Primera victoria
Carlos Verona se estrena a lo grande con victoria de etapa en el Dauphiné
El ciclista madrileño de Movistar resistió la embestida de Roglic para conseguir su primer triunfo como profesional
Carlos Verona sentía desde lejos la llegada de un avión por detrás. Tenía cerca ya su primera victoria profesional, pero se acercaba el final y sentía el aliento de Primoz Roglic. Su cabeza iba restando camino de la meta: último kilómetro, quinientos metros, trescientos, doscientos. La meta más cerca y Roglic que no llegaba. Miró atrás, levantó los brazos y sintió la emoción de la primera vez. Lograba su primera victoria profesional y lo hacía en un gran escenario como el Dauphiné. Una bonita manera de estrenarse.
Verona, que logró meterse en la escapada buena del día, estaba liberado después de que Enric Mas se descolgara muy lejos de la meta. Estaban subiendo todavía la Croix de Fer, quedaban todavía 33 kilómetros cuando perdió de vista a los mejores. Acostumbrado a trabajar para sus líderes, el madrileño ya no tenía que preocuparse de nadie más que de él. Y en la subida al último puerto, el de Vaujany, ya sólo le molestaba Kenny Elissonde, un veterano escalador que ganó en el Angliru en 2013.
Verona, que fue un ciclista precoz, que debutó a los 19, ha tenido paciencia en su carrera. Y ahora que se asoma a los 30 levanta los brazos por primera vez. Aunque Roglic le hizo dudar. El esloveno siempre tiene hambre, y una vez descartado su compañero Wout Van Aert, que llegaba a esta penúltima etapa como líder del Dauphiné, lo quería todo, el triunfo parcial y el maillot amarillo de líder de la general. Cuando arrancó, los segundos comenzaron a descontarse con facilidad. Pero Verona aguantó y Roglic tuvo que “conformarse” con el liderato.
«Es increíble. Llevo 12 años de profesional, pienso que siempre a un buen nivel y mejorando, pero siempre me ha faltado la victoria, nunca he sido ganador. Cuando estaba en la fuga decía: ‘Tiene que ser hoy’. Ya conocía el final, porque vinimos a reconocer etapas del Tour y aprovechamos para ver este final con el equipo», explica el ciclista de Movistar.
«En el final pensaba: ‘’Ya verás, con la suerte que tengo, me viene Roglic como un avión y me va a pasar…’’ He hecho una cronoescalada; tenía a Patxi [Vila], que es mi entrenador, atrás dándome ánimos y referencias. He sufrido, sufrido, sufrido, y sólo a 200 metros de meta he mirado para atrás para asegurarme, porque iba en un nivel de agonía increíble, y he disfrutado muchísimo. Me he acordado de mi mujer e hijos, porque es mucho tiempo lejos de ellos, en altura, compitiendo… son mi motivación. Esta victoria va por ellos y por el equipo. No están siendo años fáciles y nos la merecemos», dice Verona. Feliz.
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