Ataques

«Si Ronaldo o Messi fueran gays, nunca les permitirían hacerlo público»

El waterpolista Víctor Gutiérrez, a quien han vejado por su orientación sexual, reclama un régimen de sanciones reales para poner fin a la lacra de la homofobia en el deporte

El waterpolista Víctor Gutiérrez, después de su entrenamiento en el Club Natació Terrassa
El waterpolista Víctor Gutiérrez, después de su entrenamiento en el Club Natació TerrassaSHOOTING

Primero fue un «maricón» dentro de la piscina. El waterpolista Víctor Gutiérrez decidió seguir jugando. Pero después, la situación se repitió. Durante el choque de manos al finalizar el partido, ya fuera del agua, el rival serbio Ubovic le volvió a espetar «maricón» en perfecto castellano. Gutiérrez dijo basta y decidió denunciarlo. Primero ante la mesa arbitral que negó haber escuchado el insulto (todos los compañeros lo oyeron perfectamente) y más tarde y ante su impotencia, públicamente.

Durante toda esta semana, el vídeo donde el deportista de élite detalla el ataque homófobo se ha hecho viral y ha devuelto a la primera línea de debate la lacra de la «lgtbifobia» en el mundo del deporte y el poco respaldo que tienen los jugadores que sufren dichas vejaciones. «Después de aquello, llegué a mi casa bastante afectado. He de reconocer que no es la primera vez que me ocurre, pero nunca se había llevado a un terreno tan personal porque los compañeros que habían pronunciado ese insulto se habían disculpado al momento, tanto en público como en privado, pero lo del otro día fue completamente diferente. Reviví muchas sensaciones», explica Gutiérrez a LA RAZÓN, a la salida de uno de sus entrenamientos en el Club de Natació Terrassa.

En 2016, Víctor se convirtió en el primer deportista de élite que comunicó oficialmente su homosexualidad con la intención de luchar por la igualdad y contra los tabúes que todavía existen en los deportes en cuanto a la orientación sexual. Por eso, cuando en el partido del pasado fin de semana volvió a revivir aquella sensación de acoso y angustia retrocedió en su mente varios años: «Cuando era más joven, con 12 años o así, y estaba descubriendo mi orientación sexual, lo que asociaba a la palabra maricón era algo despectivo y negativo, de ahí que no quisiera asociar mi orientación sexual a algo malo y estigmatizante. Siempre pensé que el deporte era un espacio seguro y así lo sentí hasta que ocurrió lo del jugador serbio. Fue como volver atrás en el tiempo y darme cuenta de que quizá la seguridad que había construido no era tan firme».

El compromiso de los clubes

Pese a que el deportista afirma que España lleva la delantera en cuestión de amparo legal al colectivo lgtbi, en el mundo del deporte el régimen sancionador sigue siendo inexistente en la materia: «Nunca se ha sancionado a nadie por ataques homófobos en el deporte. Nunca. Antes ocurría lo mismo con los insultos o agresiones racistas, pero éstas sí que han sido ya sancionadas en varias ocasiones. Con la lgtbifobia, todos los ataques quedan en papel mojado. De nada sirve que los clubes saquen un comunicado donde afirman que repulsan ciertos comportamientos si, luego, las personas que los hacen no son sancionadas. Es necesario y prioritario un régimen sancionador», explica.

Si al leer este artículo ustedes piensan en cuántos deportistas homosexuales de primera línea lo han reconocido abiertamente, quizá no lleguen a utilizar todos los dedos de la mano: «Existe mucho miedo al rechazo de los compañeros, de la grada, de los aficionados, a que se marchen contratos de publicidad y patrocinadores, algo que es fundamental para deportistas que viven de pequeñas patrocinios y sin los cuales no podrían seguir jugando».

Gutiérrez, en la piscina del Club Natació Terrassa
Gutiérrez, en la piscina del Club Natació TerrassaSHOOTING

Y si es complicado «salir del armario» en un deporte como el waterpolo o el judo, por mencionar algunos, la cosa se complica más con el «deporte rey»: «Es muy difícil salir al campo todas las semanas y escuchar a 40.000 personas llamándote maricón, hay que ser muy fuerte y estar a un nivel psicológico de preparación brutal. Esto lleva ocurriendo cuarenta años, quién no recuerda el ’'Michel, maricón’' en los ochenta, o a principio de 2000 el ’'Guti, maricón’' y más recientemente el ’'Ronaldo, maricón’'. Y nunca pasó nada, ni una sanción, ni condena, no ha quedado reflejado en ningún acta».

