Real Madrid

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El Chiringuito de Pedrerol: Suerte que me hiciste caso

El Chiringuito de Pedrerol: Suerte que me hiciste caso
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Cristiano entendió que debía descansar para llegar a tope a partidos como el de mañana ante la Juve, y por eso no viajó a Las Palmas en plena carrera por el pichichi.

Lo que te costaba, ¿eh, Cristiano? Que difícil te resultaba descansar. Lo querías jugar todo. Pensabas que no podías estar un domingo en casa. Creías que jugarlo todo te hacía más grande. No, Cristiano. Te lo dije hace casi dos años, en vísperas de la final de Milán. Te lo eché en cara. No era bueno ni para ti ni para el Madrid. Y me gustó mucho tu respuesta: «Te haré caso». Era medio en serio medio en broma. Seguramente Zidane también influyó.

Recuerda Lisboa. La complicidad con el técnico francés fue clave para que entendieras que saber dosificarte era fundamental en esta parte de tu carrera. Debes llegar al cien por cien a los finales de temporada, donde se decide todo. ¿Recuerdas aquella final de Lisboa? Estabas totalmente roto. Apenas pudiste entrar en juego. No descansaste nada durante la temporada y lo pagaste en esa final de la Décima que casi se os escapa. No estuviste en el momento más importante. El madridismo siempre te necesita, sobre todo en esos partidos. En las citas decisivas. En los choques que deciden campeonatos.

Más solidario. Comenzaste la Liga perdiéndote las cuatro primeras jornadas por sanción y te costó mucho hacer goles en la primera vuelta, pero has recuperado el olfato y de qué forma. Ya has igualado los 22 goles de Luis Suárez y estás a sólo cuatro de Messi en la carrera por un pichichi que hace nada parecía inalcanzable. Y, pese a todo, eres capaz de saltarte el partido de Las Palmas para coger fuerzas. Eres un Cristiano más solidario, más compañero, más pendiente de los demás, más preocupado por el equipo.

Has recuperado la sonrisa, y esa es la mejor noticia para un Madrid que está en su mejor momento de la temporada. Esos goles que no llegaban ahora son un póker ante el Girona o tres tantos en la eliminatoria contra el PSG. Has vuelto a recuperar la confianza, esa que necesitan los goleadores. Y tú eres uno de ellos. El mejor de ellos.

Tu escaparate. Vuelve la Champions. Tu competición. Donde nunca fallas. Llevas 12 tantos, más que nadie en esta edición. Eres el máximo goleador de su historia. La has ganado cuatro veces. Te motiva esa musiquita más que nada. Sabes que es el mejor escaparate para demostrar que sigues siendo el número uno, y no se te escapa que los Balones de Oro y premios «The Best» se construyen en partidos como el de mañana ante la Juventus.

¿Dónde mejor? Llevas días visualizando a Buffon, al que vacilaste llamando «viejito», con cariño, en la gala de la UEFA en agosto. Te lo vuelves a encontrar después de marcarle dos goles en la final de Cardiff. Le hicisteis cuatro a la mejor defensa del campeonato. No te da miedo la portería ni las situaciones complicadas. No sufres con la presión. Disfrutas con ella. Es lo que te gusta. Y si la Champions es tu competición, el Madrid es tu equipo. No dejes que te mareen. No serás más feliz en ningún otro sitio. Y lo seguirás siendo aunque llegue Neymar. Vaya pareja haríais. ¿No te apetece?