Eurocopa

Río de Janeiro

Cambios en busca del gol

La Selección necesita marcar y Del Bosque hará modificaciones para que el equipo llegue más rápido al área rival y tenga más pegada

Jordi Alba, Andres Iniesta y Xabi Alonso, durante un entrenamiento de España en Curitiba.
Jordi Alba, Andres Iniesta y Xabi Alonso, durante un entrenamiento de España en Curitiba.larazon

El espíritu de Luis Aragonés planeó por Curitiba en un día en el que los internacionales españoles dejaron en el olvido su peor partido de la historia reciente y comenzaron a visionar un triunfo con diferencia de goles que no mande a casa a las primeras de cambio al vigente campeón.

El espíritu de Luis Aragonés planeó por Curitiba en un día en el que los internacionales españoles dejaron en el olvido su peor partido de la historia reciente y comenzaron a visionar un triunfo con diferencia de goles que no mande a casa a las primeras de cambio al vigente campeón. Recuerdan que todo comenzó desde la adversidad. Y eso está muy presente en el vestuario de la Roja. Fue en uno de los momentos de mayor incertidumbre. Con la duda instalada en un equipo que se jugaba la vida en Dinamarca mientras que Luis señalaba enemigos fuera del grupo para fortalecerlo y crear vínculos de unión que condujesen al éxito. Aquel día que le dio por juntar a los «bajitos», nació un estilo y desde entonces España, clasificada para la Eurocopa 2008, escribió las páginas más brillantes de la historia de su Selección.

Vicente del Bosque ha ido introduciendo retoques, pero la base sigue siendo la misma y en su exitosa era también hubo momentos delicados, nunca tan al borde del abismo como el actual, y se superaron. El más similar, en la sorprendente derrota ante Suiza en el primer paso al título del Mundial 2010 que condujo al momento de más tensión ante Chile, otra vez Chile. El miércoles en Maracaná se volverá a repetir un día «a vida o muerte», como señala Cesc Fàbregas, que lanza un grito de auxilio a la afición para que mantenga firme su confianza en aquellos que les condujeron a la gloria. Aquel duelo ante Croacia en la Eurocopa 2012, cuando Casillas salvó el testarazo de Rakitic para evitar la temprana eliminación; o la «final» superada en Saint Denis para evitar la repesca tras el tropiezo ante Francia en el Vicente Calderón son otros ejemplos recientes en los que los mismos jugadores se levantaron y acabaron ganando confianza.

El presente les obliga a un cambio y las miradas se dirigen hacia Vicente del Bosque. Todos esperan que tome decisiones. Obligado a realizar cambios con el peligro de dejar señalados en el camino. Necesitado de dar prioridad al resultado por encima de un estilo que en su origen es intocable, pero al que planea introducir retoques ofensivos. España buscará el toque, pero con mayor profundidad. Le hacen falta goles y necesita soluciones, llegar con mayor rapidez al área rival y mostrar una pegada que se ha perdido en los últimos encuentros. Poco amigo de los grandes cambios, el seleccionador español, que también realizará variaciones en la zona defensiva, tiene que tomar una difícil decisión: sentar a Xavi. El planteamiento al que invitará Chile genera la necesidad de jugadores de ida y vuelta, con buen fondo físico como Fàbregas o Koke. Por la cabeza de Del Bosque pasa el retoque a un estilo renunciando a un centrocampista y añadiendo un delantero al plan. Es poco probable que lo haga, como que recupere la fórmula del «falso nueve» que tanto éxito le ha dado y que ha guardado en el cajón por su fe ciega en Diego Costa. Un futbolista derribará la puerta de la titularidad. Es Pedro Rodríguez, que tiene su refugio goleador en la Selección y está como loco por disfrazarse de salvador. Con doce goles desde que terminó la última Eurocopa es el mejor matador de la Roja. David Villa también pide permiso para hacer su última aportación goleadora antes de su adiós, avalado por ser el mejor de la historia española en los Mundiales con ocho tantos en once partidos.

Por nombres no será para la revolución. De momento, están por decidir y el objetivo del trabajo es recuperar la autoestima sobre el terreno de juego. Convertir la posesión en arma de ataque y no en toques estériles. Jugar con velocidad y recuperar la agresividad perdida. «Tenemos claro a lo que jugamos, pero hay momentos en la vida en los que hay que ir a atacar y a ganar. Ir a por el rival», dice con fe Cesc, abanderado de la revolución sintiéndose uno de los elegidos para el cambio. «Tendremos que arriesgar un poco más, pero siempre hay un momento para hacerlo en cada partido. Tenemos que ser inteligentes, no caer en dar facilidades», advierte Xabi Alonso que siente que puede ser uno de los señalados.

Son dos puntos de forma diferentes de entender un mismo estilo. La decisión final está en Del Bosque mientras que en la concentración de «Cajú» se volvió a escuchar una máxima: «Ganar, ganar y ganar».