Copa del Rey
La final que iba a ser de la gente, sin gente
La presencia de aficionados en las gradas fue el único motivo para retrasar la final de Copa de 2020. Athletic y Real Sociedad jugarán el sábado con las gradas vacías
La gabarra espera anclada en la ría de Bilbao que llegue su turno, aunque sea sólo como testigo de una celebración. El Athletic la ha restaurado, pero el Gobierno vasco ya ha advertido de que no permitirá celebraciones multitudinarias. La imagen de la gabarra cargando con los jugadores del Athletic con miles de aficionados a los dos lados de la ría seguirá siendo la del doblete de 1984, aunque el Athletic sea campeón.
Con permiso o sin él, cientos de aficionados acudieron a la ciudad deportiva de Lezama a despedir a sus jugadores que salían en autobús camino del aeropuerto para disputar la primera de las dos finales de Copa que tienen este mes. También le escoltaron un centenar de motoristas hasta el aeropuerto de Loiu.
La final del pueblo se va a disputar sin público en las gradas por las restricciones sanitarias. Ése fue el único motivo para trasladar la final entre los dos equipos vascos fuera de tiempo. Los dos equipos, Athletic y Real Sociedad, renunciaron incluso a la posibilidad de jugar competición europea por la vía de la Copa a cambio de tener a su gente en las gradas. La Real llegó a la Liga Europa por su clasificación en Liga, el Athletic se quedó fuera. Y un año después tienen que jugar una final que pertenece al pasado con las gradas vacías. El partido se vivirá en los balcones, con las banderas de unos y otros colgadas como sucedió en el confinamiento hace un año y a través de la televisión.
Ni siquiera estará Javier Clemente. El entrenador de los últimos grandes títulos del Athletic fue invitado por el presidente del club, Aitor Elizegi, pero renunció. «No puede ir ningún socio del Athletic», dijo. Y él no quiere ser más que nadie. Tampoco quiere hacer sombra a Marcelino y como seleccionador del combinado de Euskadi no quiere formar parte de la expedición de ninguno de los dos equipos.
La Real espera al viernes para viajar. Oyarzabal tendrá que hacer viaje de ida y vuelta de Sevilla después de estar concentrado allí con la selección para el último partido contra Kosovo. El capitán de la Real Sociedad apenas ha participado con La Roja. Jugó 19 minutos contra Grecia y 18 contra Georgia. El enfrentamiento contra Kosovo lo vio completo desde la grada.
Más presencia han tenido los jugadores del Athletic. Unai Simón es el único futbolista que ha completado los 90 minutos en los tres partidos. Ha sido la excepción de Luis Enrique que aseguró al anunciar la convocatoria que ninguno de los internacionales jugaría los tres partidos íntegros. Pero la portería es diferente y puede hacerle más daño el error que cometió en el gol de Kosovo al salir de su portería y permitir un gol desde el centro del campo que los 270 minutos jugados en siete días.
Iñigo Martínez también completó el partido contra Kosovo después de haber disputado 45 minutos en cada uno de los dos anteriores. Para él es una final especial. Llegó al Athletic después de que el club pagara su cláusula de rescisión a la Real Sociedad y no dejó muy buen recuerdo en San Sebastián. 32 millones de euros pagó el Athletic y parte de ese dinero lo empleó la Real Sociedad en los aficionados que decidieron devolver la camiseta con el nombre de Iñigo tras su marcha. «Que las guarden, que luego valdrán más», respondió el jugador.
Yuri Berchiche hizo el mismo camino, aunque con una parada intermedia en el PSG. Su llegada al Athletic no fue tan dolorosa. Suyo fue el gol que llevó al Athletic a esta final.
En el lado contrario está Remiro, el portero de la Real Sociedad, que se negó a renovar con el Athletic y fue castigado un año sin jugar. Ese castigo sirvió para que el Athletic primero y la selección después descubrieran a Unai Simón.
Ninguno recibirá los gritos de la afición rival. La final de Copa suele ser el partido más bonito del año. La de 2020 va a serlo un poco menos.
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