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Euroliga

Sergio Rodríguez: “Cuando me retire, si encuentro algo que me llene sé que no va a ser ni la mitad de lo que lo hace el baloncesto”

Seis años después de su salida, el base ha regresado al club blanco con un grupo “de mucho nivel” que afronta la Euroliga como favorito

Sergio Rodríguez, en uno de los primeros partidos de esta temporada
Sergio Rodríguez, en uno de los primeros partidos de esta temporadaVICTOR CARRETEROREAL MADRID

Sergio Rodríguez (12-6-1986, Santa Cruz de Tenerife) es el jugador del Madrid que más reciente tiene el título de campeón de Europa. Lo fue con el CSKA en 2019. Ha regresado a la que considera su casa seis años después de emprender su última aventura en la NBA y haber pasado dos años en Moscú y tres en Milán. Uno de los referentes en la primera etapa de la «era Laso» ha vuelto para seguir disfrutando en un equipo que «tiene de todo».

¿Quién se alegró más del regreso al Madrid: usted, su mujer Ana o sus tres hijos?

La situación natural, la evolución de nuestra vida era regresar a Madrid. Hemos estado toda la familia muy bien en Milán, el colegio estaba muy cerca de donde vivíamos, era una vida agradable y en el baloncesto iba progresando a nivel personal y con el equipo, pero claro en cuanto llama el Madrid... Me llaman desde mi casa y vuelvo en un momento personal y del equipo muy ilusionante.

¿Se ha encontrado el club muy cambiado?

En estos seis años no han cambiado muchas cosas. He tenido mi timing con el regreso a la NBA y el equipo ha tenido el suyo con un bloque fortísimo y la verdad es que no nos ha ido nada mal a ninguno de los dos. Recuerdo que nos trasladamos a Valdebebas en el último tramo de mi última temporada aquí y el club, como siempre, está a un nivel muy, muy alto. Con algunos jugadores no había compartido vestuario, pero como nos habíamos enfrentado antes nos conocemos de sobra. Con otros como Rudy o Sergi llevo casi 20 años. Manteníamos la relación en la selección y también al margen del baloncesto en los últimos años así que reencontrarnos ha sido una gran alegría.

Ver que se acerca el final, ¿ayuda a disfrutar más?

Estoy en una etapa en la que hay que pensar que se trata de disfrutar cada día, de aprovechar cada momento. Hay que competir al máximo porque soy consciente de estar en una situación muy especial con 36 años. Llevo 19 años como profesional y no tengo que pensar más allá. El baloncesto me encanta y hacer todos los días lo que más me gusta y en un lugar como el Madrid son motivos para disfrutar.

Con tres hijos, ¿le sirve el baloncesto también como válvula de escape?

Me gusta mucho estar en casa con mi familia. Poder compartir tiempo con mis tres hijos y mi mujer es algo muy especial. Lo peor del deporte profesional son todos los viajes que estás obligado a hacer y que te tienen fuera de casa. Soy muy de hacer las rutinas de mi casa a diario, de llevar los niños al colegio, de recogerlos y eso con los viajes es imposible. Los veranos en los que ya no he estado con la selección he podido aprovecharlos al máximo en ese sentido.

¿Tuvo algo que ver su último año en la NBA, en los Sixers, con los anteriores en Portland, Sacramento o Nueva York?

No, fue diferente. En Filadelfia lo pasamos muy bien porque sólo estaba Carmela y no teníamos todas las responsabilidades familiares que llegaron luego. Volver a la NBA fue un desafío porque llegué a un grupo joven que estaba creciendo y que jugó a un alto nivel. Fue muy especial porque salí de mi zona de cónfort que era el Madrid. Recibimos visitas de mucha gente, nos divertimos mucho y la temporada la acabamos pronto.

Recuerdo una conversación a su llegada a Moscú, al CSKA, en la que hablaba de un club muy familiar...

En el CSKA disfruté mucho. Llegar a un club en el que estás obligado a ganar todos los partidos a mi me hace disfrutar mucho y en eso el Madrid es único. En Moscú competimos muy bien, gané una Euroliga, hice buenos amigos y el entorno era agradable. Lo peor fue el clima y el idioma, pero nos adaptamos bien y, además, fue el embarazo y el nacimiento de Greta.

¿Con qué se queda de los tres años en Milán?

Con que han pasado muy rápido. No fue fácil por el tema de las restricciones en la pandemia, pero es un club muy especial y una ciudad en la que nos hemos sentido muy a gusto, hubo una buena conexión con la ciudad. Y luego está la relación con Ettore –Messina– que ha sido fantástica.

¿Cómo es Chus Mateo?

En mi carrera he tenido mucha suerte porque he dado con grandes entrenadores. Y Chus Mateo tiene la experiencia de haber estado en muchos momentos importantes en los últimos años del club. De momento va todo genial y se está conservando la herencia y el estilo de Pablo –Laso–.

Algunos pensamos que la actual plantilla es la mejor en mucho tiempo, que hay un plantillón...

Sí, hay un plantillón. Tenemos de todo. Hay talento, físico, juventud, experiencia... para jugar en el Real Madrid hay que estar muy preparado y la gente que está aquí lo está. Después de la gran temporada pasada, el equipo cuenta con muchas armas tanto ofensivas como defensivas. Los dos cincos que tenemos –Tavares y Poirier– son muy dominantes. Se trata de que estén involucrados en el juego en los dos lados de la pista y eso nos hará muy potentes. Luego hay mucho nivel en gente como Musa, Hezonja, Yabusele, Deck, están también los lesionados... Ahora se trata de construir un equipo y si nos organizamos bien...

Y ya si llegara Campazzo...

Todos sabemos el potencial que tiene el Facu. Veremos...

Con 36 años algún ex compañero suyo como Jayce Carroll tenía muy claro su futuro cuando dejase el baloncesto, ¿sabe qué hará el día que lo deje?

Firme por un año y ya veremos luego qué sucede. Ahora se trata de disfrutar del Madrid y el futuro a medio plazo lo veo también aquí. Estoy tratando de formarme en diversos campos, pero a los que nos gusta mucho jugar es complicado pensar en el momento de la retirada. Cuando me retire, si encuentro algo que me llene sé que no va a ser ni la mitad de lo que lo hace el baloncesto.