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La Venus de Willendorf: algo más que una piedra

Esta figura icónica, interpretada como una representación de Venus, la diosa del amor y la belleza, fue descubierta en 1908 por Josef Szombathy, Hugo Obermaier y el antropólogo Josef Bayer
El conjunto escultórico de esta mujer desnuda respeta la ley de frontalidad
El conjunto escultórico de esta mujer desnuda respeta la ley de frontalidadArchivo
La Razón

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En el año 2017 la artista italiana Laura Ghianda subió a Facebook una imagen de la Venus de Willendorf que fue censurada como contenido pornográfico. Como reacción a la prohibición de Facebook desde el Museo de Historia Natural de Viena donde se expone la figura se emitió un comunicado en el que se mencionaba que no se encontraba ninguna razón para tapar la desnudez de la figura ni en el museo ni en las redes sociales. Si bien la anécdota parece una broma, refleja parcialmente la percepción de estas figuras femeninas paleolíticas en la mentalidad colectiva como algo obsceno y desconocido por la pérdida de su código de interpretación y la especulación sobre sus funciones con criterios morales de finales del siglo XIX mantenidos en el XX: madres o cortesanas.
Cuando los hombres soñaban con mamuts en lo más profundo de las cuevas para protegerse del frío intenso que asoló la mayor parte de Europa en la Edad de Hielo se tallaron pequeñas figuritas en piedra con senos y caderas enormes que quedaron sepultadas en la tierra y olvidadas como el caso de la figura encontrada en Willendorf en 1908. Josef Szombathy, un arqueólogo del Museo Natural de Viena junto con Hugo Obermaier y el antropólogo Josef Bayer realizaron excavaciones en un asentamiento con diversas etapas del Paleolítico Superior en la pequeña localidad de Willendorf en el valle del Danubio, encontrándose la figura en los niveles del periodo Gravetiense (30.000-22.000 a.C) datados por el contexto lítico en los años 70. La figurita de 11 centímetros de altura y 4,5 de ancho fue interpretada en el momento de su hallazgo como una representación de Venus, diosa del amor y la belleza en el mundo romano, es decir, un modelo canónico de la belleza femenina en el Paleolítico.
Las interpretaciones sobre la función y valor simbólico de ésta y de otras figuras del mismo periodo se han multiplicado desde ese momento. En 1930 el arqueólogo checo Karel Absolon tuvo la fortuna de encontrar varias de estas figurillas en el yacimiento de Dolní Vestonice en Moravia, una de ellas fue denominada como Venus XIV, una figura estilizada con los senos muy marcados interpretada por el arqueólogo como como una figura erótica reflejo de la «pornografía plástica antediluviana». Este tipo de interpretaciones continuaron en los años 70 cuando Peter Ucko y la arqueóloga belga Andrée Rosenfeld llegaron a categorizar estas figurillas como parafernalia erótica que daba placer visual a los hombres mientras comían al más puro estilo banquete tardoromano televisivo. Al igual que otras esculturas afines, la figura de Willendorf probablemente nunca tuvo pies y no se pudo sostener por sí sola, aunque podría haber estado clavada en un suelo blando, llevada en un bolsillo, o transportada con facilidad.
Los senos y el vientre son representados exageradamente lo que llevó a algunos investigadores a creer que ésta y figurillas similares como la Venus de Lespugue fueron utilizadas como diosas de la fertilidad en un contexto glaciar, figuras a imitar por las mujeres en los momentos de stress climático siendo el exceso de grasa una garantía para el buen término del embarazo. En realidad, no sabemos nada con certeza dada la inexistencia de registro escrito, ignoramos si estas figuras fueron talladas por hombres o por mujeres que se representaban a sí mismas, si se pertenecían a mujeres embarazadas como amuletos de parto y lactancia o pertenecían a la comunidad, si representan a una mujer concreta o eran abstracciones. En el caso de Willedorf la figura no tiene rostro visible, su cabeza está cubierta con bandas circulares horizontales de lo que podrían ser hileras de cabello trenzado, o tal vez una especie de tocado.
Durante mucho tiempo se pensó que la figura procedía del entorno austriaco donde había sido hallada sin embargo el material del que está tallada, la oolita, no se encuentra ni en Willendorf ni en su área cercana, sino en las proximidades del lago Garda en el norte de Italia como ha puesto de manifiesto la primera hipótesis de un estudio reciente, evidenciándose así que la famosa figura o bien la piedra donde se talló hizo un largo viaje desde el sur de los Alpes al Danubio. Una segunda hipótesis plantea la procedencia del material de la zona de Ucrania donde aparecen figuras similares en épocas más recientes. En todos los casos se pone en evidencia la movilidad de comunidades que se trasladan buscando mejoras climáticas en plena Edad del Hielo llevando consigo sus posesiones, sus creencias, sus amuletos y sus mujeres y considerando a la figura de Willendorf como algo más que una piedra.