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98-91. El Madrid levantó el muro

La defensa desactivó al Baskonia en el tercer cuarto y permitió a los de Laso equilibrar la final. El intercambio de golpes de los dos primeros parciales dio paso a un recital blanco atrás

Doncic hace un mate. El base anotó 11 puntos y atrapó 4 rebotes / Efe
Doncic hace un mate. El base anotó 11 puntos y atrapó 4 rebotes / Efelarazon

La defensa desactivó al Baskonia en el tercer cuarto y permitió a los de Laso equilibrar la final. El intercambio de golpes de los dos primeros parciales dio paso a un recital blanco atrás.

Los fuegos artificiales del Madrid son una de las señales distintivas de la «era Laso». La más deslumbrante, pero lo que ha hecho grande al actual Real Madrid es el trabajo del bloque, la implicación de cuantos más jugadores mejor. Estrellas, secundarios... se trata de que todos sumen en los dos lados de la pista. Y es que si al talento ofensivo de la plantilla se le añade la actividad atrás suceden cosas como la del tercer cuarto. Después de encajar 52 puntos antes del descanso, Laso recurrió al quinteto habitual en los tiempos difíciles. Cuando las lesiones se multiplicaban, en pleno invierno, el técnico recurría a Campazzo, Causeur, Thompkins, Tavares y Taylor o Doncic. El base esloveno fue ayer el quinto elemento y el líder de un grupo que fulminó al Baskonia para equilibrar la final.

Los cinco triples sin fallo de Janning en los dos primeros cuartos fueron la proa del mejor Baskonia, el del primer partido. Poirier mandó por dentro, el equipo corrió y los triples entraron con una facilidad (9/13) preocupante para el Madrid. Eso era la luz, pero hubo un contratiempo que se convirtió en decisivo. En un contraataque, Voigtmann se torció el tobillo derecho al pisar a Doncic. El pívot alemán había sido decisivo en el primer capítulo. Fue él quien desactivó la amenaza defensiva permanente que es Tavares, siempre y cuando esté dentro de la zona. El primer día Voigtmann anotó (11), reboteó (7) y obligó a Laso a sentar al gigante africano por la constante amenaza del baskonista desde la línea de tres. El Baskonia colapsó en el tercer cuarto y la que podía haber sido una de las soluciones estaba fuera de concurso. No encontró Pedro Martínez alternativas. Shengelia estuvo fuera de onda y a Janning, Huertas y Vildoza los devoró el perímetro blanco.

Con Tavares sembrando el pánico (4 tapones), Doncic decidió que había que liquidar el partido cuanto antes porque en poco más de 24 horas llega el tercer capítulo. Luka cogió la manija y no la soltó. Anotó, asistió, defendió y encontró como mejor colaborador en ataque a Thompkins. El estadounidense, con la renovación pendiente, demostró que de talento está sobradísimo. Era algo conocido, pero si además le añade detalles en la «pintura» se convierte en un peligro público. Anotó 16 puntos en 17 minutos. El despegue madridista del tercer cuarto (31-13) partió del muro atrás.