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Alaphilippe guarda el arcoíris

El francés da una exhibición en Flandes para ganar su segundo Mundial consecutivo. Van Baarle se lleva la plata y Valgren, el bronce

Alaphilippe entra en meta celebrando su segundo Mundial consecutivo
Alaphilippe entra en meta celebrando su segundo Mundial consecutivoJulien WarnandEFE

Julian Alaphilippe es el dueño del arcoíris, como antes lo fue Peter Sagan o, más atrás, Óscar Freire. Un ciclista diseñado para ser campeón del mundo, aunque sea en circunstancias adversas, con un tiempo poco amable y con un recorrido que llevaba escrito el nombre de Wout Van Aert.

El belga era el favorito para ganar en Flandes, territorio ideal para dejar atrás su leyenda de segundón en campeonatos de este tipo. Hace una semana fue segundo en el Mundial contrarreloj, la misma posición en los Juegos Olímpicos y en el Mundial del año pasado contra el crono. Por eso, los aficionados belgas pedían a Alaphilippe que parara cuando marchaba solo hacia la meta.

«Eso me dio más motivación», confesó en la meta. Aunque la verdadera motivación era otra, su hijo Nino. «Quería darlo todo por él», explicaba. Y también por su pareja, la ex ciclista y ahora comentarista de la televisión francesa Marion Rousse, que lo esperaba en la meta para ser la primera en felicitarlo.

Aunque al francés no le hace falta ningún añadido de motivación. Siempre quiere ganar y no para de atacar hasta que lo consigue o revienta. En el intento definitivo le ayudaron Senechal y Madouas, sus compañeros de selección, que apretaron el ritmo en el grupo de favoritos para desgastar a los rivales y para lanzar al campeón.

Y allá se fue Alaphilippe, con 21 kilómetros por delante, a guardar el arcoíris un año más. Nadie pudo seguirlo, el francés no aflojó el ritmo y por detrás Van Aert perdía terreno hasta quedarse sin la posibilidad de luchar por las medallas. Van Baarle y Valgren se llevaron la plata y el bronce.

Alaphilippe mantuvo la mente fría en esa carrera de persecución en la que convirtió los últimos 20 kilómetros del recorrido. «Es horrible. Tenía que tomármelo con calma porque era muy duro», reconoce.

Y ahí fue donde encontró la fuerza en su hijo Nino. Pero el Mundial será también para su padre, Jo Alaphilippe, un director de orquesta reconocido que falleció el año pasado. A él el dedicó su único triunfo en el Tour del año pasado. Hacía apenas dos meses de su fallecimiento y siempre fue un gran apoyo para él, aunque le hubiera gustado que se dedicara a la música, como él. Para Julian era importante sentir el apoyo de su padre en los últimos años de vida, cuando vivía sus triunfos desde una residencia. Ahora el relevo lo ha tomado su hijo Nino. Y Alaphilippe ya es mucho más que el relevo de Valverde en las clásicas.

España, mientras sigue buscando a alguien que ocupe el lugar del murciano. El español mejor clasificado fue Iván García Cortina, en el puesto 23.