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Por qué el toro "Mosquetón" de Victorino Martín mereció la vuelta al ruedo en Sevilla (y qué significa)

Ocurrió en la Feria de Abril de Sevilla con el quinto toro de la tarde

Por qué el toro "Mosquetón" de Victorino Martín mereció la vuelta al ruedo en Sevilla (y qué significa)
Por qué el toro "Mosquetón" de Victorino Martín mereció la vuelta al ruedo en Sevilla (y qué significa)Pagés/torosmedia

El mítico ganadero de Galapagar Victorino Martín lidió ayer en la plaza de toros de Sevilla. Sus toros son conocidos por muchas cosas, pero entre ellas, porque no suelen dejar indiferentes a nadie. Anunciarse con el hierro de la A coronada lleva implícito esa parte de "gesta" por el desafío de sus inciertas embestidas.

Daniel Luque entró ayer en ese juego. No es el diestro de Gerena habitual de este hierro y experimentó en carnes propias las dificultades de la ganadería. Luque anduvo firmísimo y a pesar de que a su lote le faltó empuje no regaló una arrancada. Así iba toda la tarde, una corrida mansa, que no se empleó en el caballo, siendo este uno de los platos fuertes de la ganadería, denominada dura (por las dificultades de sus embestidas).

En el quinto turno, que era el segundo toro de Manuel Escribano, cambió todo, simbología pura de la vida, que cambia en un segundo. Escribano es buen conocedor de este hierro. En esta misma plaza hace un año protagonizó una tarde heroica al resultar herido, fue operado en la enfermería de la plaza y volvió al ruedo para torear el sexto y triunfar. Gesto de otra galaxia.

Este año regresaba. Se fue a portagayola, que eso es marca de la casa, y recibió a ese "Mosquetón" que cambió la tarde. Ya cantó desde el principio el toro sus cualidades. Fijeza, claridad, siempre pendiente del torero, prontitud que mostró en el caballo donde apretó en las dos varas que recibió. Buen tercio, como ninguno había hecho.

El toro yendo al caballo
El toro yendo al caballoPagés/Toromedia

El toro era un huracán de bravura, entrega, transmisión en la muleta. La tomaba muy por abajo, con mucha casta, pero también con franqueza y la capacidad de reducirse si se lograba la velocidad adecuada. Ahora no era fácil como nunca lo son los toros bravos. El mayor examen para un torero, la prueba de fuego.

Nunca se cansó ni perdió la codicia ni fijeza. Así por ambos pitones. Y cuando Manuel Escribano le tomó la medida fue cómplice perfecto.

Gran toro, que fue premiado, por merecimiento propio con la vuelta al ruedo entre ovaciones y pasó al cuadro de honor de los toros de Victorino Martín lidiados en Sevilla.