
Real Madrid
El alma se hizo central
Sergio Ramos es, según Zidane, el espíritu del Real Madrid. Es quien mejor refleja la lucha hasta el final, la épica del conjunto blanco.

Sergio Ramos es, según Zidane, el espíritu del Real Madrid. Es quien mejor refleja la lucha hasta el final, la épica del conjunto blanco.
La grada de animación, mientras Kroos esperaba en el córner a que se recuperase el portero del Dépor, cantaba: «Ramos, mete un gol». Sergio hacía gestos con la cabeza, como indicando a su compañero alemán dónde tenía que ponerla. Lucas Vázquez se situaba cerca de él para bloquear a quien quisiese seguirle. Y pasó lo que ya es una rutina, lo que es tan habitual que está dejando de ser sorprendente. Ramos marcó y al acabar el partido dio una pequeña vuelta al campo, al círculo central, saludando al estadio y tocándose el pecho, donde luce el escudo del Real Madrid.
El líder del vestuario
A diferencia de Casillas, que ejercía de capitán de manera más discreta, sobre todo los últimos años, cuando era la diana de todas las tormentas, Sergio Ramos vive la capitanía del Real Madrid de acuerdo con su carácter, con desparpajo, sin esconderse casi nunca. Él es así. La última vez que le criticaron en este principio de temporada, cuando estaba muy lejos de su mejor forma, salió ante los medios para asegurar que ya se hablaría bien de él. Ya se está en ello. Zidane manda, como entrenador que es, pero cuando llega la hora de los jugadores, de las reuniones entre ellos, el que habla, el que dice lo que hay que hacer es Ramos. Es capitán dentro del campo, en el vestuario y también fuera de él. Sabe que representa al Real Madrid y se estudia lo que hace en cada momento.
Jugada ensayada
Le preguntaron a Sergio Ramos, después del partido, si lo de meter goles decisivos en los minutos finales era costumbre, era fe o qué era. «Casualidad», respondió entre risas y de broma. Porque la primera vez puede ser un asunto de suerte, y quizá la segunda. Pero la tercera ya demuestra que la jugada se ha preparado varias veces y que, como dirían los clásicos, los mecanismos se llevan a la perfección. El que saca desde la esquina, el sábado Kroos; otro día Modric, sabe que ese balón tiene que volar cerca del primer palo, abriéndose. Allí va a aparecer Ramos. Jugadores como Lucas Vázquez, que no van a pelear por la pelota, molestan y bloquean a los futbolistas que pueden perseguir al defensa. Morata reconocía después del partido que en ese momento, no sabía si bloquear o ir al remate. Sergio Ramos, sin embargo, siempre va a por la pelota, también el otro central. Varane o Pepe, que suelen rematar bastante y, por supuesto, los futbolistas de ataque, Cristiano Ronaldo y Bale. El Real Madrid asusta por su capacidad en esas jugadas ensayadas.
Personalidad
«Mi objetivo es que a los que lleguen después de mí les cueste superarme», contó Sergio Ramos después del encuentro. En el Madrid todo el mundo destaca la ambición de Ronaldo, cómo se dedica al fútbol porque sabe que le va la vida en ello. Pero no muy lejos de él está la ambición de Ramos, un futbolista que destacó en el Sevilla y que cuando llegó al Madrid con 18 años lo hizo con la decisión de marcar una época en un lugar en el que los defensas casi siempre sufren. Cuando se cansó de ser lateral derecho, pasó a ser central. Ha habido muchos en el conjunto blanco, algunos dejaron huella; otros fracasaron ante la presión y la debilidad de esta posición en un equipo que se va al ataque sin miedo. Ramos se adaptó a su nueva función como ha hecho con casi todo en la vida: sin complejos de ningún tipo. El miedo escénico que se inventó Valdano afecta a los rivales, pero también a muchos jugadores locales, que nunca se acostumbran a la presión que es jugar cada quince días en el Bernabéu. Sergio Ramos sabe lo que es tener el ambiente en contra, e incluso durante el partido contra el Deportivo oyó, tras su error en el segundo tanto rival, cómo parte de la grada le pitaba. Le dio igual.
Alma de delantero
En el partido del Camp Nou, un par de jugadas antes de conseguir el tanto del empate, Sergio Ramos tuvo un remate que se marchó alto. En el gol de Mariano del pasado sábado, detrás del delantero, estaba el central por si le llegaba la pelota. El Madrid, mientras buscaba remontar, jugó con Morata y Mariano como delanteros centros puros y con Ramos casi instalado en esa posición, pese a que el equipo de Zidane ya sólo jugaba con tres defensas en ese momento. Le gusta jugar de delantero centro y no lo disimula. Si no fuese central, sería el punta del equipo.
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