Para este reputado jugador de la selección española, que ha sido máximo goleador en la liga nacional de waterpolo en las tres últimas temporadas y acumula más de 70 internacionalidades, el fútbol, al ser el deporte más mediático, «tiene una responsabilidad fundamental para acabar con esta discriminación». Sin embargo, y muy a su pesar, reconoce que para muchos futbolistas sería misión imposible hacer pública su homosexualidad.

Abandono por estrés

En el caso de que jugadores como Messi o Ronaldo hubieran sido gays, ¿podrían haberlo hecho público? ¿Habrían llegado a ser quienes son? «Lamentablemente, no, no creo que hubieran llegado a ser quienes son. Si alguno de los dos fuera gay, no creo que les hubieran permitido decirlo porque, al final, además de ser deportistas de equipos, son empresas que tienen que vender una marca en todo el mundo. Hay países donde la homosexualidad está perseguida, y con patrocinadores de países como Emiratos Árabes, donde el ser gay está castigado, no se podría patrocinar a un jugador que lo fuera. Por contrato creo que lo tendrían atado para no hacerlo».

La decisión de Gutiérrez de comunicar su orientación sexual no fue sencillo, lo describe como una «evolución personal». Al principio no se lo desveló a nadie, «sentía miedo a que ciertos comentarios me hicieran daño, que me increparan, que mi club no me renovara. Pero según fui ganando peso en el equipo me encontré más fuerte y con mayor confianza. Es necesario que la gente tenga referentes positivos, que se visibilice la homosexualidad en el deporte. Yo di el paso para que otros puedan tener el camino más sencillo. Imagínate si esto me pasa a mí, que soy una persona pública, qué no les ocurrirá a los menores de edad en un vestuario o en el patio de un colegio. No se puede ser cómplice de los comportamientos homófobos».

De hecho, él agradece a su club, el Terrassa, el apoyo que le dieron desde el primer momento, al igual que sus compañeros, a quienes siempre ha tenido al lado en su lucha por la igualdad. Eso sí, la presión que él mismo sintió al principio fue inevitable. ¿Ha sentido la necesidad de tener que demostrar más que el resto para que no pudieran descalificarle por su sexualidad? «De manera inconsciente, sí. Porque en el deporte hay una masculinidad muy rancia y tóxica y quien se aleja de esa masculinidad mal entendida no es válido para el deporte. Al haber estado involucrado toda mi vida en un mundo así, mi comportamiento o forma de ser sí se ha mostrado de esa manera. Pero ahora intento romper todos los estereotipos que existen en el deporte. Soy muy combativo, no hay deporte de chicos o chicas, hay que acabar con todos los tabúes. No se puede seguir diciendo que las chicas que hacen fútbol son bolleras y los chicos de ballet, mariquitas. Esto es algo que sigue tan interiorizado en la sociedad que es complicado eliminar, pero hay que erradicarlo».

Desde que él lo hizo público, son muchos los deportistas que le han contactado para contarle su experiencia y miedos, todos ellos todavía «dentro del armario». Y es que las consecuencias de hacerlo público para muchos de ellos pueden ser letales, «mira el caso del judoca Marc Fortuny, que tuvo que dejar la alta competición por el estrés que vivía. Esto nos debe hacer reflexionar como sociedad». ¿Y qué responsabilidad tienen los clubes y la afición en este sentido? «Mucha. Cuando llega la semana del Orgullo, muchas empresas cambias sus colores por la bandera del arcoíris, está bien, pero lo que se necesitan son medidas reales que nos den protección y nos arropen»

El CN Sabadell ha apartado temporalmente a Ubovic por el insulto contra Gutiérrez. Puede (y ojalá sea así) que esto suponga un precedente. Mientras, Víctor sigue en la lucha. Es un profesional de primera línea, una referencia, un hombre valiente y gay.