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Messi, Koeman, disimulemos el fracaso

Hay discursos que lo único que hacen es indignar a los sensatos

El entrenador del FC Barcelona, Ronald Koeman
El entrenador del FC Barcelona, Ronald KoemanJose Manuel Vidal.EFE

Don Alfredo Di Stéfano era un sabio. Era consciente de que alcanzar la excelencia, como fue su caso, era una excepción. De ahí que en su etapa como entrenador del Valencia a su portero le soltara: «No te pido que atajes las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que vayan fuera». Le faltó un «si no es mucho pedir». Los destinatarios de esa frase de Don Alfredo en nuestras instituciones son legión en estos días.

No se trata de pedir soluciones a cuestiones que parecen imposibles, pero al menos el personal debería ser capaz de disimular su fracaso ante situaciones extremas con un poco de dignidad. España es un país que en condiciones normales funcionaba casi por inercia y que en la hora crítica no tiene quién lidere la nave. Entre la inacción y la sistemática falta de respeto al ciudadano proliferan los discursos que lo único que hacen es indignar a los sensatos. El «se divierten por encima de sus posibilidades» o la permanente búsqueda de «voluntarios» son insultos a la gente responsable que arrima el hombro sin descanso, pero se agota de remar.

La tercera ola de la pandemia comparte foco en Madrid con ochomiles de basura y ochomiles de hielo en calles, bulevares y paseos. El tercer capítulo del Covid-19 es una plaga que no ha servido para escarmentar y Filomena, un motivo para el sonrojo.

Koeman y Messi no se preocuparon de disimular su fracaso en la Supercopa. Era imposible. Una final que podía servir de parche terminó envenenada. En la línea de Di Stéfano, otro sabio. Don Pedro Arregui, el cocinero fundador de Elkano en Guetaria. Su frase favorita: «Compra lo mejor posible y procura no estropearlo». Si no es mucho pedir.