Vuelta a San Juan
Quinn Simmons, un seguidor de Trump en el autódromo de Villicum
El estadounidense sorprendió a los velocistas en la llegada al circuito y se lleva la tercera etapa de la Vuelta a San Juan
Quin Simmons ahogó el grito de los aficionados argentinos presentes en el autódromo de Villicum para ver el final de la tercera etapa de la Vuelta a San Juan. El estadounidense aguantó el ataque que lanzó ya dentro del circuito sin ceder ante el empuje de Maxi Richeze, el ídolo local, que en marzo cumplirá 40 años y que se retira cuando acabe esta carrera.
Richeze es el corredor más representativo del ciclismo argentino de los últimos años. Un lanzador ejemplar para los esprínters con los que ha trabajado. Gaviria, Jakobsen y Cavendish han aprovechado su sabiduría para guiarlos en las llegadas. Pero este año no ha encontrado acomodo en el World Tour a pesar de las promesas que le hizo Cavendish de llevarlo con él adonde fuera. Pero el británico ha firmado por el Astana y Maxi apura sus últimos días como ciclista profesional embutido en el maillot de la selección argentina para poder despedirse de su afición en la carrera en la que todo empezó.
Richeze cierra el círculo en San Juan y quería hacerlo con una victoria. Tiene tiempo todavía, pero estuvo cerca en Villicum, el circuito donde comenzaba y terminaba la etapa, como su carrera ha hecho en San Juan. Allí, donde los ciclistas se repartían los boxes como si fueran los equipos del Mundial de Superbikes que se disputa en este autódromo, luchó por la victoria hasta el final.
“Me deja sabor amargo. Esta era la primera etapa que tenía marcada para buscar un resultado”, explicaba el argentino después de la etapa. “Vengo con muy buenas sensaciones, pero no puedo competir en el esprint masivo. Llevo desde junio del año pasado sin correr. Se me anticiparon y me la jugué, pero estamos hablando de un gran corredor. Me dejé todo, no me quedó nada de fuerzas para intentar ganar. Tiene más resistencia que yo y mi idea era partir un poco más arriba. Salí, pero no pude cerrarle el hueco rápido”, explica.
A pesar de casi doblar la edad de Simmons y de los 40 grados que castigaban el asfalto y las espaldas de los corredores, Richeze estuvo cerca. Pero sólo pudo ser segundo, con todos los favoritos para la llegada detrás. El primero de ellos, Sam Bennett, que refuerza su liderato con los segundos de bonificación que le concede la tercera plaza.
Simmons aguantó las embestidas de los velocistas. La carrera del estadounidense es corta, pero intensa. Hace dos años fue suspendido por su equipo por un comentario racista en un tuit en el que se declaraba votante de Trump. El ciclista del Trek, que entonces sólo tenía 19 años respondía diciendo adiós con un emoticono de una mano de color negro al tuit de un comentarista de ciclismo en el que decía que los seguidores de Trump podían dejar de seguirlo.
“Mantenemos un alto estándar ético para todo el personal y la dirección de Trek y nuestros corredores no son una excepción. Creemos que Quinn tiene un futuro brillante como profesional, que puede aprovechar esta oportunidad para crecer como persona y hacer una contribución positiva a un futuro mejor para el ciclismo”, decía el mánager del equipo, Luca Guercilena.
Muchas opiniones animaban al equipo a despedirlo, pero el Trek confió en él, en su futuro, a pesar del incidente y de la suspensión. Simmons pidió perdón y en la Vuelta a San Juan ha conseguido su primera victoria de la temporada.
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