Balonmano

Raúl Entrerríos: “Quedar fuera de los Juegos de Río dolió tanto como nos ha costado este bronce, pero nos dio fortaleza”

El capitán de la selección de balonmano se retira “feliz y abrumado” con el bronce en los Juegos de Tokio. Reflexiona sobre el camino recorrido, el año extra que llegó tras la pandemia y su futuro

Raúl Entrerríos cerró su carrera deportiva con la medalla de bronce en los Juegos de Tokio
Raúl Entrerríos cerró su carrera deportiva con la medalla de bronce en los Juegos de TokioTwitter

“Rulo, quédate; Rulo, quédate; Ruulo, queedaatee”, cantaban los Hispanos a su capitán. Pero la decisión está tomada: Raúl Entrerríos (Gijón, 40 años) dice adiós al balonmano tras un curso extra increíble. Lo iba a dejar en 2020, pero llegó la pandemia y lo ha alargado una temporada más en la que ha conquistado, entre otras cosas, la Champions con el Barça, el bronce en el Mundial en enero y, sobre todo, el bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio, el final soñado. Dos días después del último gran éxito habla calmado, como es él, del camino recorrido y del futuro que le espera ya mismo: apenas tendrá diez días de vacaciones antes de empezar su nueva vida.

-Llegó su último campeonato, la retirada... ¡Pero si está para seguir jugando!

-No, no. Llevo ya mucho tiempo entendiendo que la retirada estaba cerca y ahora tengo la sensación y la seguridad de que es el momento idóneo para poder cerrar esa etapa. Yo siempre he querido dejar el balonmano siendo un jugador que aportase, no me hubiera gustado que no fuera así, y he intentado hacerlo en el club y en la selección, y estoy feliz por ello. He intentado que ese compromiso se mantuviera siempre, y piense que lo he conseguido hasta el final.

-Usted ha demostrado en Tokio que ha ido a los Juegos por lo que hace, no por ser quien es...

-Era una de las cosas que también tenía claras cuando ocurrió toda la situación de la pandemia. Sí, alargaba la carrera un año más, pero lógicamente tenía que volver a ganarme el puesto en el equipo. Aquí nadie tiene nada asegurado y había que intentar otra vez ser un jugador válido para Jordi [Ribera, el seleccionador] y para el equipo en el que estuvieses. Afortunadamente ha sido así, Jordi ha seguido confiando y hemos tenido un desenlace muy especial.

-¿Cómo se gestiona mentalmente alargar la carrera cuando ya tenía la fecha del adiós para 2020?

-Lo que me movió fue un poco todo. El hecho de acabar la temporada pasada de forma tan abrupta, sin saber que era el final, con todas las competiciones sin terminar, eso me empuja por un lado a intentar acabar mi carrera jugando con la mayor normalidad posible, en la pista y disfrutando, y luego que los Juegos Olímpicos se pospusieran animan a intentar ganarme ese puesto en el equipo e intentar estar en Tokio, que era algo que todos queríamos después de habernos clasificado en el campeonato de Europa. En principio no es tan complicado porque digamos que es todo como más seguido, enlazas el final de una temporada con otra y entras en una rutina normal, como cualquier otra temporada. Lo más complicado ha sido emocionalmente, porque eres consciente de que es la última temporada, que tienes muchas despedidas, que es la última vez que vas a competir en la Copa del Rey, la Champions... Lo que sea. Entiendes que es la última vez que vas a jugar eso. Es lo más difícil. Lo he ido intentando dejar de lado para centrarme en lo estrictamente deportivo, y ha costado en algunos momentos.

-En los Juegos, por ejemplo, que ya sí eran el final de verdad...

-Ha sido el punto más chocante, porque ves que ya no hay nada detrás, no hay otra competición en la que sabes que va a haber continuidad. Los Juegos Olímpicos eran la última, y eso lo hacía muy especial. La mayor dificultad ha sido esa.

-¿Impone el futuro?

-No, entiendo que va a ser un cambio muy chocante. Llevo 20 años siendo jugador profesional, con unas rutinas muy marcadas, entendiendo mucho lo que era mi papel en los equipos, el rol que podía tener, y ahora se inicia una nueva fase de mi vida. Es lógico que pueda haber un poco de expectativa ante ese cambio. Al mismo tiempo, me he ido preparando para ello, ya desde hace tiempo tengo claro cuál va a ser mi papel en el FC Barcelona, voy a trabajar en el mismo mundo que conozco que es el del balonmano, y eso hace que la transición vaya a ser más sencilla.

-¿Qué labor será?

-Seré el coordinador de base y el entrenador de los juveniles.

-Suena muy motivante...

-Es algo que me atrae, intentar trasladar todo el aprendizaje que he tenido yo durante estos años a los jóvenes jugadores, que están además en un momento en el que tienen que pensar ya en ese salto a lo profesional, y bueno, espero poder ayudarles y que lo puedan llevar un poquito mejor.

-La pandemia ha sido mala para todo. Pero es una paradoja que a usted le ha permitido ser el jugador con más partidos de la selección, ganar la Champions con el Barça, este bronce, que no se sabe qué hubiera pasado en 2020...

-Claro que lo he pensado. Es increíble que en un año extra que no está previsto, pues pueda seguir disfrutando de todas las experiencias que he tenido durante y conseguir títulos muy importantes: la Champions, el bronce en el Mundial, cerrar con otro bronce en los Juegos Olímpicos... Era algo difícil de imaginar que pudiera suceder, pero así han sido las cosas.

-Ahora está más tranquilo, pero nada más acabar el partido en TVE estuvo a punto de “romperse”...

-Sí, sí. Ha sido difícil. Y hoy mismo también. Cuando echas la vista atrás y te das cuenta de muchas de las cosas que están pasando, además lo hacen rápidamente, pues te emocionas. Es normal. Estoy muy feliz por terminar mi ciclo así, pero también por el grupo. Muchos de los que estamos aquí hemos pasado momentos muy buenos, pero también hemos pasado momentos duros y eso hace que los lazos de unión sean muy grandes, con lo cual no sólo me estoy despidiendo de mi carrera, me estoy despidiendo de un grupo humano, de grandes amigos que, bueno, seguiré teniendo para toda la vida... Ha sido un grupo de trabajo muy especial.

-También es una “medalla” todos los mensajes de cariño que ha recibido de los compañeros...

-Ha sido abrumador. He notado mucho el cariño de la gente, y sólo puedo decir gracias. Yo siempre he intentado dar lo máximo en la pista en cada partido, en cada entrenamiento y espero que la gente lo haya visto así.

-¿Cuánto dolió quedar fuera de los Juegos de Río?

-Ha dolido tanto como nos ha costado este bronce. No estar en unos Juegos Olímpicos es algo muy duro. Es la máxima competición a la que podemos aspirar, se celebra cada cuatro años, es muy difícil clasificarse, hay menos equipos, y es un evento muy especial. Después del ciclo que había sido bueno, llegando siempre a semifinales, quedarnos fuera por un gol incluso ganando el último partido, era algo que no podíamos terminar de explicarnos cómo podía ser posible. Fue duro estar ese verano en casa y no poder estar en Río con la ilusión que nos hacía, pero, bueno, creo que de todos esos aprendizajes que hemos tenido ha salido la mayor fortaleza del grupo y nos ha ayudado a conseguir todo lo que hemos conseguido posteriormente, y eso también es digno de elogio.