Silvia Navarro lo niega. «Que no», dice. «Que los porteros no estamos tarados. Es una leyenda absoluta. Tenemos un puesto más específico, estamos ahí entre los tres palitos, pero somos normales», explica la capitana de la selección española de balonmano por teléfono. Son las doce de la noche en Japón y acaba de terminar la sesión con el fisioterapeuta para estar a punto para la gran cita del Mundial, después de casi quince días agotadores en los que las Guerreras han disputado ocho partidos. «Me encuentro bien. Vamos de vez en cuando a descargar al fisio porque llevamos trabajo acumulado, pero a estas alturas el cansancio ya no debe existir, tienen que poder las ganas. Es una oportunidad súper bonita para poder hacer algo grande», cuenta la guardameta valenciana.

Porque por tercera vez en la historia la selección se ha clasificado para las semifinales, para luchar por las medallas. De la primera hace diez años, y Noruega dejó a las Guerreras sin bronce (antes habían perdido con Francia). En 2011, otra vez las nórdicas en el camino para apartar a la selección de la lucha por el oro, pero se repusieron para subir al podio venciendo a Dinamarca. Está claro que Noruega es un ogro para España. ¿Y para quién no, por mucho que ahora Rusia sea el gran referente? «Han ganado todo lo posible... Pero ha habido rivales súper potentes que se han quedado fuera en este Mundial», opina Navarro, que analiza así a Noruega: «Tienen muchísima contra, buenas lanzadoras, jugadoras experimentadas y con juventud, una buena mezcla», dice, para refrendar lo que también expone el seleccionador Carlos Viver. «Noruega penaliza muchísimo los errores con situaciones de contraataque rápidas con Oftedal y Herrem a la cabeza, y crean mucho peligro con los deslizamientos de Loke en el pivote». Vamos, que tienen de todo y bueno... «Pero saldremos a pelear: ¿por qué no vamos a poder ganar? Se les puede plantar cara y hacerlas sudar lo máximo posible, porque van a correr muchísimo», insiste Navarro.

La portera del Rocasa Gran Canaria ya estuvo en la anterior medalla mundialista de las Guerreras, y al año siguiente en el bronce olímpico en Londres 2012, y en 2014 en la plata del Europeo. Pese a que Carlos Viver está llevando a cabo el cambio generacional que el equipo necesitaba, ella aguanta. ¡Y tiene 40 años! Y además es madre. Y aunque «locura» dice que no, un punto friki sí admite tener. «Aunque tengo 40 años hago lo mismo que mis compañeras. Siempre lo he dicho, soy una friki de los deportes, me encanta irme en bicicleta, irme a correr, estar siempre activa... No viene de ahora, ha sido desde siempre. El cuerpo me responde, tengo 40, pero me encuentro bien. Y ser madre se puede compaginar. Te cambia la vida, pero tengo la suerte de las facilidades que me da mi club, que me permiten ser mamá y jugar a este deporte al que me dedico profesionalmente. Estoy encantada», reconoce la capitana, una mujer acostumbrada a luchar contra la adversidad porque con sus 169 centímetros es muy bajita para su posición. Pero sus piernas, que son como muelles con músculos, le permiten llegar alto, muy alto...