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El Barcelona sólo empata con el Eibar (1-1): un final de 2020 acorde a su año

Kike marcó el 0-1 tras un regalo de Araujo. Dembélé logró la igualada en su reaparición

Trincao se lamenta tras fallar la ocasión que pudo dar la victoria al Barcelona
Trincao se lamenta tras fallar la ocasión que pudo dar la victoria al BarcelonaAlejandro GarciaEFE

La apuesta valiente y arriesgada del Eibar se convirtió en un problema para el Barcelona. Mendilibar tiene una idea clara del fútbol que quiere: sus equipos presionan muy arriba para dificultar la salida de balón, y su defensa está muy adelantada. Quiere robar cerca de la portería del rival y atacar rápido desde ahí. No consiguió lo segundo de primeras, pero sí molestó en exceso al equipo de Koeman, que no encontraba la manera de estar cómodo. Eso sí, cuando logró superar ese agobio constante, encontró los espacios y las ocasiones. Braithwaite la marcó, pero el VAR tiró las líneas y estaba en fuera de juego. Griezmann chutó algo mordido y el balón se fue fuera.

Todo pudo cambiar muy al principio, en un penalti a Araujo que Alberola Rojas señaló después de revisarlo a instancias del VAR. Pero Braithwaite lo tiró fuera, mientras Messi lo observaba todo en la grada. Logró el Eibar estar mucho rato en el campo del Barcelona y desde las bandas centraba una y otra vez. O desde el córner. Lanzó un buen puñado de saques de esquina y cada uno de esos balones podía suponer un peligro. Kike García estuvo cerca tras un rechace. No es que tuviera ocasiones el equipo de Mendilibar, pero esos centros a la olla pueden ser letales. Inui estuvo muy activo y Kadzior lo intentó en una falta que iba centrada, pero con tanta fuerza que casi pone nervioso a Ter Stegen.

El sistema de los tres centrales que tan bien funcionó en Valladolid no le funcionaba esta vez al Barcelona. Estaba claro que no era la fórmula de la Coca Cola, que ese noe era el único problema y que la eficacia depende de la inspiración propioa y de la propuesta del rival. La rompió el entrenador holandés pronto. Nada más volver del descanso ya estaba con cuatro defensas y con Dembélé en el campo.

Reapareció el francés tras unmes parado por una nueva lesión. Estaba claro que su velocidad podía ser un argumento a favor. Y tal vez su anarquía, que hace que se le ame y se le odio. Empezó bien, muy fino, eléctrico, pero haciendo una bien y otra mal, como suele ser habitual. El problema para su equipo es que cuando se equivocó fue en una acción en la que podía haber buscado el remate. Regateó y la perdió. Poco después, Dmitrovic le pudo en el uno contra uno, tras recibir un gran pase de Pedri. El canario echó de menos a Messi, pero sus detalles eran de lo mejor.

Con los equipos grandes se suele decir que si perdonas, lo pagas. Pero el Barça ahora no se sabe si es grande o mediano. Y pagó por dos el error de Dembélé, porque a la vuelta Araujo se lio, perdió el balón ante Kike y permitió al delantero del Eibar encarar a Ter Stegen. Resolvió de cine. Otro gol más regalado este curso, y van... Koeman no se lo podía creer. Faltaba por ver si habría reacción sin Messi al lado. Hubo un intento. El Eibar aprovechó la que tuvo y aunque no cambió de idea, ya no probó más a Ter Stegen.

El Barcelona encontró rápido el empate y después apretó, la tuvieron Dembélé o Pedri o Trincao, pero no fue un acoso. El equipo en estos momentos es así: no impone, no gana por aplastamiento, no da miedo. Es más, no tiene asegurada la victoria ni cuando juega bien. No fue el caso de ayer, cuya actuación se quedó en un ni fu ni fa, ya habitual este curso. Para colmo, Coutinho se marchó lesionado.

El equipo azulgrana parece resignado a peleas menores en esta Liga, para intentar la sorpresa en los torneos del «KO». Ahora no da para mucho más. Un empate con el Eibar es un final acorde a su 2020 para olvidar. ¿Vendrán tiempos mejores?