MotoGP

El cortocircuito de Yamaha

Rossi y Viñales tocan fondo en Jerez y critican con dureza la electrónica de su moto. Maverick acumula dieciséis citas sin ganar

Valentino Rossi, durante un momento de las sesiones de ayer en Jerez
Valentino Rossi, durante un momento de las sesiones de ayer en Jerezlarazon

Rossi y Viñales tocan fondo en Jerez y critican con dureza la electrónica de su moto. Maverick acumula dieciséis citas sin ganar.

«No tenemos la respuesta», admite Rossi. Ha ganado nueve veces en Jerez, pero hoy le va a tocar sufrir en un sitio en el que está acostumbrado a disfrutar. El problema es que el pozo en el que se encuentra Yamaha es cada vez más profundo y ya han pasado 13 grandes premios desde la última victoria de la marca japonesa. Fue en Assen, 2017, donde se impuso Valentino. Desde entonces, nada de nada, mientras Ducati y Honda se repartían el pastel, crecían y monopolizaban las últimas victorias: Dovizioso (5), Márquez (7) y Crutchlow (1).

Hace ya casi un año que Maverick no se sube a lo más alto del podio, después de un comienzo de 2017 arrollador. En Jerez empezó su calvario, que sólo tuvo alivio en Le Mans. Era el 21 de mayo de 2017 y ya se han arrancado 16 hojas del calendario sin que la racha se corte.

Los dos pilotos oficiales del Movistar Yamaha apuntan a la electrónica como causa del problema. Las otras marcas se han desarrollado en este apartado, mientras ellos sienten que se han estancado. Están en un cortocircuito permanente del que sólo escapa Zarco, un piloto satélite que, para colmo, va con una moto antigua. «No creo que la clave de Johann sea su estilo de pilotaje. Es más ligero y esto hace que castigue menos los neumáticos, simplemente», explica Valentino, que tuerce el gesto cuando escucha este nombre. El agente del galo confesó a Eurosport que «Il Dottore» lo había vetado para el año que viene y por eso Zarco ya ha firmado dos temporadas con KTM. Rossi sigue mandando mucho dentro de la fábrica de los tres diapasones y no sólo puede haber influido en la pérdida de un chico con talento y mucho futuro, sino también en el declive de Viñales el curso anterior. El español se lamentaba de haberse perdido en miles de cambios que no les llevaron a ningún lado. Por eso decidió volver al principio, y parecía que en este comienzo de 2018 la cosa mejoraba. En Jerez, la situación para ambos es crítica, saliendo décimo y undécimo en parrilla: «Será difícil. Prefiero dejar la mente en blanco y a ver qué pasa. El cambio tiene que venir de la electrónica. Hemos probado todo y el límite siempre es el mismo, así que hasta que no demos un paso real adelante en la electrónica va a ser muy difícil mejorar», cerraba Maverick mordiéndose la lengua. Rossi criticó también abiertamente a la electrónica, que más que ayudar perjudica, y anunció que con la temperatura alta que hoy se espera el horizonte es negro.

«La Yamaha tienes que pilotarla muy fino y parece que Zarco lo hace», lanzaba ayer Lorenzo con la frialdad de un ex. Él es el último campeón con la marca, pero no se sentía querido del todo en un equipo que, quizá, tiene que empezar a pasar la página de Valentino.