Fútbol
Copa: el Barcelona y Setién toman aire tras golear al Leganés (5-0)
Tras la tormenta por la derrota en Mestalla, el equipo azulgrana se mete en cuartos de Copa superando a los madrileños en un partido en el que el técnico cántabro no reservó a nadie
«Poca broma», podría decirse del Barcelona y de Quique Setién, como en el anuncio del colesterol. Y así lo entendió también el técnico desde la alineación, con la presencia de todos los pesos pesados. El nuevo formato de la Copa hace que los equipos grandes no se fíen, por el partido único, pero sobre todo cuando es fuera de casa. En el Camp Nou y contra el Leganés la lógica apunta a un triunfo del equipo local. Pero Setién ayudó a la lógica poniendo en el equipo a Messi, Griezmann, Busquets y compañía. Incluso a Ter Stegen, ya que Neto está lesionado. Era el típico encuentro en el que el Barça tenía más que perder que que ganar. Dada la situación de turbulencias que dejó la última derrota en Mestalla, otro tropiezo hubiera ayudado poco a la adaptación de Setién. El entrenador dijo que estaba siendo «más fácil» de lo que él pensaba, pero son los triunfos los que medirán el grado de facilidad.
A los cuatro minutos llegó el 1-0 de Griezmann tras una colada de Semedo por la derecha, a pase de Messi. El lateral centró y el francés marcó. Muy pronto chutó el equipo azulgrana, su asignatura pendiente desde que llegó el cántabro al banquillo, aunque bien es cierto que antes Braithwaite ya había disparado a Ter Stegen, desde lejos. La pelota pasó cerca del poste.
Jugó con descaro el Leganés. La Copa no es su principal preocupación, metido como está en la pelea de seguir en Primera. No va por mal camino, sobre todo desde la llegada de Javier Aguirre, que le ha dado como una inyección de moral. El técnico mexicano planteó un partido valiente, con una presión arriba incluso exagerada. En su propia área tenía que hacer rondos el Barça, que perdió algún balón fruto del agobio, aunque casi todos los disparos que sufrió eran de larga distancia, sin problemas para Ter Stegen.
El Barcelona trató de desplegar su juego. Se vio una versión menos gris de Ansu Fati y se sigue haciendo fuerte Arturo Vidal. Pese a que su anarquía parece no casar con el juego posicional que busca su entrenador, la vitalidad que tiene, la fuerza que da al grupo, es visible y necesaria cuando el equipo se queda anclado en la cadena de pases. Fue una noche de fútbol más o menos aburrida, pese a la goleada, con un ambiente frío en el estadio (el horario, en día laborable, no ayudó). Griezmann sigue tratando de buscar su sitio, no para de tirar desmarques durante todo el encuentro, pero casi nunca se la lanzan en largo. Tiene más libertad ahora y se mueve por toda la zona de ataque.
Messi acabó goleando también, aunque está por ver si el primero se lo dan a él o a Tarín en propia puerta. Ya era la segunda parte y el argentino se coló después de un pase en profundidad de un De Jong algo desacertado hasta ese momento. Llegó el carrusel de cambios y siguió el Barça jugando con esa idea que tiene Setién, con el toque y la presión tras pérdida. Y marcando: Arthur y Messi, esta vez sin discusión. Fue un paso adelante para ellos, pero ni la derrota contra el Valencia era un drama ni este encuentro se puede definir como un despertar.
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