Sin victoria española

Luis León roza la gloria

El murciano se quedó a 100 metros de culminar un triunfo desde la fuga en la cima de Megève

Luis León Sánchez estuvo cerca de la victoria
Luis León Sánchez estuvo cerca de la victoriaGUILLAUME HORCAJUELOAgencia EFE

Habría sido un momento perfecto. Para alzar los brazos y romper la larga sequía de los ciclistas españoles en el Tour de Francia, que ya se prolonga más de lo deseable. Pero, al final, 100 metros fueron demasiados. Luis León Sánchez estuvo a punto de ganar en la cima de Megève y volver a poner la bandera española en la Grande Boucle por primera vez desde 2018. Finalmente, no pudo lograr la hazaña y se tuvo que conformar con entrar tercero en meta. La gloria tendrá que esperar.

En su segunda fuga de kilates en lo que llevamos de carrera, “Luisle” entró en un grupo de 25 corredores -también iba Ion Izagirre- que se jugaron la etapa. Tardó la fuga hasta 60 kilómetros en hacerse. Y eso es sinónimo de desgaste en el pelotón, que a buen seguro tendrá que pagar la factura en los próximos dos días de Alpes. Dos jornadas muchísimo más duras y en las que los aspirantes a la victoria en París deberán dar un paso al frente.

Hace tiempo que Luis León debió perder la cuenta de cuántas escapadas de este tipo ha cogido. Muchas de ellas las resolvió con éxito. Estamos, sin género de duda, ante uno de los grandes cazadores de etapas del ciclismo español en las últimas décadas. Y 47 victorias a lo largo de 20 temporadas de trayectoria deportiva son muestra más que suficiente de la calidad de un ciclista que camina hacia los 39 años de edad.

En la subida al Altiport de Megève, y después de incontables ataques, contraataques y escaramuzas entre los miembros de la escapada, Luis León lanzó su apuesta a cinco kilómetros de coronar la subida. Durante unos minutos pareció que, en parte gracias al gran trabajo de su compañero Wright -salió a todos los ataques de sus rivales a modo disuasorio-, podría culminar la hazaña.

Pero no estaba todo dicho. Faltando apenas 100 metros para llegar a la cima del puerto, Nick Schultz llegaba desde atrás para darle caza. Luisle, perro viejo, decidió esperarlo y tomarle la rueda para intentar batirlo al sprint en el falso llano final, que era menos falso llano y más subida de lo previsto. Así que, fruto del parón, fueron llegando Van Baarle (Ineos), Jorgenson (Movistar), Kämna (Bora) y así hasta 10 efectivos.

Incluido Magnus Cort Nielsen (Education First-EasyPost). El danés, uno de los grandes protagonistas de este inicio de Tour, aún buscaba el premio mayor. Y lo iba a lograr. Luisle todavía tuvo fuerzas para lanzar el sprint a 300 metros de meta, e incluso estuvo en cabeza del mismo hasta que, en los últimos 100, tanto Cort como Schultz lo adelantaron para que el danés terminase haciéndose con la etapa.

Tan cerca y, a la vez, tan lejos. Al nivel que está mostrando, seguro que habrá una nueva oportunidad para Luis León. Esta vez, la gloria se quedó casi al alcance de la mano.

Mal de altura

El Tour entra en un terreno hasta ahora desconocido en la presente edición: la alta montaña. Los Alpes, cadena montañosa de Europa por excelencia, hacen su puesta en escena tras la toma de contacto de ayer. Y lo hace con una etapa de las que deben decidir el Tour.

Y lo hace con una combinación de subida clásica y otra algo más innovadora, ambas superando esa barrera de los 1.800-2.000 donde las condiciones de presión atmosférica y oxígeno empiezan a variar. La altitud es uno de los elementos que más dudas crean en los ciclistas, y el Col del Galibier con sus 2.648 metros a lo largo de casi 30 kilómetros de ascenso va a ser una prueba de fuego. Además, tras el descenso, llega una subida quizá no tan “superventas” como el Col du Granon, pero que sube por encima de los 2.400 y tiene un nueve por ciento de pendiente media. El mal de altura llega al Tour dispuesto a quitar caretas.