo despachó con un bajonazo.
Nos encontramos en la décima del abono de la Maestranza. Y tercera comparecencia de Morante de la Puebla. En días así debe ser difícil hasta ser Morante. Por la dimensión de tu propia sombra. Volver a Sevilla después de la tarde anterior es una resaca que ni el propio torero puede aguantar.
La plaza se llenó hasta la bandera de la misma manera que el otro día nos fuimos de aquí con el alma llena y las ganas de compartir y festejar, porque el toreo es un rito tan íntimo y sagrado como festivo. Y cuando ocurre algo que parte en dos hay que celebrarlo por aquello de saber que eso te acompañará de por vida y la alegría de haberlo vivido con amigos amplifica las emociones. La vida misma. Luego salió el toro de García Jiménez, casa Matilla, y pareció confabulado en contra del arte. Morante dibujó una verónica que nos estampaba en la memoria las alegrías casi al mismo tiempo que el toro las destruía rodando por el albero. Al final asomó el pañuelo verde y fue para atrás. A los medios tuvo que ir a buscar al toro Morante. Se quiso arrebujar el de La Puebla y casi le sale caro, porque cuando se torea tan asentado y convencido salir de ahí cuesta mucho y el toro se defendió con mala clase. Belleza tuvo el comienzo de faena. Estatuarios muy pegado a tablas con esa personalidad tan enigmática y una gran tanda de derechazos en la que el toro se dejó. Después hubo un momento como si Morante recalculará la ruta de la faena e inició la tanda con un adorno antes de proseguir con naturales. Estuvo en el abismo constante porque el de Matilla se vencía y hacía hilo y Morante torea tan encajado y con tanta verdad que se quedaba a merced. Se pasa los toros muy por la barriga. Ahí no hay lugar a ventajas. Lo intentó todo y mas allá de los logros ver a un torero así es una joya.
Trofeo de Manzanares
Hubo un momento, qué bonito fue, en el que pensamos que Manzanares cuajaría al segundo, que se dejó hacer en la muleta. Una tanda diestra aterciopelada. La de naturales que manda el guion, pero solo una. Hace años que no pasa de ahí, da igual que el toro sea extraordinario. Y vuelta a la diestra para quedarse por detrás y que el toro gire y rematar con adornos. Al público le vale y lo jalea. Perfecto. ¿Para qué más? Pensará Manzanares. Después el toro se vino abajo, como abajo cayó la estocada. Y paseó un trofeo.
Parte médico.
Javier Ambel sufrió una cornada en el muslo derecho de 30 centímetros de pronóstico menos grave.
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