Tour de Francia
El despegue de Carlos Rodríguez en el Tour
El joven debutante, la gran sensación del Tour, vela armas para la segunda semana con el calor como un gran aliado
Como para Carlos Rodríguez, 22 años, debutante en el Tour, todo es nuevo se le nota el doble la timidez intrínseca a su personalidad. En el día de descanso una veintena de periodistas de todo el mundo esperan sus frases al otro lado de la pantalla que el covid impuso y que los equipos se niegan a eliminar en las ruedas de prensa que ya nunca volverán a ser las mismas, cercanas, personales. Los tiempos modernos traen estas cosas. Por suerte, también savia nueva, regeneradora y tan necesaria para el ciclismo español que se deshace en elogios hacia él y hacia Juan Ayuso. Ellos son los nuevos estandartes del deporte del pedal en España. La mejor bandera posible, que sostiene en este Tour Carlos ante la ausencia de Juan por decisión técnica. El UAE bastante tiene con Pogacar, el alicantino de Javea entrena lejos de las cámaras, una vez superada su lesión de rodilla, para repetir el podio del pasado año en la Vuelta. Aquí en Francia, Carlos Rodríguez es quien lleva el peso. El descalabro de Mikel Landa, la caída el primer día de Enric Mas y su buen hacer le han puesto en el centro de todos los focos. Y a pesar de su timidez tremenda y del asedio de los periodistas, que cada vez lo miran con mayor interés, a Carlos nada parece ponerle nervioso. Un temple de hombre cuarentón en un niño callado, de rostro lozano sin una sola arruga que hable de edad, de experiencia, de años acumulados y batallas luchadas.
Y a pesar de eso corre como un veterano. El primer bloque del Tour, pasados ya los Pirineos y el Puy de Dome, le ha colocado cuarto en la general, a 2:20 del tercer escalón que ocupa Jai Hindley. «Llevo mucho tiempo trabajando para intentar llegar a mi mejor nivel sin saber dónde iba a estar. Si entre los cincuenta primeros o entre los veinte». Está mucho más arriba, peleando por algo más grande: colarse en el podio de París. «Estoy muy contento con el sitio donde estoy y veo que están respondiendo las piernas. Es mi primer Tour y estoy descubriendo la carrera».
Carlos es un diamante que empieza a lucir con brillo propio. Diésel, un ciclista que no da exhibiciones ni grandes ataques como Ayuso, pero que siempre está ahí.Un seguro de vida. En juveniles lo pulió la fundación Contador y desde entonces se ve las caras con Ayuso. Han crecido enfrentándose, haciéndose mejores el uno al otro. «Veo que estoy haciendo bien las cosas y quiero seguir así».
Su progresión, se comenta, está ya firmada para vestirse de azul Movistar a partir de la próxima temporada, donde recalará para compartir equipo con Enric Mas. Pero, aunque en el radio patio del pelotón ya se da por hecho, él prefiere ser cauto: «La persona idónea para preguntarle eso sería a mi mánager, no a mí», responde. Precisamente sus genes andaluces, criado al sol y el calor de Almuñécar, serán sus grandes aliados ahora que llegan los Alpes, el Grand Colombier, el Joux Plane y el Saint-Gervais Mont Blanc, donde se esperan temperaturas altas. «Será un factor a tener en cuenta, hará la carrera más dura y a mí creo que me vendrá bien. Estoy acostumbrado a pasar calor en casa y espero que sea un aspecto positivo».
De momento comparte liderazgo en el Ineos con Tom Pidcock, séptimo, a 5:26 del líder. «El equipo corre para protegernos a los dos y mientras sigamos respondiendo bien, va a seguir así. Es bueno tener dos bazas», afirma él. «Agradezco que la gente se fije en mí. No me supone una presión extra, sino una fuerza de más».
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