Vuelta a España
Roglic, un campeón con tendencia a las caídas
El esloveno ya tuvo que retirarse dos veces del Tour y perdió un Dauphiné por ese motivo
Hay caídas que duelen en el alma y otras que dejan los músculos y los huesos castigados. Primoz Roglic las ha sufrido de todo tipo, pero el esloveno es un campeón que nunca se rinde y siempre se ha recuperado. Lo hizo cuando perdió el Tour en 2020 en la última contrarreloj, una cronoescalada camino de La Planches des Belles Filles y ha vuelto a hacerlo después de cada tropiezo.
La imagen de Roglic con las gafas descolocadas después de su caída a 75 metros de la meta de Tomares recordaba, aunque las circunstancias eran diferentes, a la de la última contrarreloj del Tour de 2020, cuando ni siquiera el casco estaba en su sitio. Llegó a la meta completamente desencajado. Quizá porque sabía que perdía el Tour o quizá perdió el Tour porque estaba completamente desencajado.
Aquel fue un golpe moral muy duro, pero del que supo recuperarse. Ya en los meses siguientes ganó la Lieja-Bastoña-Lieja y la Vuelta a España. Y todo parecía que volvía a ser como antes. Como un año antes, cuando había ganado su primera Vuelta y se había demostrado que era capaz de ganar una carrera de tres semanas.
La carrera española ha sido siempre su refugio. A la de 2020 llegó también después de otra caída que le castigó el cuerpo y el alma en el Dauphiné. Era líder cuando se fue al suelo en la penúltima etapa y, aunque pudo mantener el liderato, no tomó la salida en la etapa definitiva. Ese Dauphiné lo ganó Daniel Felipe Martínez.
La mala suerte se repitió en la París-Niza de 2021. En la última etapa sufrió una caída y una avería mecánica que le negaron la victoria final cuando era líder. El premio final fue para Schachmann.
En el Tour del año pasado sufrió una dura caída en la tercera etapa que le obligó a retirarse unas jornadas después. El esloveno caminaba con dificultad y después de acumular minutos perdidos todos los días decidió retirarse. Algo parecido a lo que le ha sucedido este año. La caída le llegó en la quinta etapa, la que atravesaba el pavé clásico de la París-Roubaix. Aguantó hasta la decimoquinta etapa y se marchó para casa.
La idea era preparar la Vuelta, pero también ha tenido que abandonar. Se levantará, como ha hecho siempre, pero en el pelotón y en el entorno del ciclismo, deja una duda. ¿Por qué se cae tanto? Unas teorías apuntan a su desarrollo tardío como ciclista. Otras, a que la sensación de riesgo es menor para él, que ha sido saltador de esquí. ¿Quién sabe?
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