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Nueva teoría sobre lo que realmente puede ser 3I/ATLAS: una anomalía diferente a los objetos interestelares previos

El cometa 3I/ATLAS es el tercer objeto proveniente del exterior de nuestro sistema solar descubierto hasta la fecha

3I/ATLAS
Ilustración del objeto interestelar 3I/ATLAS JS/DesignerJS/Designer

El cometa 3I/ATLAS es un objeto interestelar, el tercero conocido hasta ahora que proviene de fuera de nuestro sistema solar, identificado gracias a su órbita hiperbólica que indica que no está ligado gravitacionalmente al Sol. Fue reportado por primera vez al Centro de Planetas Menores el 1 de julio de 2025, por el telescopio ATLAS en Chile y días después se encontraron observaciones anteriores al descubrimiento en archivos que se remontan al 14 de junio. El nombre encuentra su razón de ser en la "I" , que señala esa naturaleza interestelar y el número tres, al ser el tercero detectado de su tipo.

Este cometa se acercará al perihelio, es decir, su punto más próximo al Sol, alrededor del 30 de octubre de 2025, llegando a unos 1,4 unidades astronómicas del Sol, lo que lo sitúa justo dentro de la órbita de Marte. No representa peligro para la Tierra pues su distancia mínima será de alrededor de 1,8 unidades astronómicas al pasar por nuestro vecindario cósmico, tal y como asegura la NASA en su página oficial, donde explica los detalles más importantes del cometa. 3I/ATLAS será visible desde telescopios terrestres hasta septiembre de 2025, después desaparecerá de la vista mientras pase cerca del Sol para reaparecer luego al otro lado en diciembre lo que permitirá nuevas observaciones.

En este sentido, pocos son los datos precisos que se conocen del cometa, pero, sin embargo, en uno de los últimos estudios se han revelado ciertas anomalías que dan a conocer parte de la naturaleza del objeto interestelar, poniendo sobre la mesa todo tipo de teorías acerca del cuerpo. La investigación revela un nivel de polarización que sienta un precedente respecto al resto de objetos interestelares hallados y estudiados con anterioridad. Por ende, estos datos, lejos de resolver las dudas que se presentaron en el pasado, llena de cuestiones el espectro científico en relación al origen del cometa.

Una anomalía única: la polarización en el punto de mira

El cometa interestelar 3I/ATLAS continúa desafiando las expectativas científicas con un conjunto de propiedades sin precedentes que lo alejan de cualquier objeto observado hasta ahora, incluidos los también enigmáticos Oumuamua y 2I/Borisov. La más reciente evidencia se centra en sus extraordinarias características polarimétricas, en particular una polarización negativa excepcionalmente profunda de −2,77%, medida a un ángulo de fase de 6,41 grados. Esta observación se complementa con un ángulo de inversión de solo 17,05 grados, el punto en el que la polarización cambia de signo. Estos valores no encajan con los modelos tradicionales que clasifican a los cuerpos celestes en categorías de polarización alta o baja, lo que sugiere que 3I/ATLAS podría pertenecer a una clase aún no identificada.

Este comportamiento óptico, inédito entre cometas y asteroides conocidos, ha llevado a algunos investigadores a plantear una posibilidad que, aunque aún especulativa, no se descarta: que el objeto tenga un origen tecnológico. Las anomalías detectadas en su trayectoria, composición química y comportamiento de luz parecen sumar capas de complejidad que van más allá de lo explicable con los modelos físicos actuales. Si bien no hay pruebas concluyentes, la comunidad científica se mantiene expectante ante la oportunidad de estudiar un objeto que podría ampliar, o incluso reescribir, lo que hoy se entiende por materia interestelar.

Otros factores destacados del estudio

El cometa interestelar 3I/ATLAS no solo ha captado la atención de la comunidad científica por su inusual polarización, sino también por una serie de anomalías que lo diferencian de cualquier otro objeto observado hasta ahora. Una de las más sorprendentes es su trayectoria retrógrada casi perfectamente alineada con el plano orbital del sistema solar, con una desviación inferior a cinco grados, algo estadísticamente improbable con una posibilidad fortuita de apenas una entre quinientas. Esta ruta lo acercará en las próximas semanas a distancias relativamente próximas de Marte, Venus y Júpiter, lo que abre la puerta a observaciones adicionales desde sondas en órbita. Además, se estima que su núcleo podría alcanzar un diámetro de hasta 46 kilómetros, una cifra que será puesta a prueba por la cámara HiRISE del orbitador Mars Reconnaissance, el próximo 3 de octubre.

Otro detalle que desconcierta a los astrónomos es la forma en que el cometa refleja la luz. Cuando 3I/ATLAS se encontraba aún a gran distancia del Sol, mostró una brillante anticola orientada hacia el astro rey en lugar de alejarse de él, un fenómeno nunca antes documentado en ningún cometa. Su pluma de gas añade más misterio al conjunto, al estar compuesta mayoritariamente por dióxido de carbono en un 87%, con trazas de monóxido de carbono y agua. A esto se suma la detección de elementos poco comunes como níquel sin hierro y cianuro, ambos en aumento conforme el cometa se acerca al Sol. Estos indicios, considerados en conjunto, han llevado a algunos investigadores a plantear con cautela la posibilidad de que el objeto no tenga un origen natural, dejando abierta una hipotética pero seria discusión sobre su posible origen tecnológico.