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La lección de Kroos

Su reacción tras el sorteo de la Champions fue digna de los Monty Phyton en el final de «La vida de Brian»

Toni Kroos, en Balaídos
Toni Kroos, en BalaídosAFP7 vía Europa Press

Uno puede afrontar la vida cabreado con el mundo, sospechando hasta de su padre e indignado porque te acaban de quitar una plaza de aparcamiento o hacerlo como Toni Kroos. Un rato después del sorteo de los cuartos de final y de las semifinales de la Champions tuiteó: «Nice one». Algo así como «bien hecho», «muy bien», «sensacional». Pueden elegir. Y eso que al alemán cuesta imaginarle cantando como los Monty Phyton en el final de la «La vida de Brian». Aquello de mirar siempre el lado bueno de la vida. Lo de Kroos es una lección para los avinagrados.

Hay adultos a los que se puede aplicar una de las últimas charlas que he tenido con mi hija de tres años: «Te tienes que olvidar de lo que hacen los demás, tienes que estar a lo tuyo. Da igual si a Daniela le sale mal la A, si se sale del dibujo al pintar o si el círculo lo hace con otra pintu. Tienes que estar a lo tuyo». El «sí, pero» de mi hija es la reacción de un forofo que disfruta más de las desgracias ajenas que de los triunfos propios. Material propio de tertulia bufandera. Las trece Copas de Europa del Madrid deberían obligar a sus aficionados a situarse en otro nivel cuando de Champions se trata. Entrar al trapo ante razonamientos tipo «al Atlético le viene bien la eliminación para la Liga» o «la forma en que ha caído el Barça rearma de moral al equipo» es hacer caso al crío de primero de párvulos que en mi época zanjaba una discusión soltando un «mi padre es policía». La señal definitiva de superioridad del Madrid sería que tanto Zidane como Florentino Pérez aceptasen por separado una invitación de Ibai Llanos. Imbatibles. Una señal para la decimocuarta.