Fútbol
Suárez empieza y termina Oblak
El portero detuvo un penalti en los últimos minutos que hubiera dado el empate al Alavés. El delantero uruguayo marcó el gol de la victoria
Jan Oblak volvió a salvar al Atlético. Una costumbre que se extiende desde hace años. El esloveno tuvo que trabajar cuando menos se lo esperaba, cuando el partido parecía más del lado del Atlético. Pero el videoarbitraje detectó un codazo en el área de Savic a Luis Rioja y el árbitro señaló el punto de penalti. Era Oblak contra Joselu. Y ganó Oblak, que acertó a despejar un disparo no muy ajustado pero sí muy fuerte. Sus compañeros lo abrazaron como si hubieran ganado la Liga. Y desde la zona de los suplentes rojiblancos sonaron gritos de alivio.
El Atlético había llegado hasta ahí gracias a la cabeza de Luis Suárez, más necesaria ahora que el equipo de Simeone ha perdido la frescura de los primeros días, la exuberancia de las primeras jornadas de Liga, cuando todo funcionaba con facilidad y los goles caían uno detrás de otro igual que las victorias.
Los balones no le llegan a Luis Suárez con la misma facilidad y al uruguayo le cuesta más marcar. Y las carreras de Llorente cada vez parecen más forzadas. Pero el Atlético, que andaba a trompicones y parecía un equipo partido, con unos pocos preocupados de defender y otros cuantos aplicados en atacar, comenzó a mover la pelota con rapidez hasta que Llorente encontró a Trippier en el costado derecho y inglés puso la pelota en la cabeza de Luis Suárez para marcar el tanto del partido.
Con el gol el Atlético encontró la paz que le había faltado hasta entonces. Eran los primeros minutos de la segunda parte y los rojiblancos recuperaron la seguridad de sentirse superiores. Algo que no había pasado en el partido. Desde el comienzo, el Alavés se sintió cómodo y no tardó mucho Petrelli en comprobar la rigidez de cintura de los defensas rojiblancos. Estuvo cerca Joselu de marcar y en el final del primer tiempo, fue Llorente el que estuvo a punto de convertir a Oblak en víctima del fuego amigo. Se escuchó en todo el estadio el lamento de Pacheco, el guardameta del Alavés, que se llevaba las manos a la cabeza.
La suerte para los pequeños en partidos como éste depende en muchas ocasiones de que sepan aprovechar su oportunidad. Y al Alavés se le había escapado.
Después del 1-0 el Atlético dejó de esperar la suerte en una jugada aislada. Había reclamado penalti en la primera mitad por mano de Edgar. El jugador del Alavés saltó con los brazos extendidos hacia arriba y la pelota le golpeó en la mano después del remate de Giménez. Tras la revisión en el monitor el árbitro entendió que había habido falta del uruguayo, que se apoyó en el jugador rival.
Luis Suárez estuvo cerca de marcar el segundo y Hermoso ya no se preocupaba de lo que dejaba a su espalda con Pellistri sino de sumar en ataque para buscar el segundo gol que tranquilizara el partido. Se marcharon Lemar y Correa, cansados, para que entraran Herrera y Saúl y el equipo volvió a cambiar de aspecto. Aunque empezó y terminó con cuatro defensas, todo se movió por el medio. Simeone hizo un hueco a Herrera en el campo y todo tenía más sentido. El mexicano ha sido el mejor socio de Koke esta temporada, un futbolista que guarda su lugar y que entrega la pelota con criterio. Su equipo lo echó de menos durante muchas semanas.
Herrera le da paz al equipo, pero no tanta como Oblak. El guardameta reclamó su lugar en la jerarquía del equipo. Le cuesta mantener la portería a cero en las últimas semanas. No está acostumbrado a recibir goles, pero no se le ha olvidado parar.
El Alavés se sintió capacitado para buscar el empate en esos últimos instantes. Y hasta se animó Pacheco a buscar el remate en el área rojiblanca. Pero el trabajo ya lo había hecho Oblak.
El Atlético repite la fórmula que tanto le dio al Real Madrid en los tiempos de los «galácticos», un equipo que empezaba en Casillas y terminaba en Ronaldo. Y con eso era suficiente, daba igual lo que hubiera en medio. Con Oblak y Luis Suárez al Atlético le basta para decidir partidos como éste. El uruguayo ganó los tres puntos con su cabezazo. El esloveno guardó dos con el penalti que paró.
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