Giro de Italia

Ciclismo

El Giro de Carapaz

El ecuatoriano confirma su triunfo en la última contrarreloj y Landa se queda a ocho segundos del podio

Richard Carapaz besa el trofeo de ganador del Giro del año pasado
Richard Carapaz besa el trofeo de ganador del Giro del año pasadolarazon

Chad Haga no podía dejar de llorar sentado en el lugar reservado al hombre que marca el mejor tiempo en la contrarreloj cuando vio que el tiempo de Primoz Roglic quedaba lejos de la posibilidad de arrebatarle el primer puesto de la etapa. Las lágrimas del estadounidense eran también las de la esperanza para Mikel Landa, ilusionado con la posibilidad de mantener su lugar en el podio. Pero le faltaron ocho segundos para contener a Roglic y conservar la tercera plaza. Otro podio que se le escapa por segundos, como le sucedió en el Tour de 2017, donde sólo un segundo le apartó de la foto de los tres mejores.

El desconsuelo de Mikel era secundario al lado del objetivo principal de él y de todo su equipo, mantener la maglia rosa de Richard Carapaz. Haga volvió a llorar cuando vio entrar a Nibali en la meta. Su victoria ya era definitiva porque el Tiburón rodaba mejor que el líder., el último que quedaba por llegar. Recortó las diferencias en unos apreciables 49 segundos, pero la ventaja del ecuatoriano era tan grande que podía permitirse no arriesgar en el recorrido. Le sobraron un minuto y cinco segundos para ser el mejor de la carrera.

Carapaz disfrutó del momento cuando cruzó la última línea. Era el momento de liberar la emoción, consciente del tamaño de su hazaña. Un triunfo histórico el del ecuatoriano, que sitúa a su país en el mapa de los ganadores de una gran vuelta. "Ha sido la contrarreloj másdura de mi vida. He sufrido desde el primer momento", confesaba con las lágrimas asomando.

La contrarreloj más difícil y la más feliz. Comenzaba la carrera con la esperanza de repetir su actuación del año pasado -fue cuarto- y con la misión de acompañar a Mikel Landa en su pelea por ganar la carrera. Pero fue Mikel el que acabó pendiente de su compañero, que se ha sumado sin hacer demasiado ruido, sólo reclamando su sitio en la carretera, al tridente de líderes del equipo Movistar.

Carapaz ha sido siempre un compañero generoso para sus jefes. Por eso el instinto de Landa al acabar la etapa del sábado fue abrazarlo para felicitarle por el éxito. Carapaz es el nuevo hombre de rosa, el dueño de Giro durante el año que queda por delante.