Fútbol

La terrible historia del compañero de Maradona que sufrió tres paros cardíacos y un derrame cerebral en un partido

Estuvo 17 días en coma y le quedó una parálisis en la parte izquierda de su cuerpo

Hernán Florentín posa con la camiseta del Nápoles que le regaló Diego Maradona.
Hernán Florentín posa con la camiseta del Nápoles que le regaló Diego Maradona.Infobae

El paraguayo Hernán Florentín, que ahora tiene 44 años, disfrutó de lo mejor del fútbol, de lo que significa jugar con los mejores y estar en la élite, pero este deporte también estuvo a punto de provocarle la muerte. Fue el 28 de octubre de 2000, cuando jugaba en All Boys de Argentina. En un partido contra Central Córdoba cayó mal en una jugada y se golpeó la cabeza contra el suelo. Como consecuencia de ese golpe sufrió tres paros cardíacos y un derrame cerebral que le tuvo 17 días en coma. El fútbol se acabó ese día para él y comenzó su lucha por seguir viviendo. “El médico del club me salvó la vida. Me quedaron secuelas. Tengo parálisis en toda la zona izquierda”, recordó en Infobae.

Internacional con Paraguay, Florentín fichó por Boca Juniors cuando tenía 17 años. Allí coincidió con Diego Maradona, Claudio Caniggia, Juan Román Riquelme, Martín Palermo o Diego Cagna. De su paso por Boca, donde solo jugó seis partidos y estuvo nueve meses de baja por una lesión en un tobillo, Florentín nunca podrá olvidar lo que supuso compartir vestuario con Maradona: “Fue lo máximo como jugador y como persona, un ser extraordinario. No cualquiera puede decir que tuvo la oportunidad de compartir con Pelusa el mismo equipo Era muy divertido y se la pasaba contando anécdotas de su paso por Italia”.

El exfutbolista paraguayo recuerda el regalo que le hizo Maradona: “Soy tan admirador de Maradona que durante un entrenamiento me acerqué y le dije: “Hola Diego. Quiero tener un recuerdo tuyo. ¿Qué me puedes regalar? Lo que sea que tengas. Cualquier media o pantalón”. Me respondió: “Voy a ver que te traigo mañana”. Al otro día, al término del entrenamiento en Ezeiza, me dijo: “No me olvide de vos, paragua”. Y sacó del bolso una camiseta del Nápoles de cuando él jugaba. Me quería morir delante de él y de mis compañeros. Otra vez, se me puso la piel de gallina. Me fui a llorar como un niño. Viví un momento único”.

Después de quedar libre con Boca probó sin mucha fortuna en el Colonia de Alemania y en el Brescia de Italia y en junio de 2000 fichó por All Boys. En octubre sufrió su terrible accidente: “Llegó un centro largo y saltamos tres jugadores a cabecear. Me quise apoyar en Martín Méndez, mi compañero, y en el 11 de ellos [Gustavo Medina]. Salté más alto que los dos y perdí el equilibrio y al caer, mi cabeza impactó dos veces contra el suele y quedé desorientado. Me sacaron en camilla y vomité en el vestuario. En ese momento, ya me sentía mal, pero estaba consciente. Pidieron la ambulancia. Me acostaron en la vereda del club y ahí me dio el primer paro cardíaco. En el trayecto al hospital Argerich, en donde luego me operaron por un derrame cerebral, tuve dos paros cardíacos más. El médico de All Boys, Daniel Tomasone, me salvó la vida, porque me hizo respiración boca a boca. Ingresé al quirófano a las 19:00 horas y duró 10 horas la operación. Llegué con mucho coágulo de sangre en el cerebro, ya que mis venas se rompieron. Y me tuvieron que drenar la sangre para poder operarme. Estuve 17 días en coma”.

Florentín tuvo que estar tres años de rehabilitación y está muy agradecido al trato que le dispensó All Boys, que se hizo cargo de todos los gastos que generó esa larga recuperación.

Ahora, su vida está lejos del fútbol, pero no pierde la esperanza de regresar a este deporte: “Vivo en Ypané, a 30 km de Asunción, en mi lugar de origen. Estoy trabajando como empleado administrativo en la Empresa Eléctrica Ande (Administración Nacional de Electricidad), mientras busco la manera de regresar al fútbol como director técnico, ya que me gradué en la escuela de Educación Física de mi país”.