San Isidro

La verdad de Fonseca y 667 kilos de milagro de Pedraza de Yeltes

El mexicano corta una oreja de «Brigadier», premiado con la vuelta al ruedo, y Román y Colombo dan una vuelta al ruedo en la Feria de San Isidro de Las Ventas

La verdad de Fonseca y 667 kilos de milagro de Pedraza de Yeltes
La verdad de Fonseca y 667 kilos de milagro de Pedraza de Yeltes Alfredo Arévalo

622 kilos daba de media la corrida de Pedraza de Yeltes mientras las nubes amenazaban en todo lo alto. Era una ecuación extraña a todas luces. A los 630 kilos del primero le acompañaban dos pitonacos y un buen puñado de mansedumbre que dejó expuesta en los primeros tercios. Fue tan así que Román tuvo que ir a buscarlo al Cinco donde se había rajado. Aún así lo brindó, la fe que no falte, que mueve montañas y con un poco de suerte los nubarrones negros. Con violencia acudió en los comienzos y de hecho en las primeras cuatro arrancadas dejó sin muleta a Román y casi arrebató el capote a un banderillero. La disposición fue total. Sobre la desnudez del pitón zurdo, por el que viajaba largo, construyó la faena. Era abrasivo el de Pedraza de Yeltes, quería irse y con ese punto de irreverencia, de no saber muy bien qué iba a hacer. Le cosió una tanda con mucha expresión. Tal vez dos. A la tercera se le iba, se rajaba suelto del encuentro y resolvió por el diestro, dejándosela muy puesta. Meritorio. Se le complicó la espada.

Colombo bajo la lluvia

Dos veces puso Colombo el toro en la distancia. Y el de Pedraza fue casi a la vez que un trueno partía la plaza en dos. Antesala de lo que venía. Y trajo lluvia sin parar. Quitó Fonseca y replicó el venezolano justo antes de tomarse su tiempo para poner los pares de banderillas. El tercero fue bueno. El resto, espectáculo. Con la muleta ya bajo la lluvia y la estampida del público de la plaza se alargó una barbaridad Colombo con un toro que dejó hacer a placer con nobleza y buen fondo, sin más. Insistió por uno y otro pitón en una faena de oficio y remató con una estocada de efecto fulminante. Le valió para dar una vuelta al ruedo.

El giro de la tarde, toro de premio

Manseó el tercero en el caballo con descaro: tanto como para soltar una coz en vez de apretar bajo el peto. Se acordó Fonseca de su país en el brindis. México se lleva en el corazón siempre y más cuando imponen tiempos delicados. Difícil se lo puso el toro después con una embestida agobiante por repetidora, corta y pegajosa. La recompensa vino en el sexto. Fue de lejos al caballo y brillante estuvo la cuadrilla de Fonseca después. Con los palos Tito y Juan Carlos Rey y con la brega Raúl Ruiz. Un toro con ese volumen en Madrid es una prueba de fuego y con esa forma de embestir, también, porque el toro era bravo y acudía al engaño con importancia. Hay que aguantar el envite. Fonseca abanderó su faena con una identidad clara: la verdad y el aplomo. Por eso dio igual cuando el toro se le metió por dentro, estaba tan seguro que no rectificó. Era su momento, su aquí y su ahora. Eso emociona, como también lo hizo «Brigadier». El toro respondió y duró, con nobleza, un tranco muy bueno y la felicidad de haberlo visto en el caballo. Para la tarde que llevábamos... Ver embestir así a un toro de casi 700 kilos era un milagro. Se le premió con la vuelta al ruedo. Fonseca se tiró a matar, pinchó y se dio un golpe en la cara que le dejó inerte en la arena. A la segunda no falló. Nos arreglaron la tarde. El gigantón quinto, 624 kilos, tenía munición para acabar con el planeta, pero sin entrega. Y ese era el problema. Era toro para estar muy preparado y una enormidad. Lo vieras por donde lo vieras, es decir, los ingredientes suficientes para no verlo por ningún lado. Colombo puso lo que tenía y se lo quitó del medio. El sexto curó penas.

Ficha del festejo

Las Ventas. Quinta de feria. Toros de Pedraza de Yeltes, . El 1º, manso; 2º, noble y repetidor; 3º, pegajoso y de corta arrancada; 4º, deslucido; 5º, complicado; 6º, bueno y premiado con la vuelta al ruedo.

Román, de azul azafata y oro, pinchazo, estocada, aviso, descabello (vuelta al ruedo); cinco pinchazos, aviso, estocada corta, cinco descabellos (silencio).

Jesús Enrique Colombo, de grana y oro, estocada, aviso (vuelta al ruedo); estocada (silencio).

Isaac Fonseca, de azul pavo y oro, estocada baja (silencio); pinchazo, aviso, estocada (oreja).