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Enemigo público número uno

En el mejor momento de su carrera ha sufrido tres agresiones en el último mes

Ricky, después de una de las tres agresiones que ha recibido en marzo
Ricky, después de una de las tres agresiones que ha recibido en marzolarazon

En el mejor momento de su carrera ha sufrido tres agresiones en el último mes.

En su séptimo año en la NBA el mejor Ricky Rubio se ha convertido en pieza de caza mayor para los rivales. Nadie ha sufrido tres agresiones como él en las últimas tres semanas. El 2 de marzo, ante sus ex de los Timberwolves, Jeff Teague se fue a por Ricky en un contraataque. El empujón le mandó a la grada y al agresor, al vestuario. Hace una semana la agresión fue doble. Los Jazz se medían a los Suns de Phoenix y Dudley empujó primero. «Ricky se tiró solo y exageró mucho la caída», dijo luego. Su compañero Marquese Chriss le propinó otro empujón. Ambos fueron expulsados y multados con 25.000 dólares. El último acto violento lo protagonizó el base de los Hawks Dennis Schröder. El alemán le soltó un manotazo en el último cuarto que acabó con el español por los suelos. La conclusión en Utah después de los incidentes es que los rivales buscan desestabilizar al líder del equipo, un Ricky que vive su mejor temporada en Estados Unidos y que busca culminarla con su primera presencia en los «playoffs». Él apunta en esa línea. «Cuando las cosas van bien hay equipos que buscan vías diferentes para desequilibrar», confesó a Radio Marca.

Después de seis años en Minnesota y de ser traspasado porque se le acusaba de estar por debajo de las expectativas y de cierta tendencia a lesionarse, Ricky no sólo ha cambiado físicamente. «¿Quién es el jugador que se parece a Ricky Rubio?», se preguntaba algún medio estadounidense. Su barba, su pelo y sus tatuajes han acompañado un cambio en su juego. Como ya se adivinó en el pasado Eurobasket, Ricky es más agresivo, mira más el aro. En Utah hay quien ha «agradecido a Dios» la llegada del base de El Masnou. Él anota más que nunca –ver cifras–, lo hace con mejores porcentajes de tiro y es el líder de una de las revelaciones de la temporada.

Los Jazz están donde nadie les esperaba hace no mucho tiempo. Son octavos en la Conferencia Oeste (41/32), el último lugar que da acceso a los «playoffs», y están a solo tres victorias de los Blazers, terceros. La trayectoria del equipo es sorprendente. Sufrieron diez derrotas en los primeros dieciséis partidos; quince derrotas en 19 partidos entre diciembre y enero... Todo ha cambiado en los dos últimos meses. El 22 de enero estaban 19/28 y desde entonces su balance es 22/4, el segundo mejor de la Liga sólo por detrás de los Rockets de Houston. Y Ricky es una pieza clave en el entramado del equipo de Salt Lake City. Lleva tres partidos seguidos anotando 20 puntos o más; ha tenido actuaciones de 30 y 34 puntos; triples ganadores... Por eso su entrenador, Quinn Snyder, asegura que «es un jugador que entiende el juego». Snyder, que fue ayudante de Ettore Messina en el CSKA, es un enamorado del juego colectivo y la defensa y eso hace que Ricky se sienta especialmente cómodo. Los Jazz son el segundo mejor equipo atrás de la Liga sólo por detrás de sus últimos verdugos, los Spurs de Pau Gasol. El dato que mejor habla de su defensa es que en los últimos 15 partidos sólo encajan 95 puntos de media, una de las mejores defensas de todos los tiempos.

La clave, además de Ricky, es la presencia del gigante francés Rudy Gobert. El pívot apunta al mejor defensor de la Liga y en un equipo coral también destaca la presencia de Joe Ingles (ex de Granada y Barcelona) y el novato Donovan Mitchell (número 13 del último «draft» y ganador del concurso de mates). Ricky es feliz en Utah: «Estoy en un momento muy bueno de madurez y de físico y tengo que aprovecharlo», asegura el español